POV SOPHÍA Los días después del funeral de papá fueron una neblina de dolor y silencio. La mansión se sentía vacía, a pesar de la presencia de Valentina y Victoria. Había demasiados recuerdos en cada rincón, demasiadas huellas de una vida que ya no existía. Me quedé con Valentina todo este tiempo, aunque…solo quería volver a mi departamento y la verdad es que Vale volvio a ser distante, fria y cruel conmigo, pero era mi deber protegela. Me culpaba por la muerte de nuestro padre. No podía dormir. Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro feliz de papá ese dia cuando le entregue su regalo, su sangre en mis manos minutos después, el eco de su voz pidiéndome perdón, su sacrificio no sera en vano. Juro que voy a hacerte justicia padre, lo juro. Y, sobre todo, sigo escuchando el murmullo del enmascarado en mi oído helando todo mi ser: "Esa bala no era para ti." Su voz volvía una y otra vez. Lo conocía. No podía explicarlo, pero había algo en su tono, en la forma en que pronu
POV DANTELa venganza es un motor. Uno que me ha sostenido antes, pero nunca con esta intensidad.Mis contactos se han movido rápido. Revisamos cada cámara, cada testigo. Pero este hijo de puta es un fantasma.Hasta que uno de mis hombres me entrega un informe con una pista.—Jefe, encontramos algo en la escena del crimen.— me informa.Alcé la vista, interesado.—Habla.—Una bala. Pero no cualquier bala. Es de fabricación personalizada. Solo unos pocos armeros en Nueva York y Madrid pueden conseguir algo así.Tomo el proyectil en mis manos. Lo observo. Siento cómo mi mandíbula se tensa.—Esto significa que el asesino tiene conexiones. Gente con recursos.Asiento.—Consígueme la lista de esos armeros. Y tráeme información sobre quién pudo haber comprado este calibre en los últimos seis meses.Mientras mis hombres trabajan, reviso la imagen de la foto otra vez. Ese reflejo en el vidrio… debe haber algo más ahí.¿Qué no estoy viendo?Mi teléfono vibra en mis manos, es Marcos. —Sucede al
POV DANTESalgo del departamento con pasos firmes, pero por dentro… por dentro, estoy hirviendo.Sophía siempre ha sido terca, pero esto no es solo obstinación. Es como si estuviera destruyéndose a sí misma y arrastrando a todos con ella. Su dolor la tiene cegada y temo que se pueda perder. Y lo peor es que no puedo dejar de verla. No puedo dejar de preocuparme.Y Maldita sea no puedo sacarla de mi mente, de mi piel. Subo al coche y golpeo el volante con fuerza.—Maldita sea, Sophía!Marcos me mira de reojo pero no dice nada. No tiene que hacerlo. Sabe que estoy al borde.—Llévame a la mansión. No quiero manejar —Mi voz suena más grave de lo habitual, llena de una rabia contenida que amenaza con explotar.Salgo y me monto en el asiento del copiloto. Él asiente y el coche arranca, pero mi mente sigue atrapada en esas palabras que le solté en un arranque de furia."Tendrás que quedarte a mi lado hasta que a mí me dé la gana o hasta que me canse de ti."La verdad es que nunca me cansé
POV SOPHÍAEl sonido de la puerta cerrándose me devuelve a la realidad.Mi pecho sube y baja rápidamente. Mis manos están cerradas en puños a mis costados.Dante.Ese hombre es la causa de todo mi dolor, de toda mi ira.Y sin embargo… su voz sigue resonando en mi cabeza."Eran mis hijos también, maldita sea."No, no voy a pensar en eso. No voy a caer en su juego.Camino hasta la ventana, tratando de calmar mi respiración. Veo las luces traseras de su coche alejarse y un nudo se forma en mi garganta.Estoy más sola que nunca.Y si Dante cree que voy a regresar a la mansión Moretti, está jodidamente equivocado.Pero también sé algo más.Si no lo hago, él vendrá por mí.Y esta vez, no sé si podré evitar que me arrastre de vuelta a su infierno.POV SOPHÍAEl silencio en el departamento se vuelve opresivo. Mis piernas amenazan con ceder, pero me niego a mostrar debilidad, aunque no haya nadie para verlo.Dante Moretti… ese maldito hombre. Siempre tiene que tener la última palabra, siempre
Gabriel sonríe con arrogancia, demostrando que no le teme. Es una locura. Se reparten golpes como si fuera un lugar de boxeo, la gente empieza a correr, sillas rotas, mesas tiradas, eta un caos total y en un parpadeo la cafetería queda en silencio —Vaya, con que el gran Dante. ¿Siempre tratas así a los que hablan con tu chica, o solo a los que pueden quitártela? —provoca Gabriel, sin perder la compostura.Dante no responde de inmediato. Su control es absoluto, pero veo un destello de peligro en sus ojos. Un aviso silencioso, letal. Y aunque no quiero admitirlo, la forma en que domina la situación me eriza la piel.Pero Gabriel no se inmuta. Su sonrisa desafiante me inquieta. Él sabe lo que está haciendo.—Si realmente creyeras que puedes quitármela, no estarías hablando. Actuarías.Gabriel sonríe con arrogancia, demostrando que no le importn sus amenazas, aunque su sonrisa se desvanece cuando Dante aprieta los puños.—No vuelvas a tocarla. —Su voz es letal, cada palabra cargada de am
Ninguna mujer me había hecho perder los estribos de esta forma como lo ha hecho Sophía Ferrer. ¡Maldita sea!¿Cómo pudo hacerme esto? Y ese bastardo de Gabriel,… ¡Debi matarlo infeliz! Después de haberla traído casi a rastras y dejarla en la escalera llego a mi despacho. Si no hubiera salido de ahí no se lo que podría haber hecho. La Maldita imagen de ellos dos besándose me carcome por dentro, ¡Se atrevió a tocar lo que es mío! Y no solo eso si no que me desafió. ¿Quién se cree para hacerlo? Voy a destruirte Gabriel, le declaraste la guerra al tipo equivocado. Marco viene entrando detrás de mí, espera a que me relaje. Pero eso no va a pasar. —¿Dónde mierdas esta Lucas?— le pregunto casi a grito a Marco —No lo hemos localizado, señor —Pues busquenlo hasta debajo de la piedras! Tiene que darme muchas explicaciones.—Si señor— se retira y en la entrada nana Maria y él casi choca. ¿Qué le sucede a Nana María? Ella es muy paciente —Joven Dante…— esta exhausta, a penas si puede hab
POV DANTE Ella aún sigue ida, no me ha mirado. Sus lágrimas me duelen más a mí que a ella. ¿Cómo me puede hacer esto? ¿Llorar por él?—Entonces Sophía, ¿ No concibes una vida sin él? Tranquila, voy a borrarlo de tu mente y piel, voy a enseñarte a verme solo a mí y a que entiendas que solo eres mía.Doy un paso más cerca, con una mezcla de furia y deseo reflejada en mis ojos. Sophía me mira desafiante, las lágrimas aún marcan su rostro, pero la rabia endurece su expresión en este momento. —No vas a enseñarme nada, Dante —espeta ella, forzando una sonrisa desafiante—. Ya no tienes poder sobre mí.Rio con frialdad, mi mirada recorre cada centímetro de su cuerpo antes de sostenerle el mentón con firmeza obligándola a mirarme, a entender que nadie desafía a Dante Moretti y sale ileso.—Te equivocas, fiera. Nunca me perteneciste más que ahora —susurro contra sus labios, el roce es una advertencia y una promesa.Sus ojos oscuros arden de furia, pero no se aparta. Por el contrario, me reta
Nunca me había sentido parte de la familia Ferrer. Cada vez que cruzaba las enormes puertas de la mansión, el aire se volvía espeso, sofocante, como si me advirtiera que no pertenecía a ese lugar. El retrato familiar en el salón me lo recordaba constantemente: mi lugar no estaba ahí. Era la hija ilegítima, la sombra que Victoria, mi madrastra, deseaba borrar.Crecí escuchando las historias sobre mi madre, Galadriel Montenegro, una mujer fuerte y hermosa que, según mi madrastra, nos había abandonado a mi padre y a mí para huir con otro hombre. Desde que tengo memoria, Victoria ha usado esa historia para humillarme, para recordarme que no era más que el resultado de una relación que nunca debió haber existido. Lo peor de todo es que mi padre, Alejandro Ferrer, aunque amoroso en su forma distante, nunca contradecía esa versión. Nunca supe si era porque la creía o porque simplemente prefería guardar silencio.Hoy, el silencio en la casa era aún más denso de lo habitual. Recibí una llamada