POV DANTE Ella aún sigue ida, no me ha mirado. Sus lágrimas me duelen más a mí que a ella. ¿Cómo me puede hacer esto? ¿Llorar por él?—Entonces Sophía, ¿ No concibes una vida sin él? Tranquila, voy a borrarlo de tu mente y piel, voy a enseñarte a verme solo a mí y a que entiendas que solo eres mía.Doy un paso más cerca, con una mezcla de furia y deseo reflejada en mis ojos. Sophía me mira desafiante, las lágrimas aún marcan su rostro, pero la rabia endurece su expresión en este momento. —No vas a enseñarme nada, Dante —espeta ella, forzando una sonrisa desafiante—. Ya no tienes poder sobre mí.Rio con frialdad, mi mirada recorre cada centímetro de su cuerpo antes de sostenerle el mentón con firmeza obligándola a mirarme, a entender que nadie desafía a Dante Moretti y sale ileso.—Te equivocas, fiera. Nunca me perteneciste más que ahora —susurro contra sus labios, el roce es una advertencia y una promesa.Sus ojos oscuros arden de furia, pero no se aparta. Por el contrario, me reta
El beso se intensifica, devorándonos como si el mundo fuera a desmoronarse a nuestro alrededor. Mis manos exploran el contorno de su cuerpo, sintiendo el calor que emana de su piel mientras sus uñas se clavan en mi espalda, arrastrándome más cerca de ella. No hay lugar para el control, solo necesidad cruda.La levanto de un movimiento, sus piernas se enredan alrededor de mi cintura y camino a ciegas hasta presionarla contra la pared. El sonido de su respiración entrecortada y los suaves gemidos que escapan de sus labios me vuelven loco. Mis labios recorren su cuello, dejando un rastro de besos que la hacen estremecer.—Dante… —jadea mi nombre, una súplica cargada de deseo y rendición.Mi nombre en su boca suena como un desafío, uno que estoy decidido a ganar. Sus manos exploran mi cuerpo con una urgencia desesperada mientras yo libero los botones de su blusa, dejando que el tejido caiga al suelo. Sus labios vuelven a los míos, hambrientos, exigentes.Las capas de ropa desaparecen una
POV DANTE El aire en la habitación se siente denso, cargado con la mezcla de deseo y frustración que me consume. Aún estoy intentando recuperar el aliento cuando lo veo salir tras esa mujer, cubriéndose apenas con lo primero que encontró. Un nudo se forma en mi garganta, y el calor de la rabia hierve bajo mi piel.¿Es en serio? ¿Después de lo que acabamos de hacer, simplemente va tras ella? Como si yo no fuera más que un desahogo pasajero. Me abrazo las rodillas, sintiendo el escozor de las lágrimas acumulándose en mis ojos. Pero no voy a llorar. No pienso darle el gusto de verme débil.—¡Maldito arrogante! —mascullo entre dientes, pasando una mano por mi rostro para apartar las lágrimas traicioneras.El eco de sus palabras sigue martillando en mi cabeza. “No te hice el amor. Acabamos de… follar.” Esa sentencia fría y calculadora me hace estremecer de rabia. ¿Cómo se atreve a decir algo así después de lo que compartimos? Cada beso, cada caricia… ¿Todo fue solo sexo para él?No. No me
POV DE MIRANDA No puedo cree que esa mocosa me haya enfrentado y, peor aun, se atreviera a sacarme de la habitación, ¿acaso buscaba su muerte?Detesto a esa mujer. Dante Moretti es mío y todo este maldito imperio con él. No actúe tanto tiempo fingiendo desde la distancia ser su aliada para quedarme sin nada.Voy a terminar de sacarte de mi camino así tenga que acabar con tu vida con mis propias manos Sophía Ferrer. Desde el exterior moví mis fichas. Claro que sabia que estaba casado con ella y que fue todo parte de un puto contrato. Fue demasiado tarde cuando lo supe.Sophía Ferrer y su madre, dos mujeres que se ganaron el odio de mi familia a pulso. Pronto esas malditas sabrán hasta donde puedo llegar.Tengo un haz bajo la manga que hará que huya de Dante si o sí. Mi sonrisa de victoria no se hace esperar y una nueva idea ronda mi cabeza. —Es hora de actuar. Soy la debilidad de Dante. Para él soy demasiado pura, un ángel— sonrio complacida al recordar cuan importante soy, será fác
NARRADOR OMNISCIENTE El comedor estaba bañado por la suave luz del amanecer cuando Sophía bajó las escaleras, aún envuelta en una bata de seda. Esperaba encontrar tranquilidad, pero la voz melosa de Miranda resonó antes de que pudiera siquiera sentarse.—Oh, Sophía, ¿qué tal dormiste?— preguntó Miranda con una sonrisa afilada, sosteniendo una taza de café que parecía tan humeante como su mirada.Sophía le devolvió una sonrisa tensa mientras se servía una taza de café. —Bien, gracias.Miranda dejó escapar una risa suave. —Qué bueno escuchar eso. Me preocupaba que la emoción de anoche hubiera sido demasiado para ti. Dante puede ser... intenso.La sonrisa de Sophía se endureció. —Puedo manejarlo.—Oh, claro que sí— replicó Miranda con una dulzura falsa—. Aunque no todo el mundo está acostumbrado a su forma... apasionada de resolver problemas. Algunas mujeres simplemente no pueden seguirle el ritmo.Sophía se negó a morder el anzuelo. Dio un sorbo a su café, manteniendo la mirada fija en
Sophía estaba ansiosa, quería salir de esa casa, respira aire puro. Pero Dante dio órdenes claras de que ella tenía prohibido incluso salir al jardín, era una maldita prisionera en su supuesta casa. Y lo que más la tenía preocupada era Valentina, había intentado contactarla pero Victoria no lo permitía.—Maldita arpía, ni siquiera porque papá murio trata de que dos hermanas estén juntas.Murmuró. Pero Valentina tampoco quería verla, seguía culpando a su hermana de haber sido la causante de la muerte de su padre, lo que ella no sabia es que uno de los asesino, (en ese caso, cómplice) de Alejandro vivía más cerca de ella de lo que creía.El estómago de Sophía parecía huracán en furia, no había probado bocado desde el día anterior y en la mañana sólo había tomado un café por culpa de Dante y su invitada. Esa mujer no era lo que quería aparentar frente a Dante y por alguna razón soportar sentía que ella escondía algo. Pero no le dio importancia en es
POV SOPHÍA —¿Qué hacías con mi teléfono? —su voz era baja, pero cargada de veneno. Sentí el corazón estrellarse contra mi pecho. La toalla aún cubría parte de su cuerpo, pero sus ojos... sus ojos estaban desnudos de toda piedad. El teléfono resbaló de mi mano y cayó al suelo con un golpe seco. —Yo... solo quería hablar con Ayla. Estoy desesperada, Dante. ¡Me tienes encerrada! No puedo vivir así —intenté que mi voz no temblara, pero fracasé. Él se acercó lento, como un depredador. Su respiración era tranquila, demasiado tranquila. Justo eso me asustaba. —¿Desesperada? —repitió con una sonrisa torcida—. ¿Y por eso revisas mis cosas? ¿Con qué derecho? —Solo era una llamada... ¡una llamada! —insistí, retrocediendo hasta sentir la pared helada en mi espalda. Dante se inclinó, sus manos a cada lado de mi rostro, atrapándome sin tocarme. —¿Ayla? —susurró cerca de mi oído—. Qué curioso… porque ella no respondió cuando mandaste a la nana por ella. Pero sí responde cuando llamas desde
POV SOPHÍALa hora al fin había llegado, y ya no sabía si caminaba impulsada por la adrenalina en mi cuerpo o por el peso de todo lo que estaba a punto de suceder.Sí, tenía miedo. Mucho miedo. Salir de la mansión fue otra tortura, pero, para mi buena suerte, Dante estaba demasiado concentrado en una conversación con esa odiosa de Miranda, así que pude escabullirme.Las indicaciones eran claras: parte trasera, habría un coche esperando. Y así fue. Un carro negro, con los vidrios completamente polarizados, me aguardaba. Miré hacia atrás con la esperanza de ser detenida, aunque también sabía que no quería serlo. En mis ojos había miedo, sí, pero también la determinación de ir a salvar a mi hermana. Era un riesgo, lo sabía. Pero ella es mi única familia.Sin darle más vueltas al asunto, subí a la camioneta."Ojalá que este dispositivo funcione y podamos atrapar a ese maldito", pensé.El coche se puso en marcha y, aunque por fuera parecía calmada, por dentro solo escuchaba a mi cerebro gr