—Viniste —susurra mi hermana menor, Laura, pareciendo muy asombrada.
—Por supuesto que ha venido —espeta mi madre haciendo sacudir ese bonito vestido azul. Es una lástima que sea tan hermosa a pesar de sus sesenta años, pero con una personalidad repugnante que la hace ver como el asqueroso sapo que es—. Por lo menos te hubieras vestido menos como una prostituta barata.
Mi padre dice que físicamente nos parecemos mucho, sólo nos diferencia mi cabello colorado y ojos verdes que heredé de él, y ella que tiene su brillante cabello castaño igual al de mi hermana.
—¿Por qué? —pregunto con inocencia alisando la falda de mi vestido blanco, que parece estar pegado a mi piel, y termino con mis manos en mi firme trasero—. Mejor una zorra feliz que una dama frígida y amargada.
Sonrío cuando mi madre empuña sus manos y realmente deseo que
Sentí mucho haber tenido que dejar la reunión con mi familia, pero esto es mucho más importante para mí. Ellas ahora también son mi familia y es mi deber estar allí, siempre. Ellas lo han estado para mí y eso las convierte en lo más importante que tengo en la vida. Por encima de los de mi sangre y del hombre con quien comparto mi cama.Su cama, en este caso.—Espero nos veamos pronto, cariño.—Así será, papá.Le doy un fuerte abrazo y besa mi mejilla antes de soltarme y acariciar mi rostro con esa ternura tan propia de él. Si no fuera porque fue él quien endureció el corazón de mi madre, lo consideraría el hombre perfecto. Repito el gesto con Susy y con mi hermana antes de alejarme de la mano de mi novio hacia el auto que nos espera. No nos ha tomado más de media hora el empacar y entregar la habitación y, si tod
Salgo de la habitación con cuidado y dejo a Brad durmiendo hasta tarde, como cada sábado, luego de besar sus tentadores labios y acariciar su cabello. Sonrío como tonta al verlo tan tranquilo y tierno, sintiendo cómo mi piel cosquillea por esa extraña emoción que aún me recorre al tenerlo en mi vida. Cierro mis ojos y suspiro antes de levantarme para ponerme el gabán largo color borgoña, para salir hacia la sala para tomar alguna fruta antes de salir a mi desayuno de cada sábado, que lo estamos tomando en casa de Lucy o de Sarah desde el nacimiento del pequeño precioso bebé rubio de mejillas regordetas, que ya tiene casi tres meses.Al ver la oscuridad de la sala, camino hacia las ventanas, que dan hacia el lago, para abrirlas como cada día.—¡Nooo! —gritan a mi espalda y chillo por la impresión, pero rio al final cuando veo a mi cuñado tirado en e
¿Qué tan seguido nos dejamos llevar por nuestros miedos? ¿Qué tan seguido son ellos los que toman las decisiones por nosotros?En este instante no sé cuál de todas mis inseguridades es la que me domina. Siempre he sido una mujer fuerte y segura de mí misma; de esa manera fui criada, ser una mujer fuerte para ser el estandarte de un hombre importante, y esa ha sido siempre mi manera de sobrellevar mi vida entera, pero sin un hombre que esté delante de mí. Nunca dejar que nadie estuviera por sobre mí, siempre ser la mejor en lo que sea que me proponga hacer y jamás bajar la cabeza delante de nadie; soy la mejor versión de mí misma que jamás deseé ser. Quizás suene algo egocéntrico, pero acostumbro ser lo más sincera posibles, ¿no lo habían notado?Ha sido un mes bastante estresante y, por más que lo he intentado, no he logrado
Nuestro desayuno fue entretenido a pesar de la horrible noticia que nos ha dado Lucy sobre que se irá a vivir a otra ciudad muy lejos de nosotras. Traté de mostrarme un poco aprehensiva luego de las palabras de Sarah, pero no me creo capaz de ir a esa ciudad, que tan amargos recuerdos me trae, ni siquiera para ir a visitar a mi loca amiga. Ya no será lo mismo si no estamos las cuatro, ellas son mi familia y la única constante en mi vida.Pero sé que es su vida y su lugar es con su familia.Ahora, sólo hace falta que Georgina acepte volver con su familia ahora que la están buscando con tanta insistencia. Eso no lo soportaría. Muy a pesar de que ella diga que no lo hará, los extraña, lo noto en su melancólica mirada. Espero estar equivocada.Ahora, lo más excitante que tenemos para entretener nuestros días, es esa extraña relación de Sarah con un completo desco
Cierro la puerta de mi auto con un duro golpe y camino afanada hacia la cafetería de los señores Clark donde, cada sábado sin falta, me reúno con mis tres mejores amigas. Por no decir las únicas. En un principio sólo éramos Sarah y yo, empezamos a trabajar en la misma empresa de publicidad como secretarias, casi al mismo tiempo hace ocho años atrás, siendo ella la única mujer que no se ofendía por mis comentarios abiertos ni se dejaba intimidar al estar a mi lado. Y se convirtió en la mejor parte de mi vida luego de mi divorcio, así aborrezca esa ropa que usa tan grande y que la hace ver como una bolsa de algo mal empacado. Detesto que se menosprecie escudándose en deudas que me he ofrecido en cubrir para que no la pasen tan mal. Pero ella es una cabeza dura que quiere salir adelante por sus propios medios y esfuerzos. No puedo creer que a sus 32 años aún crea que puede li
Me levanto a mi hora acostumbrada. Necesito, normalmente, unas dos horas para bañarme, perfumar mi cuerpo, cepillar mi largo y pelirrojo cabello y, por último, escoger el atuendo perfecto para un largo día de trabajo.Luego del ritual matutino, desayuno y dejo mi casa limpia. No me gusta el desorden y mucho menos, tener personas extrañas metidas en mi casa. Aun cuando estaba casada y trabajaba por gusto, yo misma me encargada de la casa y de mi esposo. Tal y como hace Sarah, pero sin hijos. Estar sin hacer nada no es lo mío. La limpieza a fondo es trabajo mensual para una señora, el resto es mío.Creo que debo dejar de pensar en bebés o volveré a llorar por no poder cumplir ese sueño de mi vida. Odio llorar por las noches y tener que lidiar con los ojos hinchados al día siguiente.Al bajar del edificio, Héctor me entrega mi periódico, subo a mi Jeta rojo y tomo camin
Llego a mi trabajo a la hora común.Siempre temprano, aunque no tenga jefe por hoy. Ashton dejó bastante trabajo que debo organizar para que el nuevo jefe tenga con qué entretenerse por una larga temporada.—Paula. —Me giro al escuchar la voz de mi desaliñada rubia.Ruedo los ojos al verla con esa vieja americana negra que solo le deja ver los dedos con uñas sin gracia.Parece que no tiene nada que no sea negro o gris.Hace un par de años dejó de ser gorda y aun no entiendo ¿por qué no luce su nueva figura?Tiene tanta suerte de que no le quedaran estrías luego de dos tortuosos embarazos.—Hola, fea.—¿Qué sucede? —La miro extrañada y bufa—. Tuve que llamarte varias veces y no has sonreído.Dímelo.—No sucede nada.Tuve una mala noche, nada más.Entro al edific
Una dura semana ha pasado y no he logrado descansar mucho gracias al incansable trabajo con el señor Hudson, y todo lo que estamos preparando para la boda de Lucy y Mark.Sarah se ha comprometido en hacer la comida, mientras que Georgi y yo, nos hemos dedicado a los preparativos.Ya tenemos la lista de invitados, que afortunadamente es pequeña, y esta noche le entregaremos las invitaciones a Mark.Las que son por parte de Lucy, ya las enviamos, sobre todo la de su madre. Mi morena amiga sólo nos tiene a nosotras y a nuestros jefes.—Buenos días.Levanto la mirada y me encuentro con una rubia perfectamente peinada con ropa de princesa en tonos pasteles que empalagan tanto que quieren hacer a mis ojos vomitar por tanto dulce. Diabetes crónica.Sonrío cordial a manera de saludo esperando a que la mujer hable y levanta una ceja.Que horrible gesto tan déspota.—¿En qu&ea