Lucy
Detesto los días cuando el idiota del pronóstico dice: "Es el inicio del verano, amigos, tendremos una gran y soleada temporada" y, a la media hora, el agua cae como si el cielo se estuviera cayendo a pedazos.
Afortunadamente la semana ha pasado sin contratiempos. Chase no ha vuelto a pasar para incomodarme y Mark me está cuidando aún más que antes. La historia de Lia ha sido realmente perturbadora y sé que teme que me llegue a pasar algo semejante. Yo también, no lo puedo negar, pero sé que, si lo dejo en paz, él lo hará también.
O eso espero.
Hoy es viernes y falta poco para saltar emocionada, como Amy lo hace cuando ve a su padre, cuando mis jefes dan la orden de cierre. Paula vendrá a recogerme esta noche y me quedaré en su apartamento para tener una noche de “zorras”, ha dicho. Mark tiene que trabajar en un caso especi
MarkHace una semana tenía la certeza de haberme enamorado de ella, aunque pareciera estúpido, sentía que la quería a mi lado y que mi corazón se desgarraría si ella al final decidía volver a su ciudad natal; eso me hizo tener la seguridad de que lo dejaría todo por seguirla, así fuera al fin del mundo. Simplemente porque siento que ella me completa y el sólo pensamiento de perderla, es insólito.Sí, la amo. Ya no hay más dudas de ello, si es que la tuve en algún momento.Tenerla entre mis brazos, con ella aferrándose a mí para calentar su cuerpo, es la mejor sensación del mundo luego de creer perderla.Cuando Paula, aquella pelirroja insinuosa que parece no dejar títere sin cabeza, me llamó para decir esas oscuras palabras, no pude más que correr. Luisiana no estaba, no la encontraba por ningú
LucyLlevo mis manos a la cabeza, tan frías como un témpano, y estiro mi cuerpo soltando un pequeño quejido. Mi cuerpo entero duele como si hubiera corrido una maratón y lo siento entumecido. Definitivamente necesito hacer ejercicio, creo que Paula va a estar feliz cuando se lo mencione. Aunque prefiero esto, que volver a esa vida junto a él. Sé lo que quiero y no pienso ser como aquellas mujeres que obedecen a sus abusadores.Ya no más.Suspiro para evitar llorar.La puerta de la habitación se abre llamando mi atención. Sonríe levemente, pero la alegría no se le nota. Quiero que sea feliz y mi presencia no es buena para él.Noto el sudor que corre por su cuello hacia abajo, empapando la camiseta oscura, provocando que se pegue provocativamente a su gran torso y por sus brazos desnudos, permitiendo ver por completo el tatuaje en su brazo. Me gusta m
MarkToco a la puerta con fuerza, evito dejar salir la ira que me causa estar aquí otra vez, el pensar que en este lugar ella sufrió a manos de ese imbécil, me dan deseos de quemarlo. Nadie abre e insisto hasta que mi puño duele. Se supone que es este el apartamento donde ese bastardo vive. Su cara en esa foto me parece haberla visto en algún lugar, pero no logro recordar donde. Necesito saber de dónde lo conozco.Luisiana lo denunció antes, intentó alejarse de él, pero no lo logró. ¿Por qué?¿Qué tipo de contactos podría tener un cerdo como ese?Un ladrón de autos, desestimado por pruebas poco concluyentes hace dos años, y, luego de tres investigaciones más, nadie ha logrado tener algo que pueda tenerlo más de una semana en una cárcel.Doy dos pasos atrás y tomo aire para embestir y tum
LucyMuchas personas creen que enfrentar la vida es sencillo, que avanzar y seguir adelante es como ir por leche al supermercado, escoges y sigues tu camino. Y en verdad lo intento, avanzar, seguir, dominar la situación. Pero no es fácil. Aunque, si lo pensamos desde la sabia perspectiva de Sarah, si puedo superar todo este tiempo y situaciones que viví con Chase, podré enfrentarme a lo que sea.Cuanto desearía tener un poco de esa confianza que ella tiene en mí.Mark toma mi mano y hago un puchero. Aún estoy molesta con él por haberme traído aquí sin siquiera prevenirme. Para cualquier otra mujer, una que amara su tierra y añorara a su familia con fervor, hubiera sido la más especial de las sorpresas, pero no para mí. Ya son seis años sin poner un pie en este lugar y me mantengo casi acostada en el asiento del auto evitando ver más de lo nec
LucyNo soy muy buena para eso que muchas mujeres llaman el sexto sentido, es la menos confiable de mis habilidades, si es que tengo alguna; pero hoy estoy sintiendo cierto malestar en mi pecho, como si un puño oprimiera mi corazón y mis extremidades hubieran sido reemplazadas por fideos cocidos.Resoplo y doy varios saltos para borrar esa sensación tan absurda.—¿Pasa algo? —pregunta Mark, recostado al marco de la puerta del baño con su ceño arrugado, siempre preocupado por mí.—No.—Quédate en casa si es lo que quieres —dice, y lo maldigo por conocerme tan bien.—Hoy es sábado, las chicas irán.—Invítalas a venir aquí, pueden desayunar o desnudarse en casa.—Tonto.Ríe y me hace señas, porque ya es hora de irme si quiero llegar a tiempo a mi trabajo. Me gusta
MarkGolpeteo mi rodilla y observo a mi capitán leer el último informe que me ha entregado Alex. El operativo de esta noche se ha logrado coordinar gracias a él, y, al fin, podré cerrar la jodida boca a ese imbécil de Asuntos Internos. Decidió confiar en la palabra de un simple oficial que no hace más que poner multas en la calle y tiene una gran lista de quejas. Voy a disfrutar verlo bien jodido.Me ha tomado un mes poder hacer esto al fin. Dos semanas, una en Atlanta y otra en Miami, disfrutando de la compañía de mi preciosa morena, pero estas dos últimas semanas, luego de nuestro regreso, mi jefe me había tenido retenido hasta que no hubieran ratificado la información sobre Gio Lander. El detective Roy no tendrá otra opción más que cerrar mi caso. Será algo satisfactorio para ver.El Indio también ha sido de gra
LucyMe remuevo un poco y siento que mi cabeza va a estallar.Llevo mis manos a mi cabeza y me estremezco cuando me tocan la cara.—Linda. Mírame, cariño. —Abro mis ojos un poco y me quejo por la luz blanca que quema mis ojos—. Gracias al cielo despiertas.—¿Qué paso? —mi voz sale rasposa como la última vez y llevo mis manos a la garganta.Los recuerdos me abruman, me golpean con tanta fuerza que duele, y bajo mi cabeza para no mirarlo.Ese idiota me volvió a tocar y, una vez más, no logré impedirlo.—Mírame, Luisiana. —Busca mi mirada, pero le rehúyo.¿Cómo puede querer o interesarse en alguien como yo? —. Luisiana.Ya no tienes nada de qué preocuparte o temer.Lo atraparon y nos encargaremos de que allí se quede.¿Est&a
Lucy—¡¿Por qué nunca limpias el baño?!Me quejo, bajo las escaleras, pero sólo escucho su risa desde la cocina. Sarah dice que con este tipo de cosas es mejor respirar y dejarlas ir, que son discusiones vacías porque los hombres no cambian. Son lo que son y eso es todo.Le he preguntado a mi tonto novio, cómo es que antes si podía tener su casa limpia y él simplemente ríe.—¿Te llevo a tu trabajo? —pregunta, sale de la cocina e ignora mi reproche.Sabe que hoy no trabajo y Sarah pasará por mí más tarde.—Mark, por favor —me quejo, por enésima vez, y me abraza sin borrar esa sonrisa confiada que tanto me encanta.—Lo siento. No lo olvidaré la próxima vez. —Besa mis labios invadiendo mi boca y mi única reacción, es ab