—Giovanni…— gimió fuerte su nombre al no poder soportarlo más, su cuerpo entero se perdió en ese placer que ansiaba y que solo él le había provocado.Se sintió de él… sintió real ese momento.Él gimió roncamente y la movió con fuerza un par de veces más, los pechos de la joven amortiguaban sus movimientos y la obligaba a jadear al presionar contra ella… nunca había disfrutado tanto un cuerpo como el de Regina.—Voy a… ¡agh! – gimió roncamente al envestirla por última vez.Cerró los ojos y apoyó su frente contra el rostro ladeado de Regina… dejó chocar su caliente aliento contra el cuello de la joven y disfrutó del orgasmo que Regina todavía experimentaba al sentir su miembro ser succionado en espasmos por su interior húmedo, apretó posesivamente el abrazo a su cadera.Ella volvió a gemir al sentir el miembro del rubio moverse en su interior al continuar derramándose, y al mismo, luchar por controlar su respiración… ¿qué hecho? … reconoció culposamente que el riesgo de eso que hizo, in
—¿Y ahora qué debo hacer? – se preguntó preocupada la pelinegra al ir subiendo las escaleras que la llevarían a su habitación en el campus universitario“Ay no … pero yo sola me metí en esto” pensó resignada y después se molestó “No, el idiota de Giovanni también lo hizo y la de los problemas solo soy yo”Suspiró profundamente antes de girar la perilla de la puerta de su habitación, eran más del mediodía y ella seguía con la misma ropa de ayer…esperaba que Jane no le dijera nada.—¡Hola!… ¿Uh? – Saludó alegre y después frunció el ceño a no ver a nadie.—De este lado, Regina— la voz de Jane hizo avanzar hasta su sector.—Hola— saludó nerviosa.—Hola— respondieron dos voces, Jane estaba atenta a la portátil de Regina y Alma la miraba risueña y cómplice, Regina desvió la mirada hacia la castaña.—¿Qué haces? – cuestiono la pelinegra.—Cargo a la red social las fotos de tu cumpleaños — respondió simplemente mientras revisaba las fotos y colocaba alguna etiqueta a las que se iban cargando.
—Llegas tarde— comentó al verla atravesar una de las puertas de cristal del edificio.—No sabía qué ponerme — Confesó y mordió su labio nerviosa.Al final había optado por unos jeans desgastados y una blusa de tirantes beige, ajustada del busto y suelta desde abajo del mismo, traía en la mano una pequeña maleta y un ligero suéter para más tarde.Giovanni prestó atención a su cuello expuesto y al escote de su blusa que era opacado por un largo colgante de flores esmeraldas, sonrió al ponerla nerviosa.—¿Esa es tu ropa? – le preguntó mientras le quitaba de la mano la negra maleta.Regina asintió nerviosa después de que él le tomara la mano y la incitara a caminar, era el primer fin de semana que pasarían juntos los dos, ella también avanzaba en su relación con el rubio y no se estaba deteniendo a pensar.—¿Quieres ir al cine? – Giovanni le preguntó al tomar uno de los caminos que los llevarían al estacionamiento.—Sí— respondió de inmediato —estrenan una película genial –Giovanni sonri
Regina seguía sintiendo su corazón nervioso y el cuestionamiento del rubio seguía estremeciéndola más que sus caricias, o la promesa de lo que ocurriría entre ellos esa misma noche y las horas que le siguiesen, avanzó siguiéndolo y chocó contra él al haberse detenido abruptamente.—¿Qué? — preguntó desorientada.La mano del rubio la apretó inconscientemente – Scar-Scarlett — la voz del ojiazul fue profunda.Regina salió de tras él y observó a la mujer que solo tenía ojos para Giovanni en ese momento, luego volteó a verlo a él y su mirada había cobrado profundidad, seguía apretándola de la mano, pero estaba segura que ya no sabía que estaba a su lado… ¿quién sería esa mujer?La puerta del elevador comenzó a cerrarse y Giovanni la detuvo con su mano mientras seguía sosteniendo la maleta de la pelinegra.—¿Qué haces aquí? — su voz sonó ronca mientras salía del lugar con Regina de la mano.Ella guardó silencio y sintió cierta tensión en el ambiente.—Quería verte, te he extrañado tanto —
—¿A dónde? — preguntó el robusto hombre al verla por el retrovisor.Regina luchó por no hipear y secó sus lágrimas que seguían cayendo —a… al campus universitario, por favor — dijo y evitó ver al hombre que ya la había notado llorando —al sector de dormitorios del ala oeste — Especificó mientras su mirada se perdía entre el verde de los árboles que se trasformaban en postes y edificios conforme avanzaban.“Soy una estúpida” pensó dolida… solo a ella se le ocurría confiar en Giovanni, era él el que la estaba manipulando y era ella la que se lo permitía, no había nada entre ellos, aunque a veces le pareciese lo contrario, sus ojos volvieron a aguarse y su vista se distorsionó… ¿por qué le habían dolido tanto sus palabras? ¿porqué de verdad se sentía identificada? ¿o porqué en ellas sintió que él ya la había catalogado como una de tantas?Su cabeza era un nudo, ella siguió derramando silenciosas lágrimas.—No lo amo — mencionó despacio y para su fortuna el chofer no pudo escucharla al ha
—Hablemos… ¿sí?— dijo ella y se giró, se sentó de lado frente a él y alzó sus piernas para abrazarlas… una sensación extraña le decía que algo se rompería con esa conversación. —Regina…— volvió a nombrarla el pelinegro y tomó un mechón de su cabello, la pelinegra ladeó su rostro incómoda y él la notó —te quiero— aceptó y los ojos de ella se abrieron con sorpresa. —¿Qué? – —Siempre te quise… lo sabías, ¿no?— la voz y la mirada suave del joven conmovieron a Regina que se sintió tonta. Negó en silencio —tú… tú… Giancarlo ladeó el rostro impotente —he venido cometiendo error tras error— aceptó y su mirada cobró profundidad. Ella frunció el ceño… “yo también” —Lo mío con Fiama no…— comenzó y el corazón de la pelinegra golpeó fuerte… estaba nerviosa. Él suspiró pesadamente —Voy a dejarla—. Corrigió. —¿Qué? — preguntó desconcertada… ¿de verdad estaba diciendo eso? —Regina… sé que no te merezco, pero… aun así… —No— lo detuvo al alzar el rostro a verlo y llevar una de sus manos a su
Apoyó su mano en el asiento y la otra en la cadera femenina y se separó un poco de ella… Bajó su mirada a su unión y se observó penetrarla. Vio su piel brillar por las luces de los altos postes de alumbrado público y sus senos moverse conforme seguía envistiéndola.—Giovanni…— lo nombró jadeante… eso no estaba bien… ¿cuándo podía romper con él definitivamente? Alzó su vista a él y vio la profundidad de sus ojos verla de una extraña manera… sus deseos de llorar volvieron, pero esta vez de un extraño placer anteriormente desconocido.Giovanni jadeó fuertemente al alzar ligeramente su cadera y hundir su miembro hasta el fondo de su cuerpo… Regina cerró sus ojos al recibirlo. ¡Dios! Todavía no era media noche y ellos estaban haciéndolo en el estacionamiento de la universidad.Las delgadas manos femeninas inútilmente buscaban aferrarse a la suave piel del asiento, se sentía avergonzada por estar así, pero extrañamente también se sentía bien… sus senos se movían de arriba abajo, y Giovanni
Su cuerpo tembló al perder la fuerza al haber estado una vez más en ella… acarició su negro cabello y jadeó en su oído…Regina otra vez se había entregado completamente a él, tenía que ser para él, tenía que serlo.—Regina— la nombró roncamente cuando se forzó a retirarse… el lugar era inapropiado y hasta ahora le importaba — ¿Regina? — volvió a nombrarla y la mano de la chica que estuvo aferrándose a su espalda resbaló despacio por su cuerpo… la vio suspirar agotada y con los ojos cerrados.Negó en silencio sin saber qué esperar, acomodó su pantalón y cubrió a la joven al reacomodar su camisa, tomó asiento tras el volante segundos después de haber salido y rodeado el auto…había tapado el cuerpo semidesnudo de la chica con una chaqueta que se miraba enorme sobre su delgado cuerpo.Suspiró profundamente al haber comenzado a conducir, Regina seguía acostada en el auto y él acariciaba su cabello y su rostro mientras avanzaba cuidadosamente, su azulina y profunda mirada se posó en el fino