Por eso, a escondidas de su familia, contrató profesores particulares para ella. Piano, baile... se volvió experta en todo. Ante sus ojos, ella siempre había sido excepcional.Si no hubiera sido por aquel año en que conoció a Miguel, ahora quizás sería la señora Montero.Pero lamentablemente...Patricia, que conocía la historia de la infancia de Laura, no se sorprendió al escucharla agradecer a Santiago.A veces realmente agradecía que Laura hubiera conocido a Santiago, quien le dio el amor y la compañía que tanto necesitaba durante su crecimiento.Y ella también agradecía haber conocido a Laura, pues gracias a ella había logrado sobrevivir durante tantos años.—No tengo ningún talento especial —dijo Laura. —Solo que como gastaste dinero en mí, no quería decepcionar tu confianza ni desperdiciar tu dinero, por eso me esforcé tanto en aprender.Al recordar con nostalgia el pasado, Laura sentía que los únicos momentos verdaderamente felices fueron los que pasó con Santiago.Si no hubiera
Laura se sonrojó.Patricia ladeó la cabeza mirándola con burla.—Ah, con que por eso tenías sangre en el labio, porque lo mordiste a él.Ahora entendía por qué Laura se había puesto tan roja cuando le preguntó.Jenny se puso lívida de rabia.Antes solo sospechaba que algo había pasado entre ellos en el baño y podía consolarse pensando que eran imaginaciones suyas, pero ahora que Miguel lo confirmaba, la consumían por completo los celos."¡Esa zorra de Laura! ¡De verdad lo sedujo en el baño! ¡Descarada!"Miguel presionó un poco su labio lastimado mientras miraba a Laura con una pícara sonrisa. —¿No piensas hacerte responsable?Laura apretó con rabia los dientes y le dijo a Patricia:—Adelántate al estudio, envíame los documentos del proyecto por correo y te llamo cuando los revise para discutirlos.—Pero, tú... —Patricia no quería dejar a Laura sola con Miguel.—Tranquila, con su amorcito presente no me hará nada —le susurró con sutileza Laura.—Está bien, ¡pero ten cuidado! —advirtió
"¡Primero me hace subir y ahora me dice que baje! ¿Está loco o qué?"Miguel apretó los labios, se inclinó para cargarla entre sus brazos y le dijo a Mario:—Lleva tú a la señorita Urquiza.Laura comprendió de inmediato su intención.Jenny se había quejado del sereno, así que la bajaba a ella para que Mario llevara a Jenny.¿Debería felicitarlo por ser tan considerado?Mario miró sorprendido el rostro pálido de Laura, dudando si hablar."¿Acaso el señor Soto no se da cuenta de que esto lastimará a su esposa?"Sentía que el señor Soto se estaba metiendo cada vez más en problemas.—Miguel, ¿no vendrás conmigo? —Jenny clavó la mirada en Laura, que estaba en brazos de él, consumiéndose por completo de celos.¡Prefería quedarse con Miguel en el frío que irse sola en el auto!Laura escuchó a Jenny y al levantar la vista se encontró con su mirada asesina. Sus labios se curvaron en una leve sonrisa."Vaya, vaya... ¡Está muerta de celos y rabia!"Pensándolo un momento, rodeó el cuello de Miguel
Laura no quería hablar sobre Santiago.Porque, aunque lo hiciera, Miguel no entendería."¡No hay nada que decir!"—Primero dices que quiero el divorcio y por eso grabé videos tuyos con Jenny, ahora dices que tengo prisa por encontrar a alguien más. Miguel, ¿no crees que estás siendo un poco ridículo con todo esto?Quería decirle que era un bobo, pero sabía que no debía provocarlo.—Laura, escúchame bien: mientras yo no quiera, no conseguirás el divorcio, aunque lo intentes. Y si piensas en ir a juicio, tengo todo el equipo legal de Nexus a mi disposición, ¿cómo podrías tú sola ganarme? Al final, la única que sufrirá serás tú —Miguel sonrió con frialdad, levantándole el mentón con la mano, sus ojos llenos de burla."Ella en verdad cree que mi equipo legal es simplemente de adorno.""Quiero que entienda que jamás podrá ganarme."Laura miró sus finos rasgos, sintiendo una oleada de tristeza.—Miguel, ya tienes un hijo con Jenny, ¿por qué no quieres divorciarte? ¿Por qué no me dejas ir? ¿H
—¿Pensar en nuestro bienestar? —la cara de Miguel mostraba evidente sarcasmo. — ¿Por qué no dices la verdad? ¡Quieres que me divorcie rápido para poder estar con Santiago!Ya había sido bastante considerado en el restaurante al contener sus ganas de darle en la jeta a Santiago, solo por mantener la dignidad de Laura.—¡Pues piensa lo que quieras! ¿Ya terminaste? Si es así, tomaré un taxi al bufete —antes ella venía en su propio auto, pero como a Miguel le parecía incómodo, nunca más lo invitó a subir.Miguel se enfureció.—Los asientos de los taxis son sucios, tanta gente los usa. No me subo ni loco a uno.Laura no podía creerlo, este hombre era imposible por completo de complacer. Bueno, esperaría con él.En ese preciso momento, llegó el chofer.Miguel la jaló para subir al auto.—¡A casa!Laura se sintió desesperada."¿En pleno día quiere ir a casa? ¿No estará pensando en.…?""¡Quiere continuar quizás lo que interrumpimos en el baño!"Después de tres años de matrimonio, conocía muy b
Laura quedó perpleja. ¡¿Qué pretendía hacer Miguel?!El chofer, muy perspicaz, estacionó el auto a un lado del camino y bajó, cerrando la puerta tras de sí.Don Miguel parecía querer divertirse afuera. ¡Quién diría que don Miguel podría ser tan atrevido!Una vez que la puerta se cerró, Miguel jaló a Laura hacia sus brazos y soltó una risita maquiavélica.—Ahora que el chofer se bajó, ¿podemos empezar? Laura tardó unos segundos en reaccionar.—¡Acabo de comer y estoy muy llena, no puedo hacer ejercicio! ¡Si vomito ensuciaré el auto!Dijo de inmediato lo primero que se le vino a la mente para evitarlo.Miguel la miró con los ojos entrecerrados.—Laura, ni siquiera nos hemos divorciado y ya estás guardándote para Santiago. ¿Qué pasa? ¿Ya acaso, no quieres la medicina para tu abuela? ¿O que tu amiga tenga su estudio? Ah, y tu querido Santiago... ¿quieres que su nuevo bufete de abogados cierre?La amargura en su voz era evidente.Laura sintió un fuerte escalofrío recorrer su espalda.Migue
Ya no le importaba la vergüenza, solo quería calmar a Miguel.Solo si él se calmaba, dejaría en paz a sus seres queridos, y con suerte, olvidaría por completo los millones.Miguel sentía su corazón acelerarse al tener el suave cuerpo de ella entre sus brazos, escuchar su dulce voz y percibir su delicado perfume.Estaban en la posición más íntima que podían compartir dos amantes, pero aun así él pronunciaba las palabras más crueles de su corazón:—¿Así que la señora Soto se está vendiendo? ¿Cuánto cobra por vez? ¿Cuántas veces tendrá que venderse para pagar los millones que se llevaron los Sánchez?Laura sentía un dolor insoportable, como si le retorcieran una y otra vez las entrañas.Eran esposos, y no solo se negaba a ayudarla, sino que además la humillaba.Respiró profundamente y, con una sonrisa radiante y voz seductora, respondió:—El número de veces dependerá de qué tan generoso sea el señor Soto. Si es generoso, con una vez podríamos saldar los millones. Si es tacaño, tendré que
Laura sentía un fuerte dolor en el vientre y temía por el bebé. Cuando vio que Miguel se alejaba, apresurada dejó sus pensamientos y se incorporó con dolor para vestirse.Sin querer, vio por la ventana cómo Miguel subía a un taxi, y no pudo evitar sentir la ironía.Hace poco, cuando ella sugirió tomar un taxi, él se quejó diciendo que eran sucios porque mucha gente los usaba.Ahora que iba corriendo a ver a Jenny, el taxi ya no le parecía sucio.Qué hipócrita era el tipo.Después de arreglarse un poco y asegurarse de que toda su ropa estuviera en orden, Laura finalmente abrió la puerta y bajó del auto.El chofer se apresuró hacia ella.—¿Por qué baja, señora? Don Miguel me pidió que la llevara a casa.—No es necesario, tomaré un taxi —el auto de Miguel lo había usado Jenny, y eso le daba asco. Además, después de lo que acababa de pasar en el auto, sentía fuertes náuseas.—Pero señora... —el chofer, viendo su palidez, temía dejarla ir sola.Con el vientre doliéndole intensamente, Laura