Miguel se tornó serio.—Esto, no tiene nada que ver con Laura, ¡tu cuerpo necesita reposo! El trabajo es agotador, si algo le pasara al bebé sería grave.Jenny, escuchando esto, se sintió dulcemente halagada y sonrió con timidez.—Miguel, gracias por pensar en mí, pero si no trabajo, estaré aburrida en casa todo el día. ¿Y si me deprimo?—Puedes salir de compras con tus amigas, tomar el té, ir al spa... Con compañía no te aburrirás —Miguel solo pensaba en el bienestar de Jenny.—Sabes que después de que Diego murió, su madre solo me dio una casa, un auto y un millón. Antes, con mi salario en la compañía de danza no me preocupaba el dinero, pero ahora estoy embarazada y perdí ese trabajo. Si no trabajo, no solo no podré salir con amigas, ¡ni siquiera podré comprarme ropa decente! —Los ojos de Jenny se humedecieron, luciendo especialmente triste.Miguel con seriedad arqueó una ceja.—Hablaré con mi madre.Nunca se había preocupado por la distribución de los bienes después de la muerte de
—Miguel, ¿has visto cómo Laura me está ignorando? ¿Estará enojada? —Jenny miró a Miguel con cara de arrepentimiento—. ¿Por qué no vas a contentarla?Mientras tanto, en su mente maldecía a Laura y toda su familia. No podía ser una simple coincidencia que apareciera justo cuando el ambiente entre ella y Miguel empezaba a mejorar. Incluso sospechaba que Laura había estado espiando detrás de la puerta, esperando el momento preciso para entrar. ¡En realidad, qué arpía!—Laura, ¡ven aquí ahora mismo! —llamó Miguel en voz baja, dejando los cubiertos y girándose hacia ella."Esta mujer vino a provocarme apropósito, ¿esperando que vaya tras ella? Qué infantil es", pensó él.Laura siguió despreocupada caminando sin detenerse, con los puños apretados a los costados. "¡Qué par de víboras!", pensó.—Miguel, ¿qué te parece si voy a disculparme con Laura? —sugirió Jenny, levantándose para ir hacia ella.Era la oportunidad perfecta para tender otra trampa. Aunque no lograra el divorcio, si seguía así,
Laura jaló a Patricia detrás de ella y miró fijamente a Miguel —Miguel, se supone que eres un empresario inteligente. ¡Antes de acusar a alguien, piensa si tienes pruebas! Además, te informo que hay cámaras de seguridad en este restaurante. Si crees que fue Patricia, ¡primero revisa con detenimiento las grabaciones antes de venir a confrontarla!Lo dijo muy despacio.De no ser porque temía que Miguel armara un escándalo, le habría dicho directamente que era un idiota por salir sin cerebro.Jenny tiraba desesperada de la ropa de Miguel —¡Miguel, de verdad me caí por accidente, nadie tiene la culpa!Aunque en realidad se había caído a propósito.Miguel bajó instintivo la mirada hacia ella —No tengas miedo, yo te respaldo. Solo di la verdad.Laura sintió una punzada en el corazón al ver cómo él se preocupaba por Jenny, de repente su rostro palideció.Eran marido y mujer, compartían la intimidad de la misma cama cada noche.Y ahora él estaba frente a ella, con sus ojos fijos en la mujer en
—No hace falta revisar las cámaras, ¡aquí tengo grabada la magnífica actuación de mi querida cuñada! —enfatizó especialmente la palabra "cuñada".Jenny sintió en ese instante pánico.Nunca imaginó que Laura habría grabado un video.¡Maldita!¡Qué astuta!¡La situación se había vuelto muy desfavorable para ella!¿Qué podía hacer?¿Fingir un desmayo?¿Pretender dolor de estómago?Ya había usado esas estúpidas tácticas.Usarlas de nuevo sería muy arriesgado, podrían descubrir que estaba actuando.¡El riesgo era demasiado alto!Finalmente, Jenny se resignó. Que vieran el video, después de todo, nunca había acusado específicamente a nadie de empujarla.¡Siempre había dicho que se cayó sola!Patricia levantó alegre el pulgar hacia Laura —¡Bien hecho, cariño!¡Ahora esa zorra no podría calumniarla!Miguel miraba sorprendido el teléfono de Laura con los ojos entrecerrados, emanando una intensa frialdad. Jenny sintió claramente un escalofrío y estaba muy asustada.Si Miguel la abandonaba en un
—Discúlpate —dijo Miguel mientras se tocaba el rostro golpeado, con la voz agotada.En realidad, él había querido castigarla duramente hace un momento. Pero al ver a Laura con una expresión amarga, el deseo de castigarla se desvaneció por completo. En el fondo, no quería que Laura se sintiera mal.Laura se mordió el labio. ¡No había sido culpa suya! ¡Ni siquiera quería disculparse!—¡Discúlpate, no me hagas repetirlo! —insistió Miguel, elevando cada vez más la voz.Lo que él quería no era una simple disculpa, sino que la mujer se humillara ante él.Patricia se apresuró a alejar a Laura, haciendo una reverencia hacia Miguel. —Lo siento mucho, disculpa a Laura.No se sabía si Miguel las perdonaría.Laura se emocionó hasta las lágrimas. Patricia temía que Miguel la acosara, por eso se disculpaba en su lugar.Laura suspirando se plantó frente a Miguel y dijo con prisa: —No molestes a Patricia, ¡no es su culpa! Pero Miguel, en verdad lo siento, perdóname.Jenny sonrió con indiferencia. —Pa
Al fin y al cabo, aún necesitaba pedirle a Miguel el medicamento especial.Si se enemistaba con él, seguro que no le daría el remedio, y entonces su abuela seguiría sufriendo. Solo de pensarlo, se le retorcía el corazón.—Bueno, vámonos —dijo Miguel, dándose la vuelta y marchándose.Jenny fulminó a Laura con la mirada antes de apresurarse a seguir a Miguel.Laura miró las figuras de ambos alejándose. Miguel parecía muy complaciente con Jenny.Patricia apresuró a Laura para que se dirigiera hasta la mesa y le dijo con aire misterioso: —Laura, tengo una sorpresa para ti.Laura se calmó un poco, sirviendo dos tazas de té y entregándole una a Patricia. —¿Qué sorpresa?Después de todo, su vida con Miguel era como un estanque muerto, sin la menor emoción.Patricia se hizo la misteriosa. —¡Adivina que es!Laura, bebiendo su té, en realidad no lo sé. —¡Dime que es!Patricia la miró con seriedad. —¡Podrías al menos intentarlo!Parecía que Laura llevaba una vida monótona sin pasión alguna. Eso n
Laura tardó un momento en reaccionar y, señalándose a sí misma, preguntó:—¿Es para mí?Santiago afirmó. —En un par de días es tu cumpleaños. Mañana tengo que viajar por trabajo y no podré estar aquí para celebrarlo contigo, así que preferí adelantarte tu regalo.Laura esbozó una ligera sonrisa.—Muchas gracias en serio por acordarte de mi cumpleaños. Aprecio el lindo gesto de tu parte, pero me es imposible aceptarlo.Maite estaba enamorada de Santiago, y ella necesitaba mantener su distancia con él. Si no lo hacía, Maite seguramente armaría un escándalo que todos terminarían conociendo.Ahora Laura era la esposa de Miguel, y aunque los demás no lo supieran, ella tenía muy claro que mientras estuviera casada con él, no se permitiría ningún tipo de acercamiento con nadie más.Al escuchar su rechazo, Santiago se sintió bastante consternado. Pero no dejó que se notara en su rostro.—Es solo un pequeño detalle que hice yo mismo, no es nada costoso. No tiene nada de malo que lo aceptes.Lo
Patricia miró hacia donde estaba Miguel, sintiéndose indignada. Había notado claramente el brillo de admiración en los ojos de Laura. Le habían encantado los aretes, pero no se atrevía a aceptarlos por Miguel. ¡Qué detestable en realidad era ese imbécil!Después del incidente del regalo, los tres comenzaron a comer en un ambiente algo tenso. Laura comía distraída, perdida en sus pensamientos, pero de repente sintió náuseas.De inmediato dejó los cubiertos y, cubriéndose la boca con la mano, dijo:—¡Voy al baño! —y se levantó apresurada.Santiago la siguió con la mirada, mientras una sombra de melancolía cruzaba en su rostro.Patricia observó discreta cómo Laura se alejaba.Por supuesto que sabía muy bien porque Laura estaba vomitando. Pensó en ir a verla, pero temía que Santiago notara algo extraño. Después de dudarlo por un instante, decidió no hacerlo.Laura le había pedido que mantuviera en secreto su embarazo para evitar que alguien pudiera usar esa información en su contra.Al ver