—Mario, ¡no necesitas defender al señor Soto! ¡Sé perfectamente cómo es conmigo! —dijo Laura con un tono indiferente.Si Miguel realmente hubiera mandado a Mario a investigar sobre su abuela, sabría de sus frecuentes desmayos. Sin embargo, nunca mencionó nada sobre los nuevos medicamentos experimentales. Era obvio que Mario solo intentaba quedar bien.—Además, entre el señor Soto y la señora... —Mario fue interrumpido por el grito enérgico de Miguel.—¡Te dije que fueras a conducir! ¡¿Por qué tanta palabrería?! ¡Que Laura venga ya!Mario se quedó callado... Al parecer no podría defender más a su jefe.Laura, viendo la cara de frustración de Mario, sonrió levemente.—¡La relación entre Miguel y Jenny no solo la conozco yo, sino toda Santa Clara! ¡La verdad, es inútil que intentes defenderlo!Miguel, sentado al volante, fijó su mirada en el rostro de Laura. ¡Le había sonreído a Mario! Sintió en ese instante una inexplicable molestia.Escuchando a Laura, Mario comprendió realmente que el
Sin embargo, el enojo que había sentido en el bufete se fue disipando de forma gradual por las acciones de Miguel. A veces pensaba que era una persona fácil de complacer. Solo necesitaba que Miguel pusiera un poco de sinceridad en su trato hacia ella. Pero tristemente, si Miguel ni siquiera tenía sentimientos por ella, ¿de dónde sacaría la sinceridad?Al verla tan callada, Miguel la miraba de reojo ocasionalmente. Cada vez que veía su sereno reflejo en el cristal, sentía una inexplicable paz. Sabía que no amaba a Laura, pero le gustaba esa sensación de tranquilidad que tenía cuando estaba con ella. Aunque solo llevaban tres años casados, parecían un matrimonio de varias décadas.Sabiendo que Laura tenía prisa, Miguel condujo rápidamente. En poco tiempo llegaron a la entrada del hospital. Apenas se detuvo el auto, Laura se despidió y saltó del vehículo apresurada.Miguel estacionó y subió a buscarla. Al salir del ascensor, ide inmediato vio su delgada figura frente a la sala de emergenc
Laura apartó la mirada avergonzada.—No... —Sin seducir a Miguel ya quedaba exhausta, si intentara seducirlo... probablemente no podría levantarse de la cama por días.El médico miró al hombre junto a ella. El presidente de Nexus, el señor Soto... La había llamado señora Soto, ¿eran acaso esposos? Si la señorita Sánchez tenía tales conexiones, ¿por qué se preocupaba tanto?Después de pensarlo, le dijo a Laura con seriedad:—Me tengo que ir, señorita Sánchez. Esfuércese por conseguir pronto el nuevo medicamento experimental, así su abuela mejorará de forma considerable.A su edad y con su delicada salud, estas constantes visitas a emergencias la desgastaban demasiado. Con el medicamento, sufriría menos.—Entiendo, gracias doctor por su valioso esfuerzo —respondió Laura sonrojada, soltándose de Miguel para acercarse a la camilla. Al ver el rostro enfermo de su abuela, sus ojos se humedecieron.—Señorita Sánchez, llevaremos a la señora a su habitación —susurró la enfermera.—Está bien —co
En ese preciso momento, sentía cierta expectación por la llegada de la noche.—¡Bien! —respondió Miguel, tocando con suavidad su nariz—. Ve a acompañar a tu abuela, yo volveré a la oficina.Laura quería decirle a Miguel que, en los últimos días, cuando su abuela estaba lúcida, preguntaba cuándo podría conocer a su esposo. En tres años de matrimonio, su abuela nunca había visto a Miguel en persona.Después de mucho dudar, finalmente se armó de suficiente valor:—Miguel, ¿podrías...?Sus palabras fueron interrumpidas por el repentino sonido de un teléfono.Miguel en ese instante sacó su móvil y Laura vio claramente el nombre de Jenny en la pantalla. En un momento, todas sus esperanzas e ilusiones se hicieron añicos. Este triángulo amoroso jamás tendría un final feliz.—Descansa un poco, ¡voy para allá! —La voz urgente de Miguel llegó a sus oídos mientras Laura volvía a la realidad, sus hermosos ojos teñidos de tristeza.—Ve a acompañar a tu abuela, tengo que ir urgente al bufete, Jenny t
Laura conocía al médico desde hacía tres años, pero, aunque hablaban regularmente sobre la condición de su abuela, no tenían la confianza suficiente para discutir asuntos privados. Así que rápidamente cambió de tema:—Hablé con el señor Soto sobre el medicamento experimental, tal vez lo conseguiremos mañana. Cuando mi abuela lo tome, ¿mejorará poco a poco?Siempre había deseado que su abuela se recuperara para poder llevarla a pasear y mostrarle el mundo exterior.El doctor, notando que ella no quería hablar de su relación con Miguel, aunque desaprobaba la situación, decidió mejor no insistir:—Solo sabremos los resultados después de un tiempo de tratamiento. Por ahora no puedo garantizarte ningún efecto específico.La condición del paciente podía empeorar en cualquier momento, no podía hacer promesas.Laura sintió cierta decepción, pero aceptó:—Entiendo, iré a ver a mi abuela.—Adelante.Cuando ella salió, el doctor suspiró. ¡Esta chica se arrepentiría tarde o temprano de mantener su
Miguel se tornó serio.—Esto, no tiene nada que ver con Laura, ¡tu cuerpo necesita reposo! El trabajo es agotador, si algo le pasara al bebé sería grave.Jenny, escuchando esto, se sintió dulcemente halagada y sonrió con timidez.—Miguel, gracias por pensar en mí, pero si no trabajo, estaré aburrida en casa todo el día. ¿Y si me deprimo?—Puedes salir de compras con tus amigas, tomar el té, ir al spa... Con compañía no te aburrirás —Miguel solo pensaba en el bienestar de Jenny.—Sabes que después de que Diego murió, su madre solo me dio una casa, un auto y un millón. Antes, con mi salario en la compañía de danza no me preocupaba el dinero, pero ahora estoy embarazada y perdí ese trabajo. Si no trabajo, no solo no podré salir con amigas, ¡ni siquiera podré comprarme ropa decente! —Los ojos de Jenny se humedecieron, luciendo especialmente triste.Miguel con seriedad arqueó una ceja.—Hablaré con mi madre.Nunca se había preocupado por la distribución de los bienes después de la muerte de
—Miguel, ¿has visto cómo Laura me está ignorando? ¿Estará enojada? —Jenny miró a Miguel con cara de arrepentimiento—. ¿Por qué no vas a contentarla?Mientras tanto, en su mente maldecía a Laura y toda su familia. No podía ser una simple coincidencia que apareciera justo cuando el ambiente entre ella y Miguel empezaba a mejorar. Incluso sospechaba que Laura había estado espiando detrás de la puerta, esperando el momento preciso para entrar. ¡En realidad, qué arpía!—Laura, ¡ven aquí ahora mismo! —llamó Miguel en voz baja, dejando los cubiertos y girándose hacia ella."Esta mujer vino a provocarme apropósito, ¿esperando que vaya tras ella? Qué infantil es", pensó él.Laura siguió despreocupada caminando sin detenerse, con los puños apretados a los costados. "¡Qué par de víboras!", pensó.—Miguel, ¿qué te parece si voy a disculparme con Laura? —sugirió Jenny, levantándose para ir hacia ella.Era la oportunidad perfecta para tender otra trampa. Aunque no lograra el divorcio, si seguía así,
Laura jaló a Patricia detrás de ella y miró fijamente a Miguel —Miguel, se supone que eres un empresario inteligente. ¡Antes de acusar a alguien, piensa si tienes pruebas! Además, te informo que hay cámaras de seguridad en este restaurante. Si crees que fue Patricia, ¡primero revisa con detenimiento las grabaciones antes de venir a confrontarla!Lo dijo muy despacio.De no ser porque temía que Miguel armara un escándalo, le habría dicho directamente que era un idiota por salir sin cerebro.Jenny tiraba desesperada de la ropa de Miguel —¡Miguel, de verdad me caí por accidente, nadie tiene la culpa!Aunque en realidad se había caído a propósito.Miguel bajó instintivo la mirada hacia ella —No tengas miedo, yo te respaldo. Solo di la verdad.Laura sintió una punzada en el corazón al ver cómo él se preocupaba por Jenny, de repente su rostro palideció.Eran marido y mujer, compartían la intimidad de la misma cama cada noche.Y ahora él estaba frente a ella, con sus ojos fijos en la mujer en