Capítulo 438
Al pensar en esto, Milena se quitó el delantal y salió directamente.

Al pasar por la sala, vio a Juan -el padre de Manolo- sentado en el sofá leyendo el periódico, y se detuvo para saludarlo cortésmente.

Juan pareció sorprendido de verla en casa, la miró desconcertado antes de responder:

—Ah, Milena, ven, siéntate.

Milena sonrió.

—Tengo que irme, ¡debo volver a casa!

En realidad, nunca había logrado entender completamente a Juan. Siempre le pareció un hombre insondable.

—Quédate un momento, haré que llamen a Manolo —dijo Juan ajustándose las gafas con tono amable.

—No, de verdad tengo que irme. ¡Hasta luego! —se despidió Milena con una sonrisa amable antes de dirigirse a la salida.

La mirada de Juan se posó en su espalda, su expresión era impasible, imposible de leer. Solo cuando Milena salió, se levantó y subió al despacho.

Manolo recibió la llamada de su padre, se disculpó con su madre y fue al despacho. Al entrar, encontró a su padre sentado en el sofá con expresión seria.

Cerró la
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