—Miguel, ¡ustedes están divorciados! ¿Qué crees que haces? —exclamó Fabio con una mirada penetrante. Miguel no tenía ningún derecho de llevarse a Laura.—¿Acaso no te contó que anoche suplicó volver conmigo para salvar a Santiago? —se burló Miguel con una sonrisa fría antes de bajar la mirada hacia Laura—. ¿No es así, señorita Sánchez?—¡Cállate! —Laura lo fulminó con la mirada. ¡Nadie le había pedido que hablara!Fabio respiró profundamente. Lo sucedido anoche aún era una espina clavada en su corazón. Si no hubiera sacado a Laura, nunca se la habrían llevado aquellos hombres.—¿Quieres salvar a tu maestro, señorita Sánchez? ¿Mm? —preguntó Miguel sonriendo, sin inmutarse por la mirada furiosa de Laura.Laura se mordió el labio y asintió. —Sí, quiero salvarlo —aunque no quería suplicarle frente a Fabio.—¿Así nada más? —murmuró Miguel arqueando una ceja, su voz suave.—¡Volveré a casa contigo! —concedió Laura. Era su mayor concesión posible. ¡Si Miguel seguía presionando, no sabría qué
—¿Qué tonterías estás diciendo? ¡Jenny y yo nunca tuvimos nada, jamás me acosté con ella! —espetó Miguel arqueando una ceja, irritado. Ya se lo había explicado antes a Laura, ¿por qué seguía con eso? Era obvio que no había tomado en serio sus palabras.—Ese día Jenny me envió muchas selfies desde el dormitorio. Vestida así, ¿y me dices que no te acostaste con ella? —Laura no le creía. Miguel ya la había engañado tantas veces que era imposible confiar en él.—¡No pasó nada! ¡Yo estaba en mi despacho y ni siquiera sabía que ella había venido! —antes, Miguel jamás se habría dignado a dar explicaciones. Pero después del divorcio con Laura, había aprendido algo sobre las relaciones matrimoniales. Las dudas debían expresarse, o se convertirían en conflictos con el tiempo. Si hubiera entendido esto antes, quizás nunca habría llegado al divorcio con Laura.—Laura, ya te lo dije antes, tú eres mi única mujer —declaró Miguel sin ninguna vergüenza, completamente convencido.Laura no quería escuch
Sus ojos brillaban con una resolución y ansiedad sin precedentes, sus manos aferraban las sábanas como si fueran su único apoyo en ese momento.Luis permanecía de pie junto a la cama, observándola con una expresión indescifrable.—Luis, te lo suplico, ayúdame a salir de aquí —su voz sonaba baja y temblorosa, cada palabra surgía desde lo más profundo de su ser, con una súplica innegable.Los ojos de Jenny se enrojecieron, las lágrimas amenazaban con caer pero ella se resistía obstinadamente. Su mirada reflejaba tanto miedo por el futuro como resignación por el presente.Luis se erguía junto a la cama, su imponente figura proyectando una pesada sombra en la penumbra de la habitación.La miraba fijamente, sus profundos ojos revelando una mezcla de emociones: compasión, resignación y una determinación indefinible. —Jenny, te lo prometo, pero debes entender que no será fácil. Las fronteras internacionales son más complejas de lo que imaginamos. Solo puedo hacer mi mejor esfuerzo para prepar
Al escuchar sus palabras, Irina rompió en llanto desconsoladamente —¡Luis, soy tu madre, ¿cómo puedes tratarme así?!Durante este tiempo, el adulterio de su esposo la había vuelto una persona neurótica con un fuerte deseo de control. No podía retener a su marido, pero su hijo era suyo y debía mantenerlo firmemente a su lado, sin permitir que otras mujeres se lo arrebataran.Luis, quien había estado soportando este tormento día tras día, se frotó las sienes con irritación y exclamó severamente —¡Cállate!— No entendía por qué, si su padre era el infiel, su madre no iba a confrontarlo a él en vez de hostigarlo constantemente hasta el punto de la desesperación.—¡Escúchame bien, Luis, solo te casarás con Valentina y con nadie más! ¡Especialmente no con esa zorra de Jenny! ¡Si te atreves a traerla a casa, me mataré frente a ti! —Las noticias estos días solo hablaban de Jenny, y cada vez que las veía, explotaba en insultos. Una amante tan malvada como ella le parecía aterradora.—¡Mamá, mis
Incluso estaba dispuesta a abandonarlo todo por él.Pero ahora...—Jenny, lo siento mucho —se disculpó Luis con el rostro lleno de culpa. Pensó que si perdía a Jenny ahora, quizás podría encontrar a alguien más en el futuro. Pero si perdía a su madre, nunca más tendría a alguien que se entregara a él incondicionalmente.—¡No digas tonterías! ¡Tonto! —Jenny sonrió, aunque de repente se sintió muy confundida sobre su futuro.—Descansa un poco, iré a hacer una llamada para arreglar todo lo antes posible —Luis se inclinó para abrazarla y le dio un beso suave en la mejilla. Tal vez nunca más tendrían la oportunidad de estar juntos.Los ojos de Jenny se enrojecieron. Se preguntaba si hubiera elegido a Luis desde el principio, ¿estaría viviendo felizmente ahora? Pero lamentablemente, en este mundo no existen los "y si". Ella había elegido su camino y tendría que recorrerlo hasta el final, aunque fuera de rodillas.—¡No llores! ¿Qué te parece si en un par de años, cuando las cosas se calmen, t
—Lo que quiero saber, siempre encuentro la manera de averiguarlo —dijo Miguel con tono indiferente, como si hablara de algo trivial.Luis sintió una inquietud creciente. Quizás por haber sido amigos durante tanto tiempo sin conflictos, había olvidado que Miguel era un lobo... y de los más feroces. Enfrentarse a él como enemigo significaba ser devorado sin dejar rastro.—Ya que no puedes hablar, lo dejamos para otra ocasión, pero... Santa Clara es pequeña, hay personas con las que podrías toparte a la vuelta de la esquina —Miguel colgó después de decir esto.Luis sostenía el teléfono con manos temblorosas. Las palabras de Miguel eran claramente una advertencia. De repente, no sabía a quién se refería: ¿a su madre? ¿o a aquella persona? A pesar de sus preocupaciones, decidió ayudar a Jenny a escapar. Era una apuesta, pero quizás la suerte estaría de su lado.Más tranquilo después de tomar esta decisión, fumó un cigarrillo y regresó a la habitación. Encontró a Jenny revisando las noticias
—Ya arreglé todo por teléfono, alguien vendrá a recogerte mañana a las siete de la noche y te traerá tu nueva identificación —Luis miró la herida en su pecho con preocupación— ¿Qué pasará si la herida se te infecta durante el viaje?—Me aseguraré de llevar suficientes medicamentos —Para ella lo primordial era escapar de Santa Clara para sobrevivir. No podía preocuparse por sus heridas ahora. Cada día adicional que permaneciera allí aumentaba el peligro. No se atrevía a arriesgar su vida.—Por cierto, aún no he encontrado compradores adecuados para la casa y el coche que me pediste vender. Te adelantaré el dinero y los venderé después —Luis sacó una tarjeta y se la entregó— Es todo lo que pude reunir, cinco millones en total. Tómalo.Jenny se conmovió profundamente. Incluso pensó que si no estuviera forzada a irse, se quedaría para casarse con Luis. Sabía que después de perderlo, nunca encontraría a alguien tan devotamente leal a ella.—Cuídate mucho cuando estés sola —susurró Luis.Jen
—Acabo de recibir información de que tu ex esposa fue a la estación de policía con suficientes pruebas para incriminar a Jenny, y también sobre tu... —antes de que el hombre pudiera terminar, Miguel lo interrumpió— ¿Cuándo fue?—¡Justo ahora! Seguramente se enteró de que estabas preparando documentos falsos para sacar a Jenny del país, ¡por eso corrió a denunciarlo! Y la policía ya emitió una orden de arresto, ni tú ni Jenny... ¡ninguno podrá escapar, ja ja! —el hombre río, su rostro infantil no mostraba ninguna señal de agresión, aunque Miguel sabía bien que era despiadado.—¿Por qué no le dijiste a tu ex esposa que preparaste los documentos falsos para Jenny a propósito, para que bajara la guardia y la policía pudiera arrestarla?—¡Gael Montero, cierra la boca! —ordenó Miguel con voz fría.El rostro infantil dejó de sonreír y miró a Miguel con furia —¡No uses mi nombre! —¡Suena horrible!—No creas ni difundas rumores, ¿entendido? —Miguel arqueó una ceja— Sigue con tu té, me voy.—¿Va