Capítulo 247
Con estas palabras, Laura no solo dejaba ver su posición sino que le mandaba un mensaje claro a Miguel: si Jenny estaba interesada en él, ella no pensaba meterse en medio.

A Emiliano se le dibujó una sonrisa de satisfacción al escucharla.

Había estado preocupado pensando que su nieta solo se quedaría callada, ahogándose en su tristeza.

Pero ahora veía que se había angustiado por gusto.

Su pequeña Laura por fin había madurado, dejando atrás aquella ceguera del amor.

No podía estar más contento.

Jenny se quedó de una pieza - esta no era la Laura que conocía.

Antes ni en sueños se habría atrevido a dejarla mal parada delante de todos.

¿Qué mosca le había picado hoy?

Finalmente, miró a Miguel como buscando ayuda, con los ojos llorosos:

—Miguel, yo...

Se veía frágil y desamparada.

Como si todo el mundo la estuviera maltratando.

Miguel arqueó una ceja, tomó la pulsera de su mano y se la dio directamente a Laura:

—Es solo un gesto de buena voluntad. Si no lo aceptas, ¿no estarías despreciando
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