Capítulo 250
—¡Llama a quien dijo padre y punto! —exclamó Fabiola haciéndole una seña urgente a su esposo.

Con Laura inconsciente y Emiliano furioso, prolongar la discusión solo empeoraría la situación. Si Emiliano perdía los estribos y algo le ocurría a Laura, ¿quién cargaría con esa responsabilidad?

Fabiola se apresuró a buscar el teléfono en el bolso de Laura. Al hacerlo, un pañuelo enrollado se deslizó accidentalmente, esparciéndose varias pastillas blancas por el suelo.

—¡Padre, no fue intencional! ¡Las recogeré después de hacer la llamada! —se disculpó Fabiola mientras marcaba rápidamente el número de Patricia.

Emiliano contempló las pastillas por un momento antes de dirigirse a Miguel:

—¿Laura está enferma?

—No lo sé —respondió Miguel sorprendido, cayendo en cuenta de lo poco que realmente sabía sobre Laura.

—Como su esposo, no sabes nada sobre ella. Miguel, ¿estás preparado para el divorcio? —la expresión sombría de Emiliano era intimidante.

Antes quería mantenerlos juntos, que no se separa
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