Capítulo 208
—¡Laura, ¿qué quieres decir?! —Miguel intentó agarrarla, accidentalmente tirando de su toalla.

Laura gritó sorprendida. —¡Miguel, ¿qué haces?!

—¡Tu pelo está mojado, no puedes ir a la habitación! —Miguel, para disimular su vergüenza, se dio vuelta y le arrojó una toalla sobre la cabeza—. ¡Sécalo! —su tono era urgente.

Laura se quitó la toalla. —¡Devuélveme la otra toalla!

Su voz involuntariamente adquirió un tono tímido y suave.

Miguel arqueó las cejas, se acercó con la toalla y comenzó a secarle suavemente las gotas de agua, sus labios rozando su oreja, mordisqueándola levemente.

La sensación era cosquillosa y húmeda.

Después de tres años de matrimonio, su vida íntima siempre había sido armoniosa, y con el embarazo las sensaciones eran más intensas.

Laura gimió suavemente. —Miguel... no, me duele el vientre.

Ahora estaba completamente despierta.

Instintivamente se cubrió el abdomen.

Esta noche debería haber ido al hospital, Patricia ya había hecho los arreglos con otro hospital, pero
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