Capítulo 212
El cuerpo de Laura se tensó. —¡Miguel, no quiero!

—No voy a hacerlo, solo quiero hacerte sentir bien, ¿qué? ¿No te gusta?

—¡No me gusta, quiero dormir! —la voz de Laura sonaba urgente mientras pensaba qué haría si él la forzaba.

—Te estoy tratando tan bien y dices que no te gusta. Señora Soto, estás mintiendo —los dedos de Miguel acariciaban su piel mientras susurraba palabras obscenas en su oído.

Laura lo empujó y rodó sobre la cama.

Por precaución con su vientre, no se atrevió a caer al suelo.

Solo se alejó un poco de él.

Miguel la observaba con los ojos entrecerrados, su mirada indescifrable.

Era obvio que ella rechazaba la intimidad.

¿Sería por Santiago?

¿De qué habrían hablado?

Laura, sintiéndose intimidada por su mirada, intentó levantarse.

Miguel la agarró y la inmovilizó bajo él, tirando de su pijama.

—Eres la señora Soto, cumplir con los deberes conyugales es tu obligación. ¡No tienes derecho a rechazarme!

Pensando que había algo entre Laura y Santiago, estaba decidido a posee
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