Cristina caminó rápidamente. Pronto llegó al salón del Departamento de Relaciones Públicas y atravesó el lugar hacia la oficina de la gerente.

Sus tacones de aguja resonaban sobre los azulejos de mármol, y se notaba que estaba enojada. El personal temblaba de miedo mientras la observaba avanzar directamente hacia su destino.

Ella pateó la puerta de la oficina abierta, haciendo un gran ruido.

Cristina rugió furiosamente: "¡Emily, quiero una explicación!".

Emily se sobresaltó. Miró a Cristina, quien apareció de la nada, y preguntó: "Cristina, ¿qué está pasando?".

Cristina entró en la oficina y cerró la puerta de un portazo, bloqueando esas miradas inquisitivas.

Ella se plantó en la puerta con los brazos cruzados. Mirando fríamente a Emily, dijo: "¿Quién te dio permiso de organiza