La pregunta del hombre dejó a Gloria callada. No se le daba bien nada.

Yolanda rápidamente dijo: "Sr. Iglesias, ¿por qué no le pide que cante? Con esa voz que tiene, seguro que es divertido cuando canta".

Las cuerdas vocales de Gloria estaban dañadas, así que su voz era ronca y desagradable. Por eso, rara vez hablaba, y cuando lo hacía, era en voz baja.

"Si su voz ya es desagradable cuando habla, ¿cómo será cuando cante?".

Yolanda se acomodó en el muslo del hombre y le coqueteó. "Sr. Iglesias, en otros lugares puede disfrutar de grandes voces, pero la de ella es única, le aseguro que se divertirá. Solo pídale que cante para usted. Si no le gusta, podemos ponernos tapones en los oídos".

"Su voz es tan desagradable... ¿Estás seguro de que quieres escucharla cantar?", dijo el hombre.

"Esa es precisamente la razón por la que quiero que cante. Tengo curiosidad por saber qué tan insoportable será", dijo Yolanda mientras apoyaba su pecho generoso en el brazo del hombre.

"Sr. Iglesias, ¿qué d