Cuando Dober accedió a ir a la cama, Hiz se acostó a su lado, porque Dober estaba aferrado a ella. Acostaba su cabeza en el vientre de la chica y dejaba que la marca de su unión biológica se mostrara en todo su esplendor.
Hiz mandó a llamar al doctor Ramson y se quedó acariciándole el cabello a Dober para que se relajara. Lo bueno es que no tenía fiebre, pero se veía bastante descompuesto.
—¿Qué te sientes ahora, Dober? —le preguntó.
Pero él no respondió, estaba noqueado por el sueño.
A los minutos llegó el doctor Ramson y estudió la marca de Dober.
—Tiene una sobrecarga de químicos viajeros —le explicó a Hiz—. Esto se da porque tu unión le está pidiendo a Dober muchos más químicos de los habituales.
—¿Y sabe cuál es la razón?
—No puede ser —soltó Jusnes y llevó las manos a su cabeza—. No puede ser, ¿cómo es posible que nos tendieran una emboscada? Y todo en una noche. No puede ser posible: nos han tendido una trampa.El rostro de Dober se tornó totalmente pálido y cayó desmayado.—¡Ah, Dober, Dober! —comenzó a gritar Hiz alterada.—¡Traigan al doctor, ahora! —ordenó Jusnes.Jew respiraba agitado al observar que el Mando Segundo se había descompensado por completo.—Necesito que uno de los Mandos me acompañe —pidió.Jusnes dejó salir un grito y comenzó a caminar con Jew al cuarto de comando de guerra, seguido por varios agentes que habían llegado para hablar de la situación y dar los reportes que estaban llegando de las zonas abatidas y los pasos del ejercito enemigo.Entre to
—¡No, él no puede estar muerto, no! —escuchó al fondo.—¡Anny, tranquila, debes calmarte! —decía una voz de hombre.—¡Es por su culpa, ella lo mató!—No es culpa de nadie, la unión biológica se rompió. Nadie tiene la culpa.—¡Ella le dijo algo y después el se desmayó! ¡Por su culpa, es su culpa!Adeline intentó abrir los ojos, pero tenía mucha pesadez y el cuerpo dolorido....La mano temblorosa de Hiz paseó su rostro, limpiando las lágrimas.Escuchaba de fondo la voz del doctor Ramson, pero él estaba frente a ella. Dober se encontraba a su lado, recostado en la cama, recuperándose de su descompensación.Habían acabado de recibir la noticia. Ben había muerto. Ben murió al desprenderse su unión.
—¡No, yo quiero ir tras él, por favor! ¡Mátenme! —Imploraba Adeline—. ¡Yo no puedo vivir así! ¡No, yo quiero irme con él!Gost se aferraba a su hermana y lloraba, implorando que se quedara a su lado.Pero en aquella sala todos sabían que aquella chica no tenía futuro. Las culpas de sus equivocaciones se la estaban llevando lentamente.Una semana después, a mitad de la noche del primer día de luna llena, Adeline logró escapar de la Casa Principal (el único que la cuidaba era Gost y se encontraba dormido, vencido por el cansancio).Logró caminar hasta un acantilado, en medio de una alucinación, donde caminaba al lado de Ben. En esos días, él había estado apareciendo y conversando con ella, pidiéndole que pagara el precio por su traición.Aquel Ben que le exigía la muerte, le pidi
En la casa cerca del bosque estaban depositados todos los recuerdos de Dober cuando era solo un niño y el doctor Ramson lo llevaba allí para que pudiera relajarse. Dober amaba ir allí y jugar con su gran amigo Magnus (un perro).Pero todo acabó cuando su padre se enteró que el chico dejaba de entrenar en vacaciones, lo obligó a hacerlo en su presencia y así, poco a poco, fue dejado de visitar la casa en el bosque.Pero nadie, nunca, llegó a enterarse de aquella casa en el bosque.Pero ahora que su querida unión podría resguardarse allí y poder esperar a que todo aquel caos pasara. Ahora Hiz podría pasar sus días de maternidad sin que su vida o la de su bebé estuvieran en peligro. Ella amaba la naturaleza y esa casa era enorme, rodeada de muchísimos árboles. El patio le daba una enorme vista del bosque y si uno se adentraba al bosque pod&i
Era como regresar de cierta forma a su infancia, donde pasaba largas horas en el bosque.Tal vez Dober tenía razón y el mudarse por un tiempo a la casa del bosque era buena idea, para que pudiera relajarse.Después, cuando las mujeres se despertaron, llamaron a Hiz para que desayunara y se sorprendieron al verla despeinada, con el vestido algo sucio y el rostro acalorado por la larga caminata.—¿Qué estabas haciendo? —preguntó Dane, con el pocillo de café en una mano, paralizada por ver a su amiga en aquellas fachas.—Ah, estaba paseando por el bosque con Magnus —respondió Hiz, sentándose a la mesa y comenzando a tomar una taza de leche caliente—. Ah, está muy rica.A su madre le tranquilizó que Hiz estuviera de mejor semblante. La única que seguía preocupándole era Anny, que se había vuelto muy callada desde la mue
Hablaba, el monstruo hablaba.Dane soltó un enorme grito de horror y brincó en su puesto.En su afán por salir de lo que estaba viviendo, rodó su mirada hasta la puerta del patio, corrió hasta ella y con las manos temblorosas, logró abrirla con la llave.Salió corriendo como si su vida dependiera de ello.Se adentró al bosque y en una de esas, en la inmensa oscuridad, tropezó con algo y cayó cuesta abajo, golpeándose con todo su cuerpo.Perdió la conciencia.—¿Le hablaste? —escuchó una voz en lo más profundo de sus pensamientos.—Quería explicarle —respondió la voz de un hombre.—Creo que eso suena más terrorífico aún —dijo otra voz, también era de un hombre.Dane intentaba despertarse, pero no podía. Forcejeaba con su cuerpo para pod
—Magnus fue un perro que vivió aquí cuando yo era solo un niño —informó Dober, con una gran sonrisa—. Pero eso fue hace más de veinte años, es imposible que siga con vida.Vieron que el doctor Ramson apareció por el patio y se acercó a ellos, saludando a las chicas.—Doctor, ¿dónde estuvo estas dos semanas? —preguntó Dober—. ¿A dónde se fue? Lo estuve llamando.—Dober, no soy tu esclavo, merecía unas vacaciones —respondió y se acercó para saludar a Hiz con un beso en la mejilla.Dane se estaba acercando a la sala y se detuvo en seco, al notar que el doctor Ramson tenía los mismos ojos verde esmeralda de Magnus y le transmitía la misma aura.Parpadeó dos veces y sacudió aquellas ideas extrañas de su cabeza.—¡Es su perro, doctor! —in
—Solo debes mirar la manzana y pensar que quieres que sea invisible.Estaban en un gran salón con piso de madera oscura, en las esquinas del gran salón había varios niños mayores que Kilian practicando todo tipo de cosas, algunos botaban fuego de sus manos, otros trataban de volar, y en el centro estaban ellos. Todos los conocían: a él, por ser el mejor de la clase y a Arlet por ser la niña que siempre se metía en problemas, y claro, ahora también era la practicante más joven.Arlet estuvo un momento mirando la manzana y después le dio un mordisco.—Delicioso —balbuceó Arlet mientras masticaba la manzana en su boca.—Bueno, mientras no te metas en problemas —Kilian se apartó de la niña y llegó a un grupo de chicos, que al verlo, empezaron a hablar con él.Arlet le encantaba ver como Kilian entrenaba, ese d&ia