Alma en pena
BRANDON

Los días habían pasado y parecía una maldita alma en pena. No recordaba la última vez que me había bañado, pero sí de algo estaba seguro, es que el perfume que usaba era muy bueno, porque nadie se había quejado de mi olor.

No había pegado un ojo en toda la madrugada, de nuevo, porque cada vez que cerraba los ojos veía su rostro justo en ese maldito momento en que me gritó bajo la lluvia que la dejara en paz. Que yo, el mismo que se suponía era su esposo, no era más que un fantasma en su vida.

¡Un pu**to fantasma! ¡Madre mía, lo peor es que estaba actuando como uno! Mis ojeras, el humor del diablo, y el pu**ñetero dolor de cabeza porque permanecía despierto a base de café, me habían convertido en un alma en pena salida del inframundo.

Estaba en la oficina y bufé como un león furioso, lanzando la carpeta de informes sobre el escritorio de cristal con tanta fuerza que hasta Griselda, mi asistente, pegó un brinco al otro lado de la puerta.

— ¡Quiero ese contrato revisado en una
Anna Cuher

¿Qué creen que va a hacer Brandon con Emilia? Las leo en comentarios. Si quieren echar chisme conmigo pueden buscarme como Anna Cuher en r3d3$ $0c¡al3s.

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