- ¡Suéltame! - le gritó cuando logró reaccionar
Intentó zafarse, pero Kader era mucho más fuerte y la tenía apresada entre sus brazos.
- ¡¡Qué me sueltes con un carajo!! - demandó con más fuerza
- No lo aré - a diferencia de ella, Kader usó un tono bajo y sin dejar de besarla
- Te digo que me dejes - insistió tratando de recordar su molestia hacia él
- Nos están siguiendo - le dijo muy bajito sobre sus labios
- ¿Qué? - Maia no lograba comprender
- Tú amiga la periodista nos estuvo siguiendo todo el camino - le aclaró mientras besaba su cuello, aprovechando para hablarle al oído - te vio salir del auto y seguramente te escuchó gr
El verdadero problema llegó una semana después, cuando Maia fue abordada por su manager y el CEO de la agencia de la que era parte. - Maia nos das un minuto por favor - le pidió su manager Anthon después de una sesión fotográfica - Claro - Maia los siguió con seguridad y confianza, aunque por dentro se sentía inquieta - Te hemos pedido que vinieras por que necesitamos hablar contigo sobre tu repentino viaje fuera del país y del que no nos has dicho nada - le explicó el CEO Danthon - ¿Viajo, cual viaje? - no sabía a lo que se referían - El que tendrás con tu novio la próxima semana a Asia, cuál más - aclaró su manager - ¡¿Asia, la próxima semana?! - se sobresaltó - disculpen,
Si le preguntan Kader no supo ni qué pasó, en un momento estaba muy tranquilo tomando una siesta después de haber pasado toda la noche trabajando/robando, y segundos después estaba escuchando una voz molesta y gruñona dándole órdenes como si fuera su dueña. Apenas si pudo entender lo que le dijo, lo único que tenía claro es que estaba en problemas. A lo que, para su mal, ya se estaba acostumbrando. Con toda la pereza del mundo se levantó de la cama y se vistió con lo primero que encontró. Intentó ser lo más sigiloso posible para que nadie notara su salida, o no lo dejarían en paz con todo tipo de reclamos, burlas, advertencias y amenazas. Cuando llegó a la puerta ya sentía que podía cantar victoria, pero su suerte duró poco, pues a su lado apareció quien menos quería ver en ese momento. - ¿A dónde vas Le Roux? - le preguntó con los brazos cruzados
Llegó el tan esperado viaje. No eran capaces de aceptarlo, pero en el fondo se sentían emocionados por lo que les esperaba tras esta nueva experiencia, Kader le echaba la culpa al hecho de que era la primera vez que salía del país, mientras que Maia se excusaba diciendo que ya le hacían falta unas vacaciones. Pero por mucho que intentaran mentirse a sí mismos, lo que más los apremiaba era lo que saldría de ese extraño juego que entre reclamos y coqueteos habían pactado. La idea era muy clara, apenas bajaran del avión ambos olvidarán sus diferencias y se meterían de lleno en su papel de novios enamorados. Decirlo era muy sencillo, pero hacerlo ya eran palabras mayores y tanto Kader como Maia estaban a nada de descubrirlo. - ¿Falta mucho para que lleguemos? - pregunto Kader con nerviosismo - Está es la doceava ocasión que me pregunta eso y ya empiezas a hartarm
- Cuando era niño solía tener muchas pesadillas - le contó con incomodidad - casi siempre era el mismo sueño. Al principio todo parecía perfecto, me divertía en un parque, jugaba con mis compañeros de la escuela o simplemente me encontraba sentado en una banca comiendo un algodón de azúcar. Después escuchaba la voz de mis padres llamándome con cariño, yo los buscaba con emoción pero cuando los encontraba no podía ver sus rostros, sus voces dulces se volvían burlonas y ásperas, los escuchaba gritarme y decirme que era un mal hijo y que no me querían. Yo lloraba y les rogaba que no me dejaran que me iba a portar bien, que sería un mejor hijo, pero ellos sólo se reían de mí y decían que no valía la pena desperdiciar su tiempo con alguien como yo. Había veces que creía verlos dándoles todo su amor a sus otros hijos, niños buenos y especiales, niños que tenían algo que a mi me faltó y que no me permitió ganarme el cariño
La cosa empeoró al llegar a la habitación, donde antes de irse a dormir pudo escuchar una voz conocida cantar del otro lado de la puerta contigua. Era j'apprendrai de mickaël miro.J'apprendrai à t'aimer mon amour(Voy a aprender a amarte mi amor)J'apprendrai à t'aimer mon amour(Aprenderé a tu lado)Dans les bons et dans les mauvais jours(En los buenos días y en los malos días)Et malgré tous les malgré(Y a pesar de todo el pesar)Il y a longtemps
Kader lo pensó por un momento y aunque sabía cómo le quitaría el dolor a una novia no quería hacerlo con ella. Pero dada su insistencia no tuvo otra opción. Sin mucho cuidado tomó su mano y dejó un simple beso en ella. - ¿Solo eso? ¡Eres el peor de los novios! - le reclamó Con molestia Kader volvió a tomar su mano y está vez besó con fuerza cada uno de sus dedos. - ¿Así está mejor su majestad? - ironizó - No, también me duele la muñeca - ante eso Kader beso también su muñeca - y el codo también - Ambos sabían que era mentira, pero aun así no detuvo sus besos y sin percatarse sus labios fueron subiendo de a poco hasta su hombro. - ¿Me vas a decir que también te duele el cuell
Maia veía desde la puerta de la cocina a su vieja nana, quien había cuidado de ella desde que tenía memoria y era la única que le mostraba verdadero cariño después de la muerte de su abuelo paterno. No podía negar que la quería mucho, incluso más que a su propia madre. Podía decirse que ese era el sentimiento más sincero que hasta ese momento había sentido, aun cuando no estuviera consciente de ello. Lastimosamente, conforme fue creciendo dejó de conformarse con el cariño de la servidumbre y empezó a buscar el de quienes debían dárselo sin límites ni condiciones.Fue por eso que su comportamiento poco a poco fue cambiando, en su entonces inocente pensamiento, llegó a creer que si se comportaba igual que sus padres y hermana, ellos se sentirían orgullosos de ella y como consecuencia la querían más. Por desgracia lo único que consiguió fue
Kader no tardó en entrar a la cocina dónde se encontraba la Cobra saboreando su malteada junto con su nana. No se atrevía a aceptarlo, pero a su parecer se veía muy tierna sentada en la barra sorbiendo de un popote su bebida mientras se sonrojaba entre risas por los recuerdos de su infancia que mencionaba Minalou.- Hola amor - para su sorpresa su sonrisa no fue fingida- Hola Caramelo - casi se atraganta al decir el apodo secreto que le teníaPara ambos fue incomodo escuchar ese apodo que solo durante las vacaciones había usado. Lo peor es que esa simple palabra los hacía rememorar cosas que preferían mejor dejar pérdidas en el limbo.- Amm... ¿Qué, qué haces aquí? - pregunt