- Con su permiso señoras, pero mi novia me llama - se despidió huyendo de en medio de ellas
Lentamente se acercó a su novia, quien rápidamente centró su mirada en él en forma de advertencia, pensando que quería molestarla o incluso avergonzarla delante de todos. Y fue esa misma mirada que Kader obvio, lo que menos quería en ese momento era causar otra pelea, solo pensaba en sacarse a las mujeres de encima y para su mal ella era su única salvación. Con delicadeza se recargó en el costado del piano, quedando así de frente a Maia. Podía ver sus manos tocar cada tecla con perfecta sincronía, mientras sus hombros y espalda se movían al compás de la melodía. Cuando llegó el momento tomó una fuerte respiración y sin más empezó a cantar, con una voz gruesa y afinada que sorprendió a más de uno.
(Déjame decirte)
Laisse-moi te dire
En la mansión Paris, se encontraban Scott y Adelinne conversando en el despacho del señor. Su conversación giraba en torno al nuevo novio de su hija menor. Para ninguno de ellos había sido de su agrado, pues su presencia interfiere en sus planes y eso era algo que no podían soportar. Además estaban seguros de que había algo detrás de esa repentina relación, pues sabían que Maia solo tenía ojos para quien sería su futuro yerno pero por parte de su hija mayor. Y les parecía extraño que de la noche a la mañana se apareciera con otro hombre pareciendo tan enamorada. Ya se encargarían de descubrir que se traen entre manos antes de que su hijita saliera con otra de sus estupideces. - ¿Qué has podido saber de él? - pregunto Adelinne con desdén - No mucho en realidad - aceptó Scott inconforme - la información solo muestra lo mismo que ellos nos dijeron en la fiesta,
Del otro lado de la ciudad Kader era ignorante de todos los planes que la familia de su novia tenía en su contra. Por el momento lo único que le importaba era conseguir el dinero que necesitaba para mantener a su familia. Así que sin importarle que su rostro estuviera en prácticamente todos los periódicos, revistas y programas de la farándula gracias a su reciente relación, hizo los planes para dar su siguiente golpe. Esta vez su objetivo era un banco que justamente pertenecía a quien se suponía era su suegro. En su opinión, si tenía que soportar a su hija casi a diario por lo menos tenía que pagar el precio que ese sufrimiento implicaba. - Yo entraré primero y cuando todos estén distraídos ustedes también lo harán - les daba órdenes a sus cómplices - recuerden no llamar la atención y estén en diferentes puntos del lugar, no dejen que las cámaras enfoquen sus rostros y mantengan vigilados a los de segurid
Por su parte Maia estaba por salir del estudio mientras su amiga Léa la acompañaba. - No puedo creer que no me hayas dicho que salías con tremendo hombre - llevaba semanas quejándose - ¿Como puedes ocultar tremenda noticia? Si yo fuera tú lo hubiera gritado a los cuatro vientos desde el primer día - - Y es por eso que tienes tan mala reputación - espetó - siempre dices lo que no debes cuando no debes - - Pero no me vas a negar que ese hombre si lo vale - le pico coqueta - No, no lo voy a negar - mintió, para ella ese hombre lo único que valía era un disparo a la cabeza Las amigas siguieron conversando hasta que salieron del lugar, donde las estaba esperando un grupo de periodistas deseando saber más de la nueva conquista
- ¡Suéltame! - le gritó cuando logró reaccionar Intentó zafarse, pero Kader era mucho más fuerte y la tenía apresada entre sus brazos. - ¡¡Qué me sueltes con un carajo!! - demandó con más fuerza - No lo aré - a diferencia de ella, Kader usó un tono bajo y sin dejar de besarla - Te digo que me dejes - insistió tratando de recordar su molestia hacia él - Nos están siguiendo - le dijo muy bajito sobre sus labios - ¿Qué? - Maia no lograba comprender - Tú amiga la periodista nos estuvo siguiendo todo el camino - le aclaró mientras besaba su cuello, aprovechando para hablarle al oído - te vio salir del auto y seguramente te escuchó gr
El verdadero problema llegó una semana después, cuando Maia fue abordada por su manager y el CEO de la agencia de la que era parte. - Maia nos das un minuto por favor - le pidió su manager Anthon después de una sesión fotográfica - Claro - Maia los siguió con seguridad y confianza, aunque por dentro se sentía inquieta - Te hemos pedido que vinieras por que necesitamos hablar contigo sobre tu repentino viaje fuera del país y del que no nos has dicho nada - le explicó el CEO Danthon - ¿Viajo, cual viaje? - no sabía a lo que se referían - El que tendrás con tu novio la próxima semana a Asia, cuál más - aclaró su manager - ¡¿Asia, la próxima semana?! - se sobresaltó - disculpen,
Si le preguntan Kader no supo ni qué pasó, en un momento estaba muy tranquilo tomando una siesta después de haber pasado toda la noche trabajando/robando, y segundos después estaba escuchando una voz molesta y gruñona dándole órdenes como si fuera su dueña. Apenas si pudo entender lo que le dijo, lo único que tenía claro es que estaba en problemas. A lo que, para su mal, ya se estaba acostumbrando. Con toda la pereza del mundo se levantó de la cama y se vistió con lo primero que encontró. Intentó ser lo más sigiloso posible para que nadie notara su salida, o no lo dejarían en paz con todo tipo de reclamos, burlas, advertencias y amenazas. Cuando llegó a la puerta ya sentía que podía cantar victoria, pero su suerte duró poco, pues a su lado apareció quien menos quería ver en ese momento. - ¿A dónde vas Le Roux? - le preguntó con los brazos cruzados
Llegó el tan esperado viaje. No eran capaces de aceptarlo, pero en el fondo se sentían emocionados por lo que les esperaba tras esta nueva experiencia, Kader le echaba la culpa al hecho de que era la primera vez que salía del país, mientras que Maia se excusaba diciendo que ya le hacían falta unas vacaciones. Pero por mucho que intentaran mentirse a sí mismos, lo que más los apremiaba era lo que saldría de ese extraño juego que entre reclamos y coqueteos habían pactado. La idea era muy clara, apenas bajaran del avión ambos olvidarán sus diferencias y se meterían de lleno en su papel de novios enamorados. Decirlo era muy sencillo, pero hacerlo ya eran palabras mayores y tanto Kader como Maia estaban a nada de descubrirlo. - ¿Falta mucho para que lleguemos? - pregunto Kader con nerviosismo - Está es la doceava ocasión que me pregunta eso y ya empiezas a hartarm
- Cuando era niño solía tener muchas pesadillas - le contó con incomodidad - casi siempre era el mismo sueño. Al principio todo parecía perfecto, me divertía en un parque, jugaba con mis compañeros de la escuela o simplemente me encontraba sentado en una banca comiendo un algodón de azúcar. Después escuchaba la voz de mis padres llamándome con cariño, yo los buscaba con emoción pero cuando los encontraba no podía ver sus rostros, sus voces dulces se volvían burlonas y ásperas, los escuchaba gritarme y decirme que era un mal hijo y que no me querían. Yo lloraba y les rogaba que no me dejaran que me iba a portar bien, que sería un mejor hijo, pero ellos sólo se reían de mí y decían que no valía la pena desperdiciar su tiempo con alguien como yo. Había veces que creía verlos dándoles todo su amor a sus otros hijos, niños buenos y especiales, niños que tenían algo que a mi me faltó y que no me permitió ganarme el cariño