Benjamín entró a la oficina de la estación de policía, como un torbellino. Ignoró el llamado de Richard y otros compañeros, no quería saber nada de lo que tenían para decirle. Él solo deseaba comprobar que las palabras de su padre eran amenazas vacías, quería pensar que su padre mentía. Pero al abrir su casillero se dio cuenta de que la amenazas eran reales, que nada era una maldita mentira. Su pistola no estaba en su lugar.—¡Maldición! —gruñó golpeando la pared con su puño, sin importar el daño que podía hacerse en el proceso.Su padre lo tenía en sus manos.—¿Qué demonios te pasa? —preguntó Richard detrás de él.La ira ardió con desenfreno en el interior de Benjamín, sin mediar palabras tomó a Richard del cuello y lo estampó contra los casilleros.—¡Fuiste tú! —gritó con la ira ardiendo en sus ojos.—N-no sé de qué me hablas —tartamudeó el agente.—No te hagas el idiota, Richard, sabes muy bien de que hablo, ¿Dónde está mi pistola? ¿A quién se la entregaste? —le cuestionó mientras
Nick se levantó de la cama, se sentía dolorido por la reciente actividad, pero por alguna extraña razón, sentía que había algo que no estaba bien con Benjamín, su encuentro sexual había sido explosivo, pero sintió que fue con prisas, como sí él deseara apartarse de él.Nick negó, quizá estaba viendo pajaritos donde no había ni un solo nido, se dirigió al baño, una ducha larga le ayudaría a relajarse y olvidarse de los malos pensamientos, una hora después subió a la cocina, preparó la cena para Steven y Enrique, los dos últimamente pasaban mucho tiempo juntos. No era que el primo de Benjamín fuera peligroso, porque no lo era. Steven había demostrado que podía confiar en él.El joven se recriminó, no tenía ningún buen pensamiento y él no era así.—Deja de llamar la desgracia, Nick, nada está fuera de su sitio —gruñó con enfado.Estaba comportándose como un verdadero tonto…Eso pensó hasta que el timbre de la puerta sonó, Nick arrugó el entrecejo. Ellos nunca recibían visitas, Enrique, S
Se ha marchado«Vete, Nick»«Te presentó a Claudia, su prometida»«Su prometida»Nick caminó a la salida del restaurante, sentía que caminaba sobre el aire, Nick no podía explicar lo que sentía, el agujero en su corazón amenazaba con tragárselo. Dolía, dolía mucho, pero debía aceptar que Benjamín Davis le había mentido.El muchacho subió al auto cuando el mesero o lo que fuera le abrió la puerta y la cerró de golpe, Nick lo miró alejarse y esperó unos breves segundos, esperaba que Benjamín viniera por él, que le dijera que todo era una jodida mentira, pero no ocurrió nada, nadie vino para impedirle marcharse.Nick echó andar el auto, el chirrido de las llantas sobre la carretera fue todo lo que se escuchó en el lugar.Mientras tanto, Benjamín miró a su padre con un profundo odio.—Vas a lamentar haber regresado a mi vida, Franklin Davis, desearás no haber regresado jamás a San Francisco —murmuró solo para el hombre.Franklin sonrió.—Entonces, vamos a hundirnos los dos —los ojos del h
«Se ha marchado»«Se ha marchado»«Se ha marchado»Benjamín sintió que su mundo estaba hundiéndose bajo los pies, por un momento no supo qué decir y qué pensar. Sin Nick esta casa no sería jamás la misma, pero la vida de Nick era mucho más importante que el dolor que sentía en ese momento.—Es lo mejor —murmuró.—¿De qué mierd4 estás hablando? —le cuestionó Steven—. Creí que Nick era diferente.—Nick es diferente de todos los hombres que he conocido en mi vida, Nick es la única persona por la que yo iría al infierno —aseguró Benjamín con decisión.—Entonces no comprendo lo que quieres decir.Benjamín miró a su primo.—Dime que tú no tienes nada que ver con lo que pasó.Steven arrugó la frente.—Si tienes algo que decirme, dilo y no juegues conmigo a los acertijos, ninguno de los dos es un niño para evitar hablar con las pelotas bien puestas —gruñó Steve.—Mi padre encontró a Nick y ha estado vigilándonos todo este tiempo, el muy canalla se hizo con mi arma persona y es el cañón que am
Tres meses, tres putos meses, habían pasado desde que Benjamín se había unido al grupo criminal de su padre.Tres meses desde la última vez que había visto a Nick y eran sin duda los tres meses más desastrosos de su vida, un infierno al que pronto iba a ponerle fin.—No sé por qué sigues poniendo trabas a la boda, Benjamín —dijo Franklin molestó por la nueva negativa del ex jefe de la policía para casarse con Claudia Robinson.—Quizá porque te he demostrado en tres meses lo efectivo que soy actuando solo, haciendo las cosas a mi manera. ¿De verdad necesitas que me casa con ella? —preguntó mientras se bebía un trago.Benjamín y Franklin se habían citado con George Robinsón en el antro que él estuvo investigado meses atrás en el caso de Brooke Gibson, por lo que asumió que el hombre con quien se encontraría no era otro que Gary Astor, el dueño del antro.—Le di mi palabra a George y no voy a romperla…—Por favor, papá, a otro perro con ese hueso. Tú sabes que no lo necesitas, estoy al f
Benjamín sostuvo el cuerpo de Nick antes de caer al piso, acarició las mejillas del muchacho y limpió la traviesa lágrima que rodó de sus ojos.—Lo siento, Nick, lo siento tanto, pero todo esto ha sido necesario, no puedo exponer tu vida, no podría vivir sabiendo que pude hacer algo y no lo hice. Fui un tonto, debí tenerte más confianza y contarte la verdad. Pero tomé decisiones apresuradas, solo pensé en ponerte a salvo. Esa ha sido mi culpa —le susurró al oído mientras dejaba un beso en los labios cerrados del muchacho.Benjamín lo llevó al sillón, para buscar algo con que cubrir el cuerpo de su joven amante.—Tengo que sacarte de aquí, Nick, o todo se irá a la mierda y tú no mereces vivir con miedo y tampoco vivir huyendo —continuó, antes de echárselo al hombro y buscar una salida de emergencia.Sin embargo, la suerte no estaba de su lado, Benjamín maldijo al escuchar la voz de su padre dirigirse a él.—¿Qué es lo que haces? —preguntó Franklin cortándole el camino.—Salvándote el t
Nick sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, abrió los ojos y se dio cuenta de que se había quedado dormido en el piso, con el rostro pegado a la puerta.Aquella puerta que golpeó y pateó para que se abriera, aquella puerta que lo retenía en el sótano, lejos de Benjamín.—No te atrevas a dejarme —susurró con la nota aferrada en su mano.Nick se puso de pie, estaba agarrotado por la posición en la que se había quedado dormido toda la noche, pero poco le importó, él solo quería salir de ahí y buscar a Benjamín, asegurarse de que estuviera bien.—¡Benjamín! —gritó.Nick golpeó la puerta un par de veces, gruesas lágrimas se derramaban de sus ojos y sus nudillos estaban rojos a punto de sangrar.—Abre la puerta, ¡déjame salir! ¡Benjamín! —gritó—. Abre la maldita puerta —sollozó.Nick se dejó caer al piso, se recargó contra el metal y esperó, esperó, no supo cuándo tiempo, el silencio de la habitación era su única compañía, sus sollozos fueron apagándose, mientras deja escapar un par de su
Nick corrió por los pasillos del hospital, cuando el médico le llamó, por un momento llegó a pensar lo peor, Benjamín no había despertado en muchas semanas y pensó que… El muchacho negó, no tenía sentido recordar lo que se había llegado a imaginar. Lo importante era que Benjamín había despertado y estaba completamente fuera de peligro.El corazón de Nick latía acelerado como una locomotora a toda velocidad y solo se detuvo frente a la puerta de la habitación a donde había sido trasladado Benjamín.El joven miró la barrera que lo separaba del hombre.—¿Qué pasa Nick? —preguntó Steven llegando junto a él.—No lo sé, no sé qué voy a decirle —susurró.—¿Sigues molesto con él? —cuestionó el rubio.Nick se encogió de hombros…Debía admitir que le había dolido terriblemente el engaño de Benjamín, la poca confianza que le había tenido, pero… ¿Qué podía esperar?Benjamín era el jefe de la policía y lo que hizo fue parte de su trabajo, se infiltró en una organización que pudo terminar con su vi