NARRADOR Laura fue a su trabajo. Había cuidado muy bien el dinero que había obtenido al cambiar dos fichas por su valor en el casino. Tenía la esperanza de que ese mes, su jefe pudiera darle el aumento que le había prometido. Al terminar su turno, ella ordenó algunas prendas que debían ser guardadas. Luego ayudó a Lucio a contabilizar el dinero que había en la caja y compararlo con las ventas de ese día. Todo estuvo perfecto, tal como siempre. -Laura, quiero agradecerte por todo el tiempo que has trabajado aquí, pero este será tu último pago- Su jefe evitó mirarla a los ojos cuando le entregó su paga -¿Por qué? ¿Hice algo mal?- Laura se sentía destrozada. No quería dejar de trabajar allí Hacía poco tiempo atrás, Lucio le había dicho que le aumentaría el sueldo, pero después no había podido hacerlo. Ella era testigo de que había más ventas y de que él trabajaba más vendiendo sus propios diseños. Ser despedida no tenía ningún tipo de justificación. Laura se fue después d
NARRADOR Laura fue a trabajar con los nervios a flor de piel. Se había vestido con el uniforme que le habían dado en la clínica. Estaba muy emocionada sabiendo lo que ganaría laborando allí. Su vida sería mejor y gracias al seguro médico que tendría podría ayudar a su padre si una nueva desgracia lo alcanzaba. Pensó en Ángel y vió que él no le había escrito ese día. Tampoco le había dicho lo que estaba mal con su nuevo jefe; no sabía de qué debía cuidarse puntualmente. Si tan solo él hubiese sido más claro, tal vez podría haber prevenido cualquier situación. Laura no sabía lo difícil que sería estar allí. Ella no estaba preparada para ver a algunas personas fallecer. Ayudando al doctor Alejo y llamando a algunos pacientes para su consulta, vió gente que estaba sufriendo. Su primer pensamiento fue que tal vez el casino podría haber resultado más fácil y menos emocional. El primer fallecimiento que ella debió documentar fue el de un abuelo que había llegado a apreciar. Ella
NARRADOR Laura iba prolijamente vestida cada día a su trabajo. Era muy diferente su trabajo a lo que ella había imaginado. Había pensado en comenzar en el casino al terminar su período de prueba de tres meses. Ver a los pacientes morir era muy doloroso para ella, por lo que prefería ver apostadores empedernidos alrededor de una mesa recibiendo cartas. El sueldo que cobraba era realmente bueno, así como también los beneficios adicionales. Allí no necesitaba usar ropa costosa ni ir maquillada, eso era un gran punto adicional. Aún así emocionalmente le afectaba. No estaba preparada para afrontar eso cada día. Ángel estaba molesto con ella, cada día más celoso y eso no le agradaba. No quería dejar de verlo, mucho menos que la extraña relación que tenían se viera afectada o, peor aún, que llegara a su fin. Laura comenzó a notar que Ángel era más controlador y eso no le agradaba. Ella no tenía idea de que él solamente estaba intentando protegerla. La falta de comunicación entre l
NARRADOR Ángel había estado investigando los movimientos de Alejo con demasiada cautela porque sabía que el no era precisamente un hombre descuidado, mucho menos un tonto. También había estado investigando incansablemente la tienda de Lucio, pero no había encontrado nada raro allí, mucho menos alguien que pudiera tener interés en dañar a ese hombre de apariencia normal. Laura había seguido trabajando tal como lo hacía siempre, aunque muy cerca de Ángel. Él se preocupaba demasiado por ella y por su bienestar. Siempre controlaba los detalles por mínimos que estos fueran por miedo a que ella pudiera ser drogada y sometida en contra de su voluntad. Las semanas transcurrían en lo que parecía una rutina que rozaba la paranoia por parte de Ángel. Laura, seguía las indicaciones, pero aunque intentaba no demostrar su miedo ante lo que había escuchado ella no era buena disimulando. Laura estaba por cumplir los tres meses de trabajo en la clínica. Nunca había llegado tarde y ningún emp
NARRADOR -¿Un... aborto?- Laura habló con dificultad sintiendo que su cuerpo involuntariamente se doblaba por el dolor tan intenso que sentía Ángel la veía sufrir y se sentía impotente. No podía hacer nada para ayudarla, ni siquiera comprendía lo que estaba ocurriendo. -Lo siento mucho- El médico expresa su pesar Laura no soporta más el dolor y se desmaya, pero es allí cuando el médico nota que la pérdida de sangre es aún mayor y que ella está debilitándose. Ángel no sabe que hacer, la ve sudada y con su rostro bañado en lágrimas, su pantalón completamente mojado por su propia sangre y se altera al notar que se está formando un pequeño charco rojo a la altura del trasero de la mujer que tanto quiere. Ve la preocupación del médico y como él llama a una ambulancia. Él se quedó petrificado. Había planeado algo especial para ese día y en realidad deseaba llevar a cabo ese plan. Iba a pedirle a Laura formalmente que aceptara ser su novia. Estaban juntos cada día, pero ella ne
NARRADOR Ángel fue conducido a la habitación donde Laura estaba recuperándose. Al verla allí tan pálida sabiendo lo que le había ocurrido sintió una profunda impotencia que lo consumía por completo. Sentía que había estado a punto de perderla y si eso era culpa de alguien ajeno al destino se lo haría pagar. Guardaba en su bolsillo el estuche que tenía una hermosa pulsera con dijes de corazones. Sabía que probablemente era cursi, pero sabía que ella la amaría y con ella estaba decidido a pedirle que fuera su novia. ¿Cuántas veces habían hecho el amor sintiéndose piel a piel? ¿Cuántas veces se había derramado en su interior? No planeó traer un hijo al mundo, pero si había llegado no quería perderlo. La sangre que había manchado sus manos era la prueba de su unión con Laura y eso lo carcomía. ¿Qué iba a suceder si ella lo apartaba de su vida por la inseguridad de no sentirse protegida a su lado? Los guardaespaldas mientras tanto trabajaban siguiendo su experiencia y sin órdene
NARRADOR El guardaespaldas que había liderado toda la operación para ver la casa de quién consideraba la señora Millar se dirigió a la habitación donde sus jefes estaban. En sus manos llevaba una bolsa de papel que guardaba todo lo que habían usado para espiar el apartamento. -Señora, espero que esté recuperándose favorablemente. Lamento su pérdida- Había hecho un gesto de respeto- Señor necesito hablar con usted en privado -¡NO!- Gritó sin poder contenerse. Ella sabía que lo que ese hombre diría tendría que ver con lo que le ocurrió y ella por nada del mundo se quedaría al margen de la situación- Lo que tengas que decir lo dirás aquí delante de mi -Señora, con el respeto que usted merece debo contradecir su pedido para favorecer su recuperación y que pueda mantener la calma. Señor por favor- El guardaespaldas debió contradecirlo, pero Laura no estaba dispuesta a escuchar sus excusas por buenas y lógicas que fueran -Dije que no. Lo que dirás es sobre quién destruyó mi embarazo
NARRADOR Laura entró a la casa que tanto tiempo fue testigo de su pasión y del cariño que comenzaba a crecer entre los dos. Volver allí la hacía sentir una pequeña seguridad que en su apartamento ya no podría encontrar nunca, aunque algo había cambiado. Ella ya no se sentía ni remotamente parecida a la última vez que allí había estado. -¿Cómo te sientes? No te atrevas a mentirme, es mi deber preocuparme por ti- Advirtió Ángel al notar que ella gemía levemente de dolor aunque intentaba disimularlo -Me duele. Se que eventualmente pasará y aunque el dolor es menor que al inicio aún está presente- Suspiró de forma entrecortada y Ángel la abrazó intentando demostrarle que no estaba sola en su dolor. Físicamente solo ella sentía ese dolor, pero sentimentalmente era compartido -Amor tengo los analgésicos que te recetó el médico. Vamos a la cama, necesitas descansar- La acompañó al dormitorio y la ayudó a recostarse Ángel no se sentía capaz de dormir. Tenía su teléfono en modo vibr