El 31 de octubre llegó, y Eleanor no tenía ninguna intención de asistir a ese maldito baile. Pero tenía una obligación que cumplir, así que de mala gana se vistió, se maquilló, se peinó y al finalizar se miró al espejo para ver el resultado final. Tenía puesto un vestido negro de terciopelo, con un escote en v, algo pronunciado, todo bordado al frente con cristales hasta la cintura, y con una falda amplia y larga hasta los tobillos. Farrah le había ayudado a comprarlo. Quizás en otra ocasión, ese mismo atuendo le habría resultado de ensueño. Estilizaba su figura y la hacían verse sofisticada. Pero sabiendo el motivo, a Eleanor le parecía “el traje más impersonal” que haya comprado. No lo había adquirido con ganas, sólo por cumplir con ese infeliz. El cabello lo había recogido en una torzada simple, algo al descuido, que hacía caer unos finos mechones en la cara. Completó el atuendo con unos zapatos negros, forrados con el mismo género del vestido. El maquillaje, escaso, delineó los oj
Llámame Eleanor, todo el mundo lo hace.¡Bien! Eleanor esta es Marian, mi hija.Hola — dijo Eleanor dándole la mano. La muchacha se puso seria y la miró.Encantada — dijo Marian — Bonito anillo.Si — dijo ella rozando la inmensa piedra con uno de sus dedos — aunque demasiado ostentoso¿no crees? —Ella asintió — Pero no fue una elección mía. Carlisle pensó que sería el apropiado — Carlisle la miró — ¡Pero si supiera que tendría que haber ejercitado el brazo¡Dios, esta piedra pesa una tonelada! — todos los presentes sonrieron.¡Preciosa y graciosa! — dijo Sam — tendrás entretenimiento gratis, eh?Ni tanto… — dijo Carlisle con sarcasmo, y la miró. Ella sabía a lo que se refería. El “Entretenimiento” como Bradsford le decía, le había costado treinta mil Euros.¿Te importaría quedarte con mi esposa, Eleanor? — ella dijo no con la cabeza — Verás Carlisle, hay varios peces que caerían a nuestra red, para invertir en el resort del Caribe…¿Cómo va todo?Genial, el chico lo hace bien… — Eleanor
No entendía su reacción…No podía comprender como había actuado de esa manera… restregarles el anillo a esas mujeres desconocidas, de alta sociedad, dándoles a entender que era un honor estar con él, cuando en realidad lo aborrecía con todas las ganas del mundo. Había, en cierta manera, manifestado unos celos terribles por esas mujeres que, en algún momento de su vida, habían tenido que ver con su marido, sexualmente hablando, y no tenían reparo de decírselo en sus propias narices. Es mas, esa mujer en particular, parecía orgullosa de haber pertenecido al lote de amantes, de Carlisle Stone. Pero era esa actitud, de mujer celosa y ofendida, lo que más le molestaba. Ella a Kalem nunca le había hecho una escena de celos, y a Carlisle por poco le salta a los ojos cuando salió del tocador y lo vió ahí tan tranquilo. Se sentó en la mesa y continuó comiendo dulces. Lo único bueno en esa fiesta para ver de Eleanor, era la rebosante cantidad de platillos que ofrecieron de postre. Ella acostumbr
No, tu gente son Emerson, Farrah…¿Vamos, no recuerdas que pasó hace cuatro años? Yo tuve que irme, gracias a quien, a ti, maldita mentirosa…— la apretó mas — ahora esta es mi gente, si te duelen los pies, te la aguantas. Así te vea sangrar, no te dejaré ir hasta que yo quiera dejar de bailar…¡Por favor! — dijo ella suplicando.¿Ahora ruegas? — dijo él sonriendo — más rogarás esta noche — ella lo miró — Esta noche quiero que cumplas tus deberes de esposa.¿Qué? — él, sin darle tiempo la besó, pero no fue dulce ni tierno, fue un beso cargado de pasión, de deseo. Su lengua se abrió paso en la boca de Eleanor que no podía hacer nada. Ese movimiento la había dejado estupefacta.Esta noche consumaremos el matrimonio… — rió — Esta noche sabrás de la empleos de Carlisle Stone — y sin decir más, la separó de su cuerpo y la condujo hacia la mesa.Durante el resto de la velada se quedó en silencio, tratando de digerir lo que Carlisle le dijera… “Esta noche consumaremos el matrimonio…” fueron t
Se levantó temprano y decidió darse una ducha. Se sentía sucia, después de la noche pasada. Es que sin ningún tipo de resquemor, se había entregado a un desgraciado… Carlisle había vencido cada una de las barreras de defensa que ella había levantado, de una manera tan fácil… Mientras el agua caía por su cuerpo, restregaba cada parte de su piel, tratando de borrar las sensaciones que le causaron los besos y las caricias de Carlisle. Se sentía acalorada, cada vez que recordaba su lengua en esa zona tan íntima, y jadeó de solo revivirlo mentalmente. Veinte minutos tardó en salir del baño y una vez que estuvo seca, se puso su pijama de algodón, de dos piezas, un short, no muy corto y una camisa de mangas cortas. No quería volver a la cama. Aun estaba con las sábanas de la noche. La cama, mudo testigo de la pasión, estaba toda desarreglada. Ella, se acercó a una banqueta larga que había justo frente al ventanal, y sin ganas de hacer nada, levantó los pies, que tenían puestos sus pantuflas
¿Vamos desde cuando tienes que pedir permiso?Desde que me até a este matrimonio… — la puerta se abrió y Arnold entró tímidamente, en sus manos traía una bandeja con varias charolas.La señora me pidió algo para comer — dijo haciendo una reverencia.Bien… — dijo Eleanor — déjalo en aquella mesita, y gracias — el hombre obedeció y haciendo una reverencia salía — ¿Arnold? — el hombre la miró — ¿el señor no ha dejado algún recado… para mi?Solo me dijo que usted quedaba libre para hacer lo que quisiera durante la semana. Que si usted lo prefería, podía irse unos días a la casa de sus padres.Bien — dijo Farrah — no se hable más — Y miró a la rubia que asentía desganada — ¡Vamos!Gracias Arnold….Solo estoy para servirla. ¿Permanecerá en la casa de sus padres toda la semana? — Batalló en su mente para decir que si. Tenía el impulso de quedarse toda la maldita semana y olvidarse de ese calvario.No — Farrah la miró — Solo iré un par de días… estaré aquí para el miércoles…Los días que pasó
Los días en Inglaterra eran fríos… Eleanor pasaba la mayor parte del tiempo trabajando, y como si fuera un ritual al que estaba acostumbrada, siempre llegaba a Grimmauld Place antes de las seis. Aunque a veces se negaba a hacerlo, se veía todos los días renegando porque cuando el reloj daba las seis, ella le entregaba el abrigo a Arnold. La casa se sentía tan extraña. Algunas veces pasaba por ahí Farrah… Emerson nunca quiso entrar. Sus otros hermanos, se mostraban reticentes a querer visitarla. Se sentía sola… La casa era demasiado grande para ella. “Si al menos me hubiera dado permiso para redecorarla… es tan fría, y oscura…” Solía pensar cada vez que se quedaba sola en la sala. Y si contamos las personas que la habitaban en ese momento, dos sirvientes y una mujer joven, la casa parecía desierta. Si por ella fuera, hubiera tirado todo a la basura y comenzado a decorarla a su gusto. Lo primero que se le vino a la cabeza fue cambiar esas pesadas y enmohecidas cortinas, por unas de géne
Te lo dije, te advertí que te buscaras alguien que te mantuviera porque yo me cansaría de ti… no te dejaré desamparada por ahora… pero yo que tu, comenzaría a buscar empleo. Considera este viajecito un regalo de despedida. — Salió lentamente del bar. Dejando a Sara, sin palabras. Tenía una sonrisa en el rostro que nadie le había visto en años. No sabía como ella iba a esperarlo, pero iba a hacer todo lo posible para que lo ocurrido aquella noche inolvidable, se repitiera.Estaba prevenido. El cambio de clima sería brusco. Pasar del calor del trópico, al frío ingles, podría haber dejado de cama a muchos, pero no a Carlisle Stone. Los otros viajeros lo miraron raro, cuando lo vieron llegar al sitio de trasladores internacionales, con un grueso abrigo de piel negro. Algunos se mofaban de él. Todos estaban en camisas veraniegas, y otros con bermudas y sandalias. El no dijo nada. Tocó el traslador a la hora indicada y cerró los ojos. La sensación que le causaba en el estómago, no la soport