El lobo salió volando de mi cuerpo, y un sollozo se escapó involuntariamente de mis labios mientras me aferraba a mi brazo herido. La presión en mi pecho era insoportable. Sentí cómo la desesperación me invadía y, sin embargo, la necesidad de ver a Oshin se apoderó de mí, impulsándome a mirarlo, a buscarlo. Mis ojos se dirigieron al lugar donde el lobo café había chocado contra un árbol, sus gruñidos resonaban en mis oídos, pero algo más ocupaba mi mente.Fue entonces cuando vi a Oshin. Estaba frente a mí, luchando. El aroma a alcohol se intensificaba con cada movimiento suyo, pero algo dentro de mí me tranquilizó al verlo, por más que su cuerpo estuviera herido y cubierto de tierra. En ese momento, su presencia fue un refugio. "O...shi..." Mi voz se quebró al pronunciar su nombre. Un cúmulo de emociones empezó a invadirme, la confusión, el miedo, y una pequeña chispa de alivio. Estaba allí, él, a pesar de todo. Y aunque su estado me preocupaba, saber que estaba peleando por mí, que n
Mi corazón latía acelerado, el eco de mis pasos resonaba en mis oídos mientras corría junto a Oshin, quien no me soltaba ni por un segundo. Podía sentir la tensión en el aire, esa electricidad que siempre existía cuando el conflicto estallaba. Y lo sabía, esto no terminaría bien.De repente, una voz conocida pero cargada de rabia me sacó de mis pensamientos. Mi padre y mi hermano corrían hacia nosotros, sus pasos apresurados y pesados, llenos de furia. El gruñido de Oshin me hizo voltear justo a tiempo para ver cómo se interponía entre nosotros, protegiéndome.—¡Fumiko!— mi padre rugió. Su voz era tan fuerte, tan imponente, que hizo que mi estómago se retorciera. Mi hermano se unió a él, con los ojos llenos de ira, y su presencia amenazaba con arrasarme.— Son mi familia —dije en voz baja, pero lo suficientemente alto para que él me escuchara.De inmediato, Oshin se tensó cuando esas palabras abandonaron mis labios. Ambos llegaron a nosotros, y mi padre no tardó en gruñir, molesto.—
"No se que haría sin ti, eres lo mas importante que tengo mi niña"Fumiko IbarsTodo parecía confuso. Me desperté de la cama, el cansancio me pesaba como una losa sobre los hombros. El sueño que había tenido seguía dando vueltas en mi mente, como si fuera algo más que un simple sueño. Era como si me estuviera alejando de la realidad, tratando de entender qué había pasado realmente. Suspiré, frotándome la cabeza con una mano, mientras una sensación de incomodidad me invadía.— Qué cosas... ¿Cómo puede un sueño tener desarrollo, desenlace y final? —me quejé en voz baja, sin poder evitar una risilla irónica que salió de mis labios.A pesar de las palabras que acababa de decir, no podía dejar de pensar en cómo todo lo que había experimentado se sentía tan real. Me acomodé un poco en la cama, permitiendo que la luz de la habitación me rodeara. Reconocí la luz cálida que iluminaba la estancia, la misma que siempre estaba en la habitación de Oshin. Al girar la cabeza, lo vi a él, a mi lado
Terminé de bañarme y salí de la ducha, envolviendo mi cuerpo con una toalla y mi cabello con otra. La sensación de la humedad sobre mi piel me resultó reconfortante, aunque mi mente seguía dando vueltas a lo que había sucedido. Al salir del baño, la habitación estaba vacía. Todo parecía tranquilo, como si el caos de los últimos días fuera solo una ilusión pasajera.Me dirigí al clóset y saqué algo de la ropa que había traído. Me puse una camisa de mangas largas verde militar que, al principio, me había parecido cómoda, pero ahora se sentía extrañamente pesada, como si el peso de los recuerdos se hubiera impregnado en la tela. Me ajusté un buzo gris a la cintura con una faja negra, las botas negras a los pies. El contraste de lo normal y lo extraño me aturdía, como si mi vida hubiera pasado a ser un híbrido entre lo mundano y lo sobrenatural, y no podía encontrar el equilibrio entre ambas.Dejé mi cabello suelto, dejándolo secarse naturalmente. Sentí que ese pequeño acto de no intentar
"Todo esta escrito en piedra desde antes de nacer, nada cambia... Solo sigue las cosas al pie de la letra pero si no quieres busca como forjar nuevos escritos en esa misma piedra donde ya esta escrito tu destino"Fumiko IbarsDespués del desayuno, Riu me contó todo sobre lo que era el mate de Ai, y tras una charla tranquila con mi padre y hermano, llegamos a un entendimiento, dejando las cosas en buenos términos entre los tres. Bueno, en realidad, en buenos términos con los cuatro, si contábamos a Oshin también. Aunque todo estaba en paz, algo en mi interior no dejaba de sentir que había más por entender.Mi padre y hermano se despidieron con la promesa de regresar pronto a visitarme, y aunque Oshin parecía dispuesto a respetar los lazos familiares, su rostro reflejaba una tensión sutil, como si le costara vernos juntos. Sabía que el tema de la raza aún pesaba, y temía que, en algún momento, esa diferencia pudiera separar lo que por fin parecía haber reunido. Aún así, Oshin no quería
"Los humanos creen que fue un "Dios" quien creó todo el mundo y el universo, que solo él es quien puede crear y destruir la vida en el mundo humano. Pero están equivocados. Existe alguien aún más poderoso que ese Dios, quien lo creó a él, a las criaturas mágicas y sobrenaturales, quien nos creó a nosotros y quien creó a los dioses principales que se encargan de vigilar toda esa vida.Este ser fue quien creó a ese Dios único reconocido por los humanos, pero ignoran al verdadero creador. El que creó a ese Dios todopoderoso, los Olimpos, los demás dioses, y todo a base de su imaginación, para no estar solo en la línea de tiempo en la que se mantenía preso."Decía la primera hoja. Me resultaba algo confuso, pues había sido creada como un ser humano más, aunque sabía que las cosas sobrenaturales sí existían y no eran solo fantasía."¿Dios no es "Dios"?", Pensé confundida y regresé mi vista al libro para seguir leyendo."El pensar en sus creaciones y darles una personalidad logró crearlos.
—Fumiko, ¿estás aquí?— me llamó alguien, y al instante, mi cuerpo se tensó. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, golpeando contra mi pecho como si quisiera salir. Cerré el libro de golpe, dejando que el silencio llenara la habitación. Me arrodillé rápidamente junto al estante de libros, tomando uno al azar. Intenté leerlo con nerviosismo, pero todo mi cuerpo estaba demasiado tenso como para concentrarme.—Aquí—, respondí finalmente, mi voz sonando algo más baja de lo que pretendía. Mi respiración se hacía cada vez más acelerada, mi pulso retumbaba en mis oídos, y sentí una punzada de miedo al escuchar sus pasos acercándose. Oshin apareció en mi campo de visión, su sonrisa cálida e inquebrantable. Pero, en ese momento, para mí, esa sonrisa parecía más un presagio de algo inquietante.—Supuse que te gustaría el lugar—, dijo mientras se acercaba, su mirada fija en el pasillo lleno de estanterías de libros polvorientos. Vi cómo su vista recorrió las paredes, los pasillos, como si todo a
"Aunque el miedo me consuma poco a poco desde dentro saldré de todo esto solo conmigo misma... Más nada me falta"Oshin ItrequeActuó extraño cuando le mencioné lo que pensaba sobre la supuesta portadora, pero era la verdad. Si ella aparecía ahora, nos mandaría de vuelta a nuestra línea, y tendría que alejarme de ella nuevamente, algo que no podía permitir. ¿Cómo podía una simple portadora, alguien que ni siquiera conocía, tener tanto poder sobre mí? Mi mente no dejaba de dar vueltas. Había algo en ella que no podía dejar de sentir, algo que me mantenía intrínsecamente atado a su presencia. Pero si ella llegaba… tendríamos que separarnos. Ese pensamiento me llenó de ansiedad, algo que no solía experimentar. ¿Cómo podría seguir viviendo sin ella?Me dirigí al comedor, donde todos ya estaban sentados a la mesa, solo esperándonos a nosotros. Al entrar, vi a mi hermana, que me miraba de manera extraña, como si hubiera notado algo en mi actitud. Me sorprendió su mirada, porque parecía sabe