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Amelia subió de nuevo a su apartamento y tomó las llaves y el bolso. Buscó un abrigo y tomó el primero que encontró. Al salir a la calle, detuvo un taxi y le dio la dirección de Zack.

Necesitaba su propio auto urgente, pero todavía no ganaba lo suficiente como para eso, y ella estaba ahorrando, pero para su primer apartamento.

Se sentó en el asiento trasero deseando poder ir más rápido. No podía dejar pasar las horas sin arreglar esto. Encima, tenía un ave de rapiña rondando a su novio, alguien que podía, sin pensárselo dos veces, hacerles mucho, mucho daño. No. De ninguna manera iba a perder a Zack.

Cuando llegó al edificio, justo empezó a lloviznar, y ella no había traído un paraguas consigo, y cuando introdujo la llave, esta no entró siquiera. ¿Qué había pasado? ¿Habían cambiado l

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