El día llegó, August se iba de el castillo, el se sentía mejor, todos lo cuidaron, apoyaron, el sabía que era afortunado por tener a su familia, apoyándolo.

El camino fue largo, August se encargaría de llevar salud al pueblo de Magun, era un pueblo retirado, no había ley, Alejandro sabía que era una tierra grande, pero sus habitantes sufrían a manos de piratas, que cobraban impuestos como si fuesen dueños.

Al acercarse al pueblo, James le hizo una señal a August, el salió del carruaje, estaba cansado, así que decidió montar a caballo.

Puedo ver el pueblo, tenemos que estar preparados esto no será fácil, somos desconocidos.

August y James hablaban cuando de pronto un niño se atravesó en el camino, August casi lo golpea con su caballo, pero pudo poner freno a su andar, el niño vio asustado, creía que lo matarían las grandes patas del animal.

-Pero que haces por aquí pequeño, no deberías estar sólo, es peligroso.

-Aquí vivo, pero un hombre malo me perseguía, yo...

Tenía hambre y tomé una