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^^Capítulo 03^^ Propuestas tentadoras

^Cristopher^

Me había catalogado como un hombre prestigioso y correcto, hasta que acepte la propuesta de Víctor, darle algunas acciones de mi empresa por su hija. No contaba con que ella estuviera enamorada, a decir verdad me gusta mucho, me tiene loco, y me ha sido difícil hacerla cambiar de parecer. No encuentro forma ni manera de quitar a ese sujeto del camino, anoche me dejó bien claro que luchará por tenerla de vuelta en sus brazos, y eso simplemente no puedo permitirlo, ella es mía porque así lo decido yo.

Siempre he solido conseguir lo que quiero, a diferencia de ella, cuando la vi en fotos por primera vez mi corazón se aceleró, alguien como ella era lo que había esperado por mucho tiempo, por eso no me negué a la propuesta de Víctor, y acepte el trato sin importarme nada.

Es complicado vivir bajo el mismo techo con ella, las razones son muy simples, el deseo que siento de acariciar su cuerpo cada vez se hace más intenso, soy un hombre que no cualquier mujer me impresiona, diría que soy bastante difícil de conquistar. Para muchos tengo un gran historial de mujeres, pero en realidad no es así, suelo estar con las mismas de siempre, dos personas con quien me encuentro en ocasiones, dos mujeres con la cual estoy al mismo tiempo.

Desde que Victoria llego a mi vida no he estado con ningunas de ellas, y no porque no sienta deseo, sino porque estoy guardando mis energías para la mujer que despierta en mí aquella tentación desorbitada.

—Señor, el desayuno está servido — me indica Luisa, la del personal doméstico.

—¿Le avisó a Victoria? — es lo primero que pregunto.

—Sí señor, dice que no tiene hambre — tiro mi cigarrillo al cenicero y suspiro agotado de lo mismo.

—Yo iré por ella — paso por su lado adentrándome en la casa, subo las escaleras hasta llegar arriba, toco la puerta y como siempre no abre, así que abro sin esperar su permiso.

—¡¿Qué diablos?! — está en tanga y brasier.

—Vístete, el desayunos nos espera y no me gusta comer frio — llevo mis manos a los bolsillos de mi pantalón, mi mirada no se aparta de su cuerpo.

—No tengo hambre, así que ve y come tu solo— tomo aire para mantener la calma, soy un hombre muy paciente, pero cuando mi paciencia llega a su límite todos corren.

—Tres segundos — se cruza de brazos desafiándome.

—Ya pasaron los tres… — la subo a mi hombro y salgo de la habitación — ¡Suéltame idiota! — bajo las escaleras hasta llegar al comedor, la siento en la silla y la aprisiono, se pone nerviosa por mi mirada amenazante, no siempre aceptare sus berrinches.

—Vas a desayunar todo, no armarás berrinches, no gritarás y no me insultarás, de lo contrario te encierro en tu habitación hasta que me dé la gana de que salgas ¿entendiste? ¿O no fui claro? — Asiente con tranquilidad — perfecto, desayuna — me voy alejando con calma. Tomo asiento y no pruebo nada hasta que la veo comer — ¿Era necesario que me hicieras actuar de esta forma? — sirvo mi desayuno.

—Me ahorrare mis palabras — su carácter suele ser muy fuerte.

—Nos estamos entendiendo — no disfruto de mi desayuno, estoy tan enojado por su comportamiento.

—Hoy iré a casa de mi amiga Fernanda ¿Puedo, señor? — pregunta con sarcasmo.

—Claro, recuerda que posees de guardaespaldas. No intentes algo estúpido con el tal Jensen — traga su comida.

—Dudo que pueda intentarlo cuando me tienes vigilada todo el tiempo — limpia sus labios al igual que yo.

—¿Qué tan difícil es aceptarme en tu vida? — lanzo la servilleta de mala gana sobre la mesa.

—Mucho — es sincera.

—¿Crees que él soportará esta situación Victoria? ¿Cuántas veces ha huido? ¿Dos? ¿No crees que lo volverá a hacer en cuanto se dé cuenta que ya eres mía? Se da por vencido rápido — desayuno de mala gana.

—Nuestro amor es muy fuerte — miro a un lado, tomo jugo para pasar la comida.

—¿En serio? ¿Segura de eso? — hago mi plato a un lado.

—Totalmente — sonrío con sarcasmo.

—Si consideras que eso te hace feliz, perfecto, ya luego te acordaras de mi — me levanto de la silla.

—Te tengo una propuesta — paso mi mano por mi mentón con rudeza.

—¿Propuesta? — se levanta.

—Te doy permiso de hacerme tuya a cambio de que me dejes ir, es lo que más deseas ¿cierto? — simplemente la observo.

—¿Lo harías? ¿Me dejarías hacerte mía? — hago a un lado todo lo que está en la mesa y la subo.

—Si, a cambio de mi libertad — Aspiro su aroma, beso su cuello y acaricio su cuerpo como nunca antes lo había hecho.

—Sabes algo Victoria — con mis dedos acaricio sus piernas y voy subiendo hasta llegar cerca de su intimidad — Vales mucho como mujer, y sería muy patético de mi parte si acepto esa estúpida propuesta ¿me vendes tu cuerpo a cambio de tu libertad? — Me alejo — Que poco valor te das — su mano impacta en mi rostro, puede que lo tenga merecido, pero su propuesta me pareció absurda, entregarme su cuerpo por ir detrás de un hombre que quizás más adelante termine abandonándola.

—Te desprecio con todo mi ser — sus lágrimas brotan.

—Es tu problema, no el mío — le doy la espalda para marcharme.

—¡Jamás seré tuya y jamás te amare! — volteo a mirarla.

—Eso no lo decides tu Victoria, dejare que tu solita te estrelles — salgo del comedor, tomo mi saco y mi portafolios para salir de casa e ir al trabajo.

John abre la puerta del auto y yo entro, mi sangre hierve, debo hacer algo para solucionar esto ya mismo.

—Llévame a 40 traveler St 707, Boston, MA 02118 — Iré a hacerle una visita, dudo de su amor por Victoria, así que intentare convencerlo de que la deje de buscar.

Sé que si él se marcha tendré más posibilidades con ella, pero si él está siempre presente no lograre ganarme su corazón, ella está entregada en cuerpo y alma a ese sujeto, y así es como yo deseo que este entregada a mí, me dan celos que esa basura tenga más oportunidades de las que tengo.

Llegamos al edificio donde vive el sujeto, ese por el que tanto Victoria se muere, mis hombres bajan conmigo cuidando de que no me ocurra nada, muchas personas saben quién soy yo y debo tener cuidado, siempre existirá un mal intencionado con ganas de obtener dinero.

—Señor, el ascensor no sirve — acaricio el puente de mi nariz.

—Nos tocara las escalera, igual vive en el segundo piso — empezamos a subir, no descrino las personas que viven aquí, pero si la negligencia de no hacer nada por mantener limpio en lugar donde habitan.

Me quedo frente al apartamento donde vive el idiota, toco la puerta y espero a que abra.

—¿Qué hace aquí? — empuña sus manos.

—Quiero que te alejes de mi esposa para siempre ¿puedes? — juega con su lengua.

—No, no lo hare — llevo mis manos a los bolsillos de mi pantalón como suelo hacer siempre.

—Te lo estoy pidiendo por las buenas — me desafía.

—¿Y por las malas cómo sería? — se planta frente a mí.

—Volvería tu vida miserable — cruza sus brazos.

—¿Más de lo que tú y el bastardo de Víctor lo han vuelto? Tú y el padre de Victoria nos son tan diferentes, siempre poseídos por la ambición — acepto todo tipo de insultos, pero el que me asemeje con Víctor jamás.

—Te equivocas, ese sujeto y yo no nos parecemos en nada, él propuso y yo dispuse, la salve de que su padre la entregara a otro sujeto, estaba buscando poder, y no era el único que podía ofrecerle eso, existen muchos más, acepte antes de que la entregara al peor de todos los empresarios de este país — no miento, Víctor quería pertenecer a alguna de las tres empresas más reconocidas y poderosas del país, y entre esas estaba la de un asqueroso empresario corrupto.

—¿Y eso te vuelve un héroe? — Aplaude sarcásticamente — Bravo señor importante — muero por darle un golpe.

—Nunca había conocido un ser tan infantil como tú — le borro su sonrisa.

—Y yo a un aprovechado como tú — miro el suelo.

—Bueno, no vine aquí a discutir de quien es peor, vine fue a pedirte que te desaparezca — peina su cabello con sus manos.

—¿Y qué paso por tu mente? Voy hasta su apartamento, le pido gentilmente que se vaya y él aceptará, infundo el miedo y ya, problema resuelto — simplemente lo observo.

—En definitiva, eres idiota — acaricio mi barba — ¿Sabes cuál es la ventaja de tener poder… Jensen? — su mirada de odio es notable — Que puedo hacer de tu vida lo que quiera si así lo deseo — Bufa.

—¿Y sabes cuál es la ventaja de que ella me ame? Que jamás te aceptara sabiendo toda las porquerías que me haces — ahora soy yo quien se burla.

—¿Qué te hace pensar que se enterará? — sueno mis dedos.

—No la mereces — tiene razón.

—Ninguno de los dos la merecemos, y aun así aquí estamos, debatiéndonos entre quien gana — me señala.

—Ella no es ningún trofeo, no te permito que la mires de esa forma — hago cara triste.

—Tú fuiste quien la miró así ¿se te olvida que ayer me declaraste la guerra? — retrocede.

—Bastardo — llevo mis manos detrás de mí evitando golpearlo en su cara por cómo me llamo.

—Puede que un poco — hare lo que sea para quitarlo del medio, así me tenga que volver un bastardo.

Definitivamente no se marchara así tan fácil, su presencia me complica el camino con Victoria, tengo como alejarlo, pero antes debo pensar en una estrategia, una de la que ella no se entere nunca, de lo contrario me odiaría por el resto de su vida.

—Sera mejor que se marche, como ya lo noto está perdiendo su valioso tiempo en mí, no me alejare, no abandonare mi amor — coloco la mano en pecho al lado izquierdo.

—Que conmovedor ha sido eso — me sujeta de la camisa y rápidamente mis hombres interfieren.

—Ni siquiera puedes defenderte solo — ajusto mi traje.

—Para eso les pago, para que cuiden de mí, es lo bueno de ser adinerado — comienzo a ser prepotente.

—Hay algo que con su dinero no puede pagar — dice con burla. Me saca de mi casillas, así que lo golpeo en el rostro fuerte, él me devuelve el golpe de forma inesperada rompiendo mi labio inferior.

—Es cierto, pero con él sí puedo quitar del medio a quien me estorbe — acaricia su mejilla y yo limpio la sangre de mi labio.

—Continúe amenazándome, no le tengo miedo — me hierve la sangre.

—Deberías — mis hombres se cruzan en medio previniendo golpes entre nosotros.

—Ya debería de irse, me supongo que le quedo claro lo que le dije, no me iré, luchare por mi mujer — quito del medio a mis hombre y a él lo tomo de la camisa pegándolo de la pared.

—Ya no lo es — respiramos agitados,

—Fue mía antes de ser tu esposa, y puede continuar siendo ahora si así quiero, o mejor dicho, si queremos, porque ella también me desea a mí, con los sentimientos no se lucha — me disgusta que tenga razón en lo que dice.

—¿Cuánto dinero quieres para que la dejes en paz? — se queda perplejo — Te puedo ofrecer mucho, tanto que podrás llevar una buena vida, saldrás de deudas, te dará para una casa, un auto y negocio propio, a parte te quedará bastante, dime cuanto quieres y con gusto te lo doy — No deja de verme, sé que necesita dinero con urgencia para cancelar las deudas que tiene, esta hasta el cuello de ellas, son tantas que con lo que gana no paga ni una cuarta parte — No lo pienses mucho, el dinero suele ayudar bastante, tu dime un monto y en este instante tendrás el dinero — mi propuesta le ha parecido tentadora, y es lo que quiero, no podría negarse cuando lo necesita con carácter de urgencia.

—¿Me darías la cantidad que te pida? — saco mi móvil.

—Sí, indícame el número de cuenta y con una llamada que haga tendrás el dinero — Lo tengo, aceptara.

—El dinero por ella ¿no? — Abro mis brazos.

—Exacto, debes mucho, te gastaste los ahorros, estas arruinado, te estoy ofreciendo una salvación a cambios de que te vayas para siempre y no vuelvas, le debes más malas personas Jensen, si no pagas te joderan, o peor, la lastimaran a ella — abre sus ojos en cuanto le hago saber que ella podría salir afectada de todo.

—Victoria — comienzo a fastidiarme.

—Responde ¿Cuánto quieres? — Vuelvo al grano, no puedo continuar perdiendo mi tiempo con él.

—¿Cuánto? Bien, te diré cuanto — sonrío al escuchar eso. Siempre he dicho que el poder, da asco, pero… también da felicidad, al menos en este momento me hace feliz. Estando el fuera, mi oportunidad de conquistarla será mucho más fácil.

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