Punto de vista de LiahLuego de un largo y tormentoso viaje, finalmente llegamos a Madrid.Jamás me imaginé que podía sentir tanta felicidad por estar en la mansión de Bruno, pero después de que nuestra supuesta luna de miel se transformara en una completa pesadilla, como lo es nuestro falso matrimonio; siento que nada podría ser peor que estar aquí, o bueno… casi nada.–Hola mi caramelito –dice una chica de aproximadamente unos veintidós años de edad, que se encuentra esperando a Bruno en la sala de la casa, vestida muy… sugerente.–¡Eliana! –dice Bruno sorprendido al verla.–Como me dijiste que llegarías a esta hora, te quise venir a sorprender –comenta la chica al mismo tiempo que se levanta de su silla y le planta un beso en la boca.¡Vaya! Tal parece que todas sus mujeres tienen más que claro que yo solo estoy pintada en la pared, no es que me importe, sino que cada día me convenzo más que Lena tenía que odiar con locura a este hombre.–Ya, ¿me esperas en la habitación? –pregunta
Punto de vista de LiahMi pecho ha pasado de estar al rojo vivo, para convertirse en grandes ampollas increíblemente dolorosas que me hacen odiar a Bruno cada vez que lo recuerdo.Sin embargo, me coloco mis pomadas, me tomo los analgésicos, y me visto para salir a trabajar.Definitivamente hay muchas cosas que tienen mi cabeza como una especie de telaraña ¡completamente enredada!, así que cada día que pasa es valioso para mí, por lo que no quiero perder ni uno solo.Bajo las escaleras para dirigirme a la cocina, y me encuentro a Bruno desayunando con su Tablet en mano, lo ignoro y paso de él hasta ver a Sara, quien amablemente está empacando mi desayuno, tal como se lo pedí.–Aquí tiene, señora…–Ya sabes que puedes llamarme Lena –le interrumpo con una sonrisa, al mismo tiempo que tomo mi desayuno.–No deberías salir así –dice Bruno a mis espaldas. Enseguida me volteo hacia él y lo noto mirándome de arriba abajo.–Nadie te ha pedido consejos, querido esposito –respondo al mismo tiempo
Punto de vista de Bruno¡Esto tiene que ser una broma!Mientras reviso la relación de gastos en el último mes, como de costumbre; los números no me cuadran, y en consecuencia, me hace sospechar que hay algo más que no estoy viendo.–¿Estás seguro? –pregunta Mateo, quien se encuentra frente a mí, en mi oficina.–Completamente seguro, pero por más que reviso una y otra vez, no encuentro por dónde está la fuga –respondo con preocupación.–¿Aparte de ti, quién más hace esto?–Lena –respondo sin quitar mi mirada de los documentos.–¿Por qué no le hablas a ella? Quizá también lo ha notado, pero por tu actitud infantil…–Hey, ¿eres mi amigo o el de ella? –respondo interrumpiéndolo.–Soy objetivo, Bruno. Eso que hiciste anoche fue demás de infantil. Después de los días que han tenido y ¿no la dejaste dormir? –pregunta Mateo y yo suelto una carcajada.–Sabía que nadie más que Eliana podía ser mi cómplice, porque ya sabes… sigue siendo una niña.–¡Tal para cual! –replica Mateo y yo lo miro con
Punto de vista de Bruno–Señor –dice Clara al verme.–Hola Clara, ya bajo a cenar –respondo.–Muy bien señor, pero si está esperando a que la señora Lena le abra, lamento decirle que no lo hará –si bien no me extraña que no lo haga, no entiendo por qué Clara tiene que estar al tanto de nuestros problemas –la señora Lena se ha ido.–¿Se ha ido a dónde? –pregunto con desconcierto.–No lo sé. Solo tomó sus maletas y salió. Intenté detenerla porque no se llevó ninguno de los carros, y ya ve cómo está el clima, pero no me hizo caso.–Ya, gracias por decirme, Clara.–Siempre a su orden, señor.Saco mi celular y comienzo a llamarla a medida que me acerco hacia la salida nuevamente, pero por supuesto, me manda directo al buzón.No me extraña que me haya bloqueado hasta de las llamadas.Aun así, salgo hacia mi auto nuevamente y me percato de una lluvia atroz que se ha desatado en cuestiones de segundos.No quiero pensar que Lena puede estar sola y a las ocho de la noche rondando por la ciudad
Punto de vista de BrunoNo sé lo que me pasa con esa mujer.Durante los últimos meses creía odiarla a tal punto que ni siquiera soportaba su presencia, y en cambio, todos mis esfuerzos estaban dirigidos a hacerla sentir un ápice de lo que ella me hizo sentir a mí.En ese sentido, no puedo negar que le hice cosas hirientes, ya que su exceso de atención hacia mí me demostraba que estaba logrando mi cometido, y en consecuencia, me hacía sentir que era yo quien tenía el control.Pero ahora su actitud es completamente diferente a lo que era hace tan solo unas pocas semanas atrás.No sé si es su indiferencia ante todo lo que hago, su carácter desafiante, lo engreída que puede llegar a ser, e incluso lo respondona que es, que me exaspera a tal punto de generarme más sensaciones de las que quisiera, y eso me vuelve loco.–¡De ninguna manera! –exclama Lena con esa mirada de valquiria, dispuesta a matar.–Lena, necesitamos que Abel esté de tu lado de nuevo ¿o es que acaso quieres que todo esto
Punto de vista de BrunoYo la miro con desprecio, y me doy media vuelta para dirigirme al carro, y ella me sigue.Enseguida, enciendo el auto y conduzco hacia la casa de mis padres mientras repaso el plan con Lena una y otra vez.Por ningún motivo, esto puede fallar ni mucho menos podemos quedar en evidencia ante Abel.Necesariamente Lena tiene que conseguir esa confesión, si no quiere pasar el resto de sus días en la cárcel… conmigo.–Pensé que te pondrías algo más…–¿Sugerente? –pregunta Lena interrumpiéndome.–Si, este plan tiene que funcionar –respondo y Lena se ríe con ironía.–¿De verdad crees que necesito mostrar mi piel, para hacer que se fijen en mí? –pregunta Lena pero yo decido no responder –no, querido esposito. No hay nada más sexy que acaparar la atención sin mostrar nada más que mi cerebro.–Entonces más te vale que tu cerebro nos consiga lo que queremos –respondo.–Me refería a acaparar su atención, más no a subestimarlo.Finalmente llegamos a nuestro destino, y entram
Punto de vista de Liah¡No, no, no, no! esto no puede estar pasando, ¿y ahora qué hago? ¿cómo hago para apartar a este hombre de mí, siendo que no hace otra cosa sino besarme con deseo?Aunque estaría mintiendo si dijera que no estoy disfrutando cada segundo de este momento, pero al mismo tiempo, me siento tan culpable por tratarse de él… del esposo de mi hermana.“Esto tiene que parar” me digo a mi misma, mientras Bruno desliza sus manos por debajo de mi vestido, haciendo que cada vez se me haga más difícil contenerme.Especialmente al sentir su sexo fuerte entre mis piernas, que si quiero ser honesta, me hace desearlo tanto que no puedo detenerme, o dicho de otra forma, no quiero hacerlo.–Vaya, esto sí que no me lo esperaba –escucho la voz de Abel, al irrumpir en la oficina de su padre.De inmediato, Bruno y yo nos separamos, quedando en evidencia frente a Abel, ¡genial! Si existía algún mínimo porcentaje de posibilidad de que el plan de Mateo pudiera funcionar, con esto ha quedado
Punto de vista de LiahTanto Bruno, como Mateo y Abel están inconscientes, y yo estoy en medio de todo esto y sin saber qué hacer.Intento buscar mi celular, pero ni siquiera lo encuentro, así que con dificultad, salgo del auto e intento detener algún carro que me puede auxiliar.Mientras lo hago, escucho un quejido, por lo que corro rápidamente al carro y me percato que se trata de Mateo quien se acaba de despertar.–¿Qué fue lo que pasó? –pregunta Mateo confundido.–Mateo, ayúdame por favor. Tenemos que sacar a Bruno y a Abel del auto y pedir ayuda –digo desesperada.En ese momento, Mateo se da cuenta que aún sigue en el interior del auto, por lo que con mi ayuda, sale de él y asimismo, logramos sacar a Bruno y Abel, quienes se encuentran completamente llenos de sangre.Debo confesar que este es el momento más aterrador que he vivido en toda mi vida, ni siquiera la explosión del hotel ni aquella terrible experiencia con Austin James, se compara a lo que estoy viviendo ahora, y es qu