Punto de vista de LiahEl dolor es insoportable, es tanto que apenas puedo respirar.Intento deslizarme lentamente entre los escombros y las cenizas que ha dejado la explosión, pero mientras lo hago, siento que mi pecho previamente herido, sangra sin parar.Quisiera poder levantarme, incluso gritar, pero sería muy optimista de mi parte pensar que pudiera ser capaz de hacerlo, porque la verdad estoy destruida.Cuando siento que mis fuerzas no son suficientes para continuar, escucho una voz que no reconozco, decir algo que me da un poco de esperanza.–¡La encontré! Está aquí.Enseguida, este hombre intenta moverme con delicadeza hasta que con la ayuda de unos cuantos más, logran subirme a una camilla ¡por segunda vez en esta noche!Creo que esta es la forma en que el universo intenta decirme que nunca debí haber salido de esa clínica.Me siento confundida, aturdida y definitivamente adolorida, mientras escucho el sonido de las sirenas, las preguntas sin respuestas de las personas que se
Punto de vista de Liah–Dígame algo más señora Gil, ¿su hermana apareció? –pregunta nuevamente el oficial.–No señor, a pesar de mi lucha por encontrarla, no estaba en el hotel –respondo, a pesar de estar consciente de lo que esto significa.–Emitiré una orden de búsqueda para ella –responde al mismo tiempo que anota en una libreta –mientras que eso suceda, ni usted ni su esposo podrán salir de aquí.–¿Disculpe? Pero ¿por qué? Ninguno de los dos tuvo algo que ver con lo sucedido, nosotros solo estamos pasando nuestra luna de miel aquí… –respondo y el oficial me interrumpe.–Tanto usted como su esposo, pasaron por encima de la ley al ingresar al hotel con una alerta de atentado, bajo la excusa de buscar a su hermana que además no aparece.–Le recuerdo que el oficial Jhon Koolman fue quien permitió nuestra entrada…–Si, y gracias a eso, está muerto junto a dos connacionales más. Como si no fuera suficiente, Austin James era un español al igual que ustedes, que ingresó al país tan solo d
Punto de vista de LiahUnos pocos días más fueron suficientes para terminar de aclarar lo sucedido con la explosión del hotel, y que afortunadamente nos ha dejado a Bruno y a mí, lejos de toda sospecha que nos incrimine.Pero a pesar de que eso era lo que buscaba, no puedo dejar de tener esta inquietante sensación de saber que Lena estuvo en Aruba y aun así, estoy de manos atadas y completamente en el limbo por encontrarla.Bueno… ni tan en el limbo. Aún mantengo mi lista de sospechosos, y con un integrante menos: Bruno Gil. Debo confesar que el saber esto, bajo un peldaño en la escalera hacia mi ansiedad.No hay nada peor que sentir que tengo a mi peor enemigo a mi lado, así que sí, de alguna manera me hace bien saber que no me tengo que preocupar por él, pero aun así, no es suficiente para tranquilizarme, especialmente luego de corroborar que los responsables del secuestro de Lena, también están detrás de mí… y de Bruno.–Tú ganas, no intentaré entender lo que pasó, pero no creas qu
Punto de vista de LiahLuego de un largo y tormentoso viaje, finalmente llegamos a Madrid.Jamás me imaginé que podía sentir tanta felicidad por estar en la mansión de Bruno, pero después de que nuestra supuesta luna de miel se transformara en una completa pesadilla, como lo es nuestro falso matrimonio; siento que nada podría ser peor que estar aquí, o bueno… casi nada.–Hola mi caramelito –dice una chica de aproximadamente unos veintidós años de edad, que se encuentra esperando a Bruno en la sala de la casa, vestida muy… sugerente.–¡Eliana! –dice Bruno sorprendido al verla.–Como me dijiste que llegarías a esta hora, te quise venir a sorprender –comenta la chica al mismo tiempo que se levanta de su silla y le planta un beso en la boca.¡Vaya! Tal parece que todas sus mujeres tienen más que claro que yo solo estoy pintada en la pared, no es que me importe, sino que cada día me convenzo más que Lena tenía que odiar con locura a este hombre.–Ya, ¿me esperas en la habitación? –pregunta
Punto de vista de LiahMi pecho ha pasado de estar al rojo vivo, para convertirse en grandes ampollas increíblemente dolorosas que me hacen odiar a Bruno cada vez que lo recuerdo.Sin embargo, me coloco mis pomadas, me tomo los analgésicos, y me visto para salir a trabajar.Definitivamente hay muchas cosas que tienen mi cabeza como una especie de telaraña ¡completamente enredada!, así que cada día que pasa es valioso para mí, por lo que no quiero perder ni uno solo.Bajo las escaleras para dirigirme a la cocina, y me encuentro a Bruno desayunando con su Tablet en mano, lo ignoro y paso de él hasta ver a Sara, quien amablemente está empacando mi desayuno, tal como se lo pedí.–Aquí tiene, señora…–Ya sabes que puedes llamarme Lena –le interrumpo con una sonrisa, al mismo tiempo que tomo mi desayuno.–No deberías salir así –dice Bruno a mis espaldas. Enseguida me volteo hacia él y lo noto mirándome de arriba abajo.–Nadie te ha pedido consejos, querido esposito –respondo al mismo tiempo
Punto de vista de Bruno¡Esto tiene que ser una broma!Mientras reviso la relación de gastos en el último mes, como de costumbre; los números no me cuadran, y en consecuencia, me hace sospechar que hay algo más que no estoy viendo.–¿Estás seguro? –pregunta Mateo, quien se encuentra frente a mí, en mi oficina.–Completamente seguro, pero por más que reviso una y otra vez, no encuentro por dónde está la fuga –respondo con preocupación.–¿Aparte de ti, quién más hace esto?–Lena –respondo sin quitar mi mirada de los documentos.–¿Por qué no le hablas a ella? Quizá también lo ha notado, pero por tu actitud infantil…–Hey, ¿eres mi amigo o el de ella? –respondo interrumpiéndolo.–Soy objetivo, Bruno. Eso que hiciste anoche fue demás de infantil. Después de los días que han tenido y ¿no la dejaste dormir? –pregunta Mateo y yo suelto una carcajada.–Sabía que nadie más que Eliana podía ser mi cómplice, porque ya sabes… sigue siendo una niña.–¡Tal para cual! –replica Mateo y yo lo miro con
Punto de vista de Bruno–Señor –dice Clara al verme.–Hola Clara, ya bajo a cenar –respondo.–Muy bien señor, pero si está esperando a que la señora Lena le abra, lamento decirle que no lo hará –si bien no me extraña que no lo haga, no entiendo por qué Clara tiene que estar al tanto de nuestros problemas –la señora Lena se ha ido.–¿Se ha ido a dónde? –pregunto con desconcierto.–No lo sé. Solo tomó sus maletas y salió. Intenté detenerla porque no se llevó ninguno de los carros, y ya ve cómo está el clima, pero no me hizo caso.–Ya, gracias por decirme, Clara.–Siempre a su orden, señor.Saco mi celular y comienzo a llamarla a medida que me acerco hacia la salida nuevamente, pero por supuesto, me manda directo al buzón.No me extraña que me haya bloqueado hasta de las llamadas.Aun así, salgo hacia mi auto nuevamente y me percato de una lluvia atroz que se ha desatado en cuestiones de segundos.No quiero pensar que Lena puede estar sola y a las ocho de la noche rondando por la ciudad
Punto de vista de BrunoNo sé lo que me pasa con esa mujer.Durante los últimos meses creía odiarla a tal punto que ni siquiera soportaba su presencia, y en cambio, todos mis esfuerzos estaban dirigidos a hacerla sentir un ápice de lo que ella me hizo sentir a mí.En ese sentido, no puedo negar que le hice cosas hirientes, ya que su exceso de atención hacia mí me demostraba que estaba logrando mi cometido, y en consecuencia, me hacía sentir que era yo quien tenía el control.Pero ahora su actitud es completamente diferente a lo que era hace tan solo unas pocas semanas atrás.No sé si es su indiferencia ante todo lo que hago, su carácter desafiante, lo engreída que puede llegar a ser, e incluso lo respondona que es, que me exaspera a tal punto de generarme más sensaciones de las que quisiera, y eso me vuelve loco.–¡De ninguna manera! –exclama Lena con esa mirada de valquiria, dispuesta a matar.–Lena, necesitamos que Abel esté de tu lado de nuevo ¿o es que acaso quieres que todo esto