Hayami sonrió ligeramente y colocó un mechón de su cabello rojo detrás de su oreja, y bebió un sorbo del vino que tenía entre sus manos. Era un buen vino en sus años de vivir alcoholizada; había aprendido de los buenos vinos y de los buenos tragos.—¿Hayami?Iván la miró a los ojos con un ligero brillo.—Mmm.Respondió ella tratando de evadir la mirada de Iván, que en el pasado la derretía, pero en la actualidad, cada vez que lo miraba, le traía recuerdos amargos.—Te amo.Las palabras de Iván llegaron a los oídos de ella recorriendo todo su ser.Ella comenzó a reír como si se tratara de una broma . El momento que estaba viviendo le parecía muy cómico. Él se acercó más a ella y la besó con dulzura, le quitó la copa que ella tenía para dejarla sobre una mesa de centro. Al dejar la copa, volvió hacia ella para besarla de nuevo. Acarició su pierna; los besos recorrían su cuello. Ella cerró sus ojos mientras lo abrazaba por el cuello. Reclinó su cabeza sobre el sillón, su cabello caía como
Hayami miró a Isabel vestida de novia, lucía muy hermosa , estaba muy feliz por su hermana.— Te ves hermosa hermanita.—¿Tú crees ?—¡ Claro que sí ! ¡Preciosa! , qué mala suerte para Noah que no se casó contigo .Hayami comenzó a reír con malicia.— Aún me siento mal por él, no te burles de él, ya te he dicho que es un buen chico.— Pues no me agrada mucho , digo, no lo odio, pero no sé .— Es por qué no te has dado la oportunidad de conocerlo Es un hombre muy respetuoso, además de tener un buen corazón.—Bueno, dejemos de hablar de él, suficiente con verlo todos los días, ahora la importante eres tú .Hayami miró su reloj.—Vamos , se nos está haciendo tarde para ir a la iglesia.Hayami sujetó el velo de Isabel y ambas salieron de la habitación. Al bajar, los padres de ambas estaban esperándola.— Si llegan a preguntar de dónde es tu novio, diremos que...—¡ Papá, ahora no es hora de eso ! Di lo que quieras del novio de Isabel lo que más te beneficie, pero dejala disfrutar de este d
Angélica y Carolina se sentaron junto a Hayami. — ¿Te pasa algo?Preguntó Carolina.—¡Por Dios, qué afán de preguntarme de qué si me pasa algo! No es así.— Estás muy pensativa.—No. Solo estoy analizando mi próxima jugada.—¿Jugada? No entiendo.Frunció el ceño Carolina.— Son cosas mías.Dijo Hayami mientras le sonreía a las dos chicas.Hayami se levantó de su asiento, haló de la mano a Angélica que estaba tomando un poco de agua, la haló hacia la pista. Carolina las siguió.—¡Divertamonos!Las tres chicas bailaron algunas piezas de música. Ya estaban exhaustas, así que decidieron tomar nuevamente asiento. Hayami apartó la bolsa de su mesa y se dirigió hacia donde estaba su hermana con su ahora esposo.—¡Felicidades, hermanita, por tu matrimonio!—Todo es gracias a ti; a mí me faltó el valor para sobreponerme.—No digas eso. Respondió Hayami.—Tengo dos obsequios para ustedes.—No, cómo crees. Lo que has hecho es suficiente.—Para mí es un supergusto.Hayami sacó dos sobres y se lo
Hayami se despertó en su cama. Era domingo por la mañana. Después de haber estado con Iván la noche anterior, se sentía sin ánimos de nada. Al revisar su teléfono, vio un mensaje de Iván.IVÁN:"Lo de anoche fue genial".Hayami cerró el mensaje y arrojó el celular hacia el suelo, fastidiada, y volvió a cerrar sus ojos para dormir un rato más.Después de una hora más de sueño, ella nuevamente despertó, pero esta vez se levantó de la cama y caminó hacia el celular que seguía en el mismo sitio donde lo había arrojado. Al recogerlo, se percató de que se había roto la pantalla, lo dejó sobre su buró y salió de la habitación donde, al bajar al comedor, estaba su madre ya despierta.—Buenos días, hija.—Buenos días, mamá, regresaron tarde anoche o mejor dicho, hoy.—Si no todos los días se casa una de tus hijas, ya solo quedas tú. Una de las empleadas sirvió una taza de café a Hayami.—Sabes lo que pienso del matrimonio.—No por tu mala experiencia significa que no te casarás.Hayami no cont
Hayami recargó su cabeza sobre el pecho bien formado de Iván; este acarició suavemente el cabello de Hayami.—Ya te dije que extraño tu cabello ru...—Y yo ya te dije que no lo teñiré, ¿por qué eres terco?Él comenzó a reír por lo rebelde de la mujer que estaba viendo.—Hayami, ¿cuándo le dirás a tu padre que estás conmigo? Ya han pasado tres meses desde que comenzamos a salir.—No es el momento.La mirada de Hayami estaba sobre la nariz perfecta de Iván.—¿Cuándo lo será?Ella suspiró. Desde la boda de su hermana había estado con él algunas veces; en ocasiones olvidaba su motivación de hacer sentir a Iván lo mismo que ella sintió, pero el recuerdo de su abuela entrando a su habitación la regresaba en sí...—¡Hija, no llores más por ese hombre!—Dime, abue, ¿no soy lo suficientemente buena para él?—Eres más que eso, pero él no lo merece; alguien que hace que cambies tu forma de ser, tu naturaleza, inclusive el color de tu cabello, no merece tu amor. Quien te ame lo hará sin importar c
Hayami estaba en el aeropuerto; regresaba a México dos días antes de lo previsto. En los días que no estuvo en el país, se mensajeó con Iván como una pareja normal. Ella no le mencionó que llegaría antes; no vio la necesidad de hacerlo.Después de un largo viaje, por fin llegó a su casa, se dio un baño; su hermana no estaba, había salido con sus padres. Como se encontraba aburrida y aún era temprano, se vistió para ir a la oficina. Antes de subir a su auto, marcó al número de Iván, pero después de 3 llamadas que no contestó, puso en marcha su auto, no tomándole importancia a que este no atendiera sus llamadas. Al llegar a la oficina y salir del ascensor, la mirada de rechazo de Ariel cayó sobre ella. A Hayami no le importaba aún que no sabía que a partir de ese día el desagrado de Ariel se convertiría en odio. Al caminar cerca de ella, Hayami la saludó como de costumbre, la cual recibió una respuesta poco amable; después se dirigió hacia su secretaria.—Buenos días, Angie.—¡Lic! ¡Buen
Noah se encontraba en su oficina firmando unos documentos, cuando sorpresivamente Hayami entró a su oficina sin avisar y cerró la puerta. Él la miró extrañado, percatándose de inmediato del semblante algo serio, inclusive un poco tenebroso de esta.—¿Aún quieres casarte conmigo?Noah lo miró más extrañado.—¿A qué viene esa pregunta?—¿Aún quieres casarte conmigo?Hayami repitió la pregunta con el mismo semblante.—Estaba jugando cuando lo dije.Respondió Noah.—Es la última vez que lo preguntaré. ¿Aún quieres casarte conmigo?Noah se percató de que ella hablaba en serio.—Bueno, yo... Sí, ¿por qué no?—Entonces nos casaremos.Noah, que para ese momento se encontraba incrédulo pensando que ella quería tomarle el pelo, solo soltó una risa.—¿En serio, Hayami, o me estás jugando?—¿Ves que me estoy riendo? A ver, mi hermana me dijo que tú tenías tus motivos para casarte con ella. No me dijo cuáles y no me importan, pero yo también tengo motivos para hacerlo.—Pero conociéndote, eres muy
Hayami salió del ascensor esa mañana y lucía muy guapa con el cabello recogido en una "cebolla", el delineador negro sobre sus ojos miel, la blusa de manga corta con la falda tableada en rosa palo. Al salir de este, saludó a Ariel como era costumbre; Ariel solo le dio una sonrisa falsa. Al acercarse a Angélica, le sonrió como todas las mañanas.—Buenos días, Angie. Necesito que llames a Carolina y que venga a mi oficina lo más pronto posible. Cuando llegue, ambas entren a mi oficina.Angélica estaba un poco confundida, pensó, ¿en qué podría ser tan importante para solicitar a Carolina e inclusive a ella? Pero aun así aceptó la tarea.Hayami había empezado a caminar hacia su oficina, pero retrocedió unos pasos para quedar nuevamente frente a Angélica.—Otra cosa, si el señor Iván Montenegro habla y pregunta por mí, dile que no he regresado de Canadá.—Sí.Hayami entró a su oficina, dejó su bolso en el sofá donde ella también se sentó. Al revisar su celular, no tenía ninguna notificación