—Porque no quiero tener competencia —suelta Carl mientras me mira y puedo notar que sus ojos comienzan a ver mis labios.¿Qué es esto? ¿Por qué se está comportando de esta forma tan de repente? No quiero volver a ilusionarme con cosas que no van a pasar de verdad.Me levanto de mi puesto y tomo mi bolso que reposa sobre la mesa. Parece que esto desconcierta a Carl, quien también se levanta y con un rostro confundido se acerca a mí.—¿Te molesté? —pregunta.—No… es sólo que… —¿Cómo podría decirle que lo amo desde hace tres años y me da miedo que vuelva a ilusionarme con falsas expectativas? —. Debo irme, se me hará tarde. —Finjo una sonrisa y comienzo a caminar fuera de la cafetería.—Zai, espera —me llama mientras camina detrás de mí—. ¿Realmente no te molestaste? Porque parece que sí.—No, tranquilo —suelto—. En serio.—Bueno, si es así, ¿me aceptas una salida?Volteo a verlo, sorprendida.—¿Qué? —inquiero.—¿No quieres salir conmigo? —pregunta ya caminando a mi lado—, sólo sería una
Zaideth me encanta cada vez más.Al principio me sentí enojado al verla sonreírle a ese estúpido mientras la tenía tomada de las manos.Desde que lo vi dar ese espectáculo en plena calle, hablarle como si fuera poeta, me di cuenta de que era un farsante. Pero ella… lo estaba viendo con mucha intensidad, como si su vida dependiera de ello y él se aprovechaba de esa debilidad.No me sorprendí al darme cuenta de que en la vida de Zaideth hay una persona que tiene su corazón. Cuando la conocí y la vi tan renuente conmigo que supuse que era por esta razón: está enamorada de alguien. Pero al conocer a este hombre y ver que la estaba utilizando, me llené de impotencia.—¿Me estás tomando por idiota? ¿Me ves cara de imbécil o qué?¿Cómo puede Zaideth amar a alguien que la trata de esa forma? Quería romperle la cara a ese imbécil. Pero eso lo haré cuando Zaideth no esté presente, no quiero perder puntos con ella.Aunque ahora está sentada frente a mí y… me mira como si quisiera asesinarme: cre
Esa noche Zaideth no respondió mis mensajes, pero decidí no buscarla y mucho menos insistirle, sé que ella llegará a mí sin yo pedírselo. Le gusto, se le nota cuando me mira; muchas veces me ha observado los brazos y los labios con deseo.A las nueve de la noche, Eva me llama para invitarme a un paseo que tenía con unos amigos para un piscinazo en una cabaña. Me recalcó que Zaideth iba a ir, como para animarme a aceptar.—Hoy llegó bastante enojada a la casa, ¿no habrá sido por ti? —me pregunta—. Ustedes iban a tener una cita, ¿no es así?—Sí, pero todo terminó muy mal —le cuento—. Cuando llegué a recogerla había un tipo con el que hablaba y después, cuando me acerqué, él comenzó a tratarla mal.—Algo así me dijo —suelta con desgana—. Ese estúpido no la acepta, pero tampoco la aleja. Lo peor es que Zaideth no se da cuenta que él únicamente la utiliza.—Hoy intentó golpearla, si no hubiera intervenido, le habría alzado la mano —confieso.Se escucha una exclamación de su parte.—¡Eso no
Walter me come a besos y yo puedo pasar mi lengua por sus bien tonificados músculos de sus brazos, hombros y mucho más abajo. Sube sus labios hasta mi cuello, acaricia mi oreja mientras yo rodeo su ancha espalda con mis brazos y suelto gemidos.—Zaideth, Zaideth —me susurra al oído—. Tienes un rollito en la barriga.Abro mis ojos y me siento con rapidez en la cama.—Mierda —mascullo mientras llevo una mano a mi rostro.Cierro los ojos y a mi mente llega el recuerdo de aquel sueño donde Walter y yo teníamos sexo. ¿Cuánto tiempo he tenido sin sueños húmedos?Me estoy volviendo loca, definitivamente. No, Walter me está volviendo loca.—Serán unas semanas, haremos todo lo que tú desees y te puedo asegurar que no te vas a arrepentir. Aprieto mis piernas y siento mi entrepierna húmeda. Estuve a punto de decirle que sí, por un momento me vi encima de él devorándolo a besos, sumergiendo mi lengua en su boca.Sacudo mi cabeza para espantar aquel recuerdo. ¿Tan desesperada estoy por tener sexo
—Zaideth y yo tendremos más años de casados —Walter suelta una risita—. Y cinco hijos, le voy a dar cinco hijos —vuelve a mirarme—. ¿Los vas a tener por parto natural?Todos sueltan una gran carcajada y yo siento que mi cara se vuelve completamente roja y debo voltear a mirar por la ventana de la puerta del copiloto para calmar mi vergüenza.Al llegar a la cabaña veo que otra camioneta ya ha llegado y dos muchachos que ya conozco, están bajando unos canasteros de cerveza de la parte de atrás de la camioneta.La última vez que vine a esta cabaña conocí a Nicolás, eso fue hace unos cuatros meses atrás. Seguramente también vino, ojalá sea así, porque de esa forma sé que Walter no se me acercará. Pues… eso imagino, porque… sabe que yo ya vengo con historial con él, ¿no? Si es un caballero, respetará nuestro espacio.—Tengan cuidado con el piso, ayer llovió y está resbaloso —advierte Pablo.Comenzamos a subir unas escaleras de piedra para poder pasar por el jardín donde hay algunos charcos
—Es mejor que te alejes de ella —aconseja Pablo mientras vemos a Zaideth hablando con Nicolás—. Él suele ser problemático y si se entera que le estás cayendo a su chica, no creo que le agrade.—¿Crees que me importa lo que él piense? —inquiero—. Además, parece que no están bien, mira, creo que discuten.De repente, Zaideth le da un fuerte bofetón a Nicolás que lo obliga a voltear el rostro. Él le dice una que otra palabra y ella carcajea de forma irónica mientras se cruza de brazos.—¿Ves? No habrá problema ahora —suelto sonriente.De pronto, Zaideth golpea la entrepierna de Nicolás y él cae arrodillado mientras cubre su parte íntima con las manos.Siento mi piel erizarse y escucho que Pablo suelta un pequeño grito mientras observa la escena. Noto que no somos los únicos, sino que todo el grupo está observando. Clara y Eva corren hasta Zaideth y la alejan de Nicolás.—Mira, y decía que yo era el agresivo —suelto fascinado.—¿Eva será igual? —inquiere Pablo con rostro preocupado.—Son
Sé que estoy loca, que en este momento no soy capaz de controlarme, pero… ¿acaso no he venido a esta fiesta para disfrutar?—¿No te das cuenta? —le susurro al oído—. Estoy a tu voluntad.El semblante de Walter es serio, como si estuviera consternado por lo que acaba de escuchar. Deseo estar con él hoy, sé que, si no es ahora, no es nunca. Cuando esté en mis cabales, me esconderé en mi capa de desagrado hacia este hombre y me apartaré lentamente. Pero esta noche será diferente, quiero que sea diferente y haré lo que sea para hacerlo realidad.De un impulso me acerco a su cuello y comienzo a besarlo, hasta subir con mi lengua a su oreja y le doy un pequeño mordisco. Walter me abraza con más fuerza hasta que puedo sentir su entrepierna que me avisa que está listo y preparado para lo que se viene.Pero para este momento no me puedo echar para atrás. He logrado que me desee —bueno, ya antes me lo demostraba—. Busco su rostro y me encanta lo que encuentro: sus labios rosados intensos, sus o
Sin darme cuenta, también me estoy moviendo y siento una descarga de adrenalina que me implora por dejarla salir. Walter me abofetea, yo parpadeo dos veces por la consternación; me ha gustado, ¡quiero que lo repita!Comienza a besarme con pequeños mordiscos los senos y siento que la excitación me eleva. No pienso, simplemente disfruto del momento que me tiene más que fascinada.Los besos de Walter suben hasta mi cuello donde, mientras me besa con intensidad, da varias penetraciones profundas que tocan mi punto M.Ahora soy yo la que toma el mando y me muevo con rapidez. Le doy una bofetada al rostro de Walter y por un momento aprieto con fuerza su cuello y mis uñas de introducen en su piel.—Zai, espera —pide intentando apartar mi mano.Suelto una fuerte carcajada al ver que Walter tiene el rostro rojo. Aparto mi mano para que pueda respirar y lo oigo soltar varios tosidos. Comienza a mirarme con impresión y sacude la cabeza mientras sonríe.—Loca —suelta mientras rodea mi cintura con