-Si, vamos-Lo tome de la mano y entremos, mis hombres saludaron a Alan y luego fuimos al parque. Alan estaba muy emocionado, podía ver cómo reía a carcajadas cada que se montaba en el tren y me saludaba, eso me hizo sentir muy feliz, ahora solo quiero recuperar el tiempo perdido con mi hijo. En el momento que me encuentro observando a Alan, Lewis me llamó por teléfono. -Si dime-Le respondí pegando mi teléfono a mi oreja. -Jefe, la señora se lastimó-Lewis estaba preocupado lo podía notar en su voz. -¿Está sangrando?-Lleve mi mano dentro de mi cabello y lo frote, hablar de coral me causa mucho estrés.-No, para nada, solo se torció el tobillo.-¿Para eso me llamas?-Dije molesto. -Jefe, ella está llorando.-No me interesa, solo déjala que encuentre la salida por su cuenta.-Está bien Señor-Colgué la llamada. Le pedí a uno de mis hombres que estuviera al pendiente de Alan mientras yo iba a la cocina. Llegué a la cocina y le pedí a la señora Diana que preparará algo rico para el peque
-Llamen a Andrés-Andres era el médico particular que tenía contratado especialmente para mi, dado que su madre falleció no está en la mansión, pero siempre está disponible.-Si-Lewis sacó su teléfono y empezó a llamar. Me acerqué a Coral y su rostro parecía el de una momia, me causo mucho pavor, ¡mierda!, esta mujer está muerta. ¿Qué le diré a Alan?. Lleve mi mano dentro de mi cabello y lo jale. -¡Rayos!-Grité desesperado. -Señor. Andrés dijo que vendría en unos minutos-Avisa Lewis. -Perfecto.-Jefe ella solo está inconsciente, no sé preocupe-Dijo otro de mis hombres. -Bueno por su aspecto parece un mismo cadáver-Respondí tomando unos de los brazos de coral, está muy fría. Enserio me he pasado está vez. En el momento por el cual estoy pasando por una situación grave, me llama Sofi, que se vaya al carajo está niña. Apagó mi teléfono, ¿Acaso no tiene una mierda que hacer?. Sentí como mi mano fue apretada por la mano de coral. Mi corazón se aceleró y mis ojos se agrandaron, ¡Está viva
Coral.Me encuentro acostada en la cama boca arriba, mi respiración está más calmada enserio ese estúpido es una pesadilla. La señora Diana me había ayudado a limpiar mi cuerpo con agua tibia. Ella es muy gentil, es una señora de edad bastante avanzada. No entiendo qué hace trabajando para ese monstruo. Le va a dar un infarto a causa de su mal genio.-¿Se le ofrece algo más señora?-Preguntó Diana llevando a mi boca una cucharada de sopa. Realmente me sentía bastante débil, no podía mover las manos. Me da mucha vergüenza con la señora.-No, realmente no se me ofrece nada-Ella me mira con una dulce sonrisa. -Está bien, entonces espero que descanse señora-Se levanta de la cama y sale de la habitación. Me sentía morir tras recordar la manera tan humillante en la cual me tenía ese granoso, la verdad tenía unas ganas locas de darle un palo en la cabeza.Tengo que encontrar a mi hijo sea como sea. Me levanto de la cama y tambaleo un poco pero de inmediato agito mi cabeza para despertar y ha
-Solo quiero irme de aquí-Deivis negó pasando su mano por su cara y mirarme de manera malévola. -¡Eres un caso!-Grito enojado y se levantó del piso, luego le pidió a su hombre que me llevará al sótano. Mi rostro se horrorizó luego de escuchar ese sitio tan perturbador. -Eres un miserable-Susurro con los dientes apretados. Deivis me ignora y saca de su pantalón un cigarro y un encendedor.-Llevala rápido-Ordena como si nada, y empieza a fumar su cigarro. El tipo me levanta del piso de un jalón y yo solté un gemido luego de sentir una punzada en mi estómago, quizá me maltrate luego de que el hombre cayera encima de mi. El tipo me apretó el antebrazo, y me miró con una mirada fría, no quiero que me golpeen, recuerdo cuando estaba embarazada, no tuvieron piedad de mí, ahora que no lo estoy me imagino que mucho menos la tendrán. Antes de que el hombre me hiciera caminar le advertí a Deivis. -Si a mi bebé le sucede algo, juro por Dios que te mató-Deivis siguió fumando de su cigarro y es
La noche transcurrió y me cansé de gritar mientras golpeaba la ventana con mis manos. Me siento triste, tampoco tengo hambre, creo que mis tisp de ansiedad están volviendo a aparecer.-¡Señora coral-Es la voz de Diana-Me levanté del piso y corrí hacia la puerta.-¡Hola!-Dije desesperada. -Su comida la he traído-Avisa y la puerta se abrió de inmediato, en el momento que iba a dar un paso, ví que detrás de Diana estaba el hombre que me encerró y en sus manos traía una cuerda-Aquí tiene-Me entregó una bandeja en la cual había arroz y frijoles. -Muchas gracias-Mis manos estaban temblando, en realidad mi cuerpo esta muy pero muy débil. -Que lo disfrute mi señora-Diana me sonrió y luego se marchó, pero el monstruo me miró por un rato lo cual llamó mi atención. -¿Que me miras idiota?-Lo desafío, y este solo me miró con frialdad-Me imagino que está allí para verificar si como o no. Dejé la bandeja en el nochero, y me senté en la cama mientras miraba al Monstruo-¿Porque no te largas?-No re
Deivis detente-Solté un suspiro acortado y cerrando mis ojos sentí como una de sus manos viajó hasta mi zona íntima. Su dedo rocío mi clítor**, estaba paralizada. solo lo dejé que hiciera lo que quisiera aunque eso estaba mal,. Pero… ¿Qué más podía hacer? Suspiré sintiendo el toqueteo que invadía mi privacidad, abrí mis ojos encontrándome con los suyos, estos detonaron un aura de lujuria y posesión, estaba literalmente bajo su dominio. Acatando sus órdenes como una maldita perra. Detuvo su movimiento para tomar mi cuello con su mano y apretarlo con suavidad, su boca estaba hecha un puño y su mandíbula estaba tensa. -So…solo déjame-Exclame en un corto suspiro pero eso solo despertó más su curiosidad. Me llevó hasta la cama y de un brusco tirón me tumbo en esta, mi cuerpo dolió tras sentir la cama acoplar mi dolorido cuerpo. Deivis empezó a quitar su sudadera, su mirada era mala, sus ojos negros ilustraban un extraño brillo. Me incorporé dentro de la cama y me senté, mi corazón estab
-Despacio amigo-anunció Deivis soltando una carcajada. Pero Alan estaba totalmente ciego en ese momento y lo único que quería era salir corriendo a jugar con los caballos. Me senté en la silla luego de que Diana trajera el desayuno, en este caso, plátano con huevo, y una taza caliente de chocolate. -Con permiso-Pide y se marcha acomodando su vestido, dándole unos pequeños dobladillos. Tomé el tenedor y observé con cuidado el huevo el cual tenía trozos de salchichas. -Mamá, jura que nunca nos iremos de aquí-Tosi casi que escupiendo la comida que tenía en la boca luego de escuchar a mi hijo. Deje el tenedor a un lado del plato y mire a Alan con una mirada matadora él al verme se asustó y encogió su cuerpo hasta sentarse en la silla. -¿Qué es lo que te he dicho?-Lo regaño, y Deivis hizo un sonido con su garganta. Luego depositó su mano sobre la de Alan. -No te preocupes, ella aceptara-Mire a deivis quien me miraba con una maldadosa sonrisa--Te odió-Susurro casi en un silencio. -Yo
Él pareció no escuchar, siguió con sus caricias las cuales estremecieron cada parte de mi cuerpo. -Entonces, dejarás de ser tan terca como un perro-Me eché a reír, no le encontré gracia al chiste. Acaricia ahora mi mejilla dando un pequeño pellizco-No me gusta que me lleves la contraria para nada, si no lo haces te juro que no voy a lastimarte-Su suave voz se siente cálida. -Mira, hijo de perr@, haré lo que me pides pero te juro por el alma de mi padre que si mi hijo se mete en peligro a causa de tus desgracias, te voy a matar, y no creas que es mentira, ¡te voy a matar!-Grite al final estaba despavorida, pero el solo reía como si se tratara de un chiste. -¡Amor que es esto!-Escuche la voz de una mujer, Deivis me soltó con delicadeza, lo miró por un momento, y note como su rostro estaba hecho una furia, su respiración estaba entrecortada y hasta las venas se salieron de su rostro-¡Deivis qué haces con esa mujer!-Anuncio nuevamente la chica, Deivis se volteo dándome su gran espalda p