Capítulo 24
¿A quién se le ocurre enviar un mensaje en la madrugada? Pues al fastidioso de Nicolás Kuznetsov y como mi mal humor se activa de imprevisto aquí estoy enojada de nuevo. Es que nunca podré dormir sin interrupciones.
—Si no es el pulgoso son las inoportunas visitas sin ser invitadas.
El Pulgoso, 12:32 a.m.
Dulces sueños Niñata, que descanses.
Alicia, 12:33 a.m.
Sueños amargos para ti y no me digas “Niñata”.
El Pulgoso, 12:33 a.m.
Soñar con café amargo no será una pesadilla y nunca dejaré de llamarte "Niñata". Sueña bonito…
Alicia, 12: 34 a.m.
Con los unicor
Capítulo 25—Disculpa —dice pestañando constantemente sus ojos color esmeralda —. ¿Suegrita? —me evalúa de pies a cabeza con cara de pocos amigos; la misma cara que pone Nicolás al estar con alguien que no es de su agrado.—Sí — decido mentir. Ya quisiera usted que yo fuera su nuera vieja odiosa. Miro detenidamente mi muñeca comprobando que mi pulsera este en el lugar que corresponde. Vuelvo a levantar la mirada, pero esta vez no es retadora, sino una mirada dulce llena de inocencia, “inocencia” lo que menos tengo. Fingir no cuesta nada.—Mucho gusto señora —extiendo mi mano en forma de saludo. Le da una corta mirada a Nicolás y después me observa a mí, lo hace por unos segundos hasta que suaviza su mirada y me extiende la mano aceptando el saludo.&n
Capítulo 26Narra Patsy Moretti —Abuela quiero un rico algodón de azúcar —, finjo mi mejor expresión de niña buena: la que he utilizado siempre para que me cumplan todos mis caprichos.—Patsy son la 1 de la madrugada para ingerir dulces a esta hora —, habla sin prestarme atención.—Pero yo sí quiero —hago pucheros como mi tía Alicia me enseñó. Éstos gestos me sirven para obtener todo lo que quiero. Siempre tengo que obtener todo lo que deseo, aunque sea por las buenas o por las malas. Mi tía Alicia dice que soy un diminuto demonio caprichoso y no creo que esté lejos de lo cierto. A veces heredamos la maldad de nuestros ancestros. Tener un padre mafioso no es un buen ejemplo para ser buena, al final él tiene la culpa.&nbs
Capítulo 27 En la lejanía puedo escuchar un fastidioso sonido de alguna máquina causándome un dolor agudo en la cabeza. El desagradable eco no me deja distinguir voz alguna. Dio mio! ¿Dónde estoy? Mis ojos los siento pesados: intento hablar, pero mis labios se sienten cansados. ¿Qué me habrá pasado? Mi cuerpo está entumecido.—¿Cómo está ella doctora? —escucho el murmuro de una voz que no logro identificar.—Despertará en unas horas señor Kuznetzov, ahora está sedada.Narra Nicolás En la vida tenemos que romper reglas para poder proponernos otras.—¿Qué es el noviazgo para ti Melek? —pregunto tras la línea.—Mmmmm…
Capítulo 28—Espero que hagas todo lo que te he dicho —vuelve con la misma conversación de minutos atrás.—De acuerdo —le respondo sin prestarle mucha atención.Lo único que quiero hacer ahora es viajar hacia el más allá. Poder descansar mi pervertida mente en una nube de algodón, muy infantil, pero soy Alicia Moretti y como dicen mis hermanos: “siempre vendrá una estupidez de mi parte”.—A ver, ¿me puedes repetir lo que te he dicho?“¡Dios cuánto molesta!”—No levantarme de la cama sin ayuda de otros, comer las estúpidas sopas de verduras, descansar y bla, bla, bla… La verdad que ya vete de mi habitación estoy muy agotada. Mis ojos van a devorarte como leona hambrienta papi delici
Capítulo 29La habitación está iluminada por muchas luces azules dándole un tono moderno. Las paredes tienen como decoración dibujos de rosas moradas. Su diseño es totalmente lujoso. Los negros candelabros les dan un ambiente oscuro. Todo el lugar te transmite erotismo. A un costado mío hay una repisa donde reposan todas las prendas de Nicolás incluyendo su arma de fuego.—No sabía que te gustaba el Bonda...—Silencio —susurra despacio rozando nuestros labios.—Bondage —ignoro su orden y continuo con mi oración como toda "una niña mala".—¿Por dónde quieres que empiece por arriba o por abajo? —su pregunta hace que mis mejillas se tornen más rojizas y cada vez más calientes. Mi cuerpo completo est&aacu
Capítulo 30 Toma un puñado de mi cabello en sus grandes manos. Baja cada centímetro de mi piel con su hábil nariz. Azota mi pálida piel, chupando cada uno de mis pezones... Besa mis labios con lascivia; tengo un demonio a flor de piel. Nuestras miradas están en sincronía y no se pierden en ningún momento. El brillo en nuestros ojos es inevitable.—¡Ay! ¡Ay —mis gemidos me nublan la mente no queriendo parar de gritar.Para nosotros la pasión es dolor, maldición y amor.—Te amo… —. Al confesarle mis sentimientos su cuerpo se coloca nervioso dejándolo pasmado.—Yo también.—Eres el amor de mi vida…—Igual usted —susurra mientras rosa nuestros labios. Mis bellos se pone
Capítulo 31Se para de repente la camioneta en la que vamos y uno de los hombres de Nicolás llega corriendo.—¡Señor Kuznetsov tenemos serios problemas! —dice con un arma en sus manos.—Seguimos el tema después —me dice Nicolás besando mis labios para después subirse a otro vehículo y perderse en las calles. La luz del mundo es el reflejo de nuestros corazones, por eso a veces el mundo está oscuro. A nuestro alrededor deambulan miles de almas oscura hambrientas de otras almas transparentes. La envidia y la injusticia están en todas partes. No soy la más buena de este mundo, no tiro la primera piedra. —Llegamos señorita Moretti —avisa el chófer abriendo mi puerta.—Gracias —le agradezco siguiendo sus pasos. Cruzamos por resecci&oac
Capítulo 32 Nunca en mi corta vida pasó por mi cabeza el asesinar a una persona; ni por placer propio, ni en defensa propia. ¿A quién en su sano juicio le pasaría por la mente asesinar a un ser vivo?. Yo siendo una chica que no me llevo bien con su madre, pero siempre protegida por mi padre, jamás me imaginé ser una asesina. ¿Elián y Elías lo serán? ¿Serán ellos unos asesinos? ¿Son los hijos del señor Moretti unos asesinos? ¿Somos mis hermanos y yo unos asesinos? No me imagino el corazón de papá quebrado al saber el asqueroso secreto de sus tres hijos. Me siento mal mentalmente, no me creo capaz de haber asesinado a una persona.—No le des más mente a eso. Tú no eres la culpable, él lo era —dice Nicolás sin ninguna pizca de sentimiento en su ro