Capitulo 2

Me estaban llevando a la correccional en un autobús, con otras chicas y chicos.

Creí que había correccionales para chicas y otra para chicos, pero por lo visto es una cárcel mixta, ¿pero es bueno tener chicos y chicas en un espacio cerrado? No sé, si saben a lo que me refiero, ya que en esta edad nuestras hormonas están como locas, y puede que algunos sucumben a la tención carnal.

Preferí dejar de pensar eso y me concentre en el paisaje a través de la ventana blindada, sentía que el camino era muy rápido y fue cuando detuvieron el autobús en la correccional, las paredes de cemento que resguardan a todos los presos era tan alta que no se veía el edificio que se haya adentro, sus paredes eran de color gris, con alambre de púas y fuera habían policías armados, vi como abrían una gran puerta de metal he hicieron que el autobús entrara al enorme y protegido lugar, los tres chicos que iban en la parte atrás estaban renegando e inventado un plan para escapar, y las dos chicas cuchicheaban sobre los chicos en la cárcel que eran muy guapos, y dijeron un nombre raro que no logre retener.

El oficial que nos acompañaba en el bus nos dijo que bajáramos, las dos chicas bajaron primero y apenas puse un pie afuera el frio viento choco con mi cuerpo causando que sintiera un gran escalofrió en mis piernas por la falda que llevaba puesta.

Había más policías esperándonos, y varios reos observando con curiosidad y otros con malicia en sus ojos. Esto va ser difícil ¿Cómo sobreviviré seis meses en este lugar?

Dos policías me tomaron de ambos brazos que estaban atrás y en mis muñecas llevaban las esposas de metal, mientras entrabamos a los pasillos varios presos empezaron a silbar y a hacer ruido, me sentía incomoda el tener tantas miradas sobre mí, nos llevaron a una habitación blanca en el centro había una mesa de metal con ropa negra y azul, junto con algunas cosas de higiene personal.

Las chicas parecen ser amigas por que se veían muy cercanas al igual que los chicos me pregunto ¿Qué hicieron para venir aquí? Pero eso no era de mi incumbencia, entro una señora de unos treinta y algo con un vestidos color vino al cuerpo, era muy bonita.

—Hola chicos y chicas, estos van a ser sus prendas por el resto del tiempo que vayan a estar aquí, las chicas tendrán el negro y los chicos los azules, junto con sus pertenencias para su higiene personal —sus palabras y su tono de voz eran robóticos, al parecer a dicho eso muchas veces, pero se veía amable —yo soy María, soy subdirectora de este lugar, vayan a los baños a cambiarse y volverán aquí para entregarme sus pertenencias para sus familias los recojan.

Varias guarias entraron y nos llevaron a los baños que estaban a solo tres metros del lugar donde antes habíamos estado, las otras chicas no se veían tan afectadas por esto, es como si lo hubieran hecho miles de veces sentía que en cualquier momento comenzaría a ser el juguete chillón de alguno de los que están en este lugar, tendré que reprimir cada una de mis emociones, no creo que sea tan difícil, nunca he podido comunicarlos con mucha facilidad.

Ya estábamos en los baños, no se veían tan sucios como había imaginado, entré a uno de los cubículos, me quite mi ropa y me coloque el uniforme negro, era un enterizo de pantalón y manga larga con camiseta blanca por dentro, salí del cubículo y las otras dos chicas ya estaban afuera, se estaban viendo en un espejo que cubría gran parte de una de las paredes cerca de los lavamanos, los uniformes les quedaban muy bien, a mí tampoco me quedaba tan mal.

Una mujer policía entro y nos sacó del baño, volvimos a la habitación blanca y nos explicaron que podíamos ir a las canchas de recreación, estar en una pequeña biblioteca o en la celda y los horarios para ir a comer.

Nos llevaron a nuestras celdas al parecer iba a compartir celda con las otras dos chicas, elegí la cama de arriba ya que había dos camarotes y sobraba una cama, en eso entro un chico y bueno la cama de abajo ya no sobraba, pero me sorprendí somos tres chicas y un chico que ni siquiera conozco eso me da miedo ya que no conozco las intenciones que tiene ese chico.

Las chicas se acercaron al chico que estaba en la cama de abajo he intentaron coquetear o eso creo porque parecían más bien tontas haciendo muecas, pero el chico ni siquiera las volvió a ver y ellas siguieron hasta que el chico dijo.

—Largo perra, no me gustan las chicas y que bueno porque ustedes dos son peores que perras en celo —sus caras eran de sorpresa y enojo, no aguante la risa y ellas me vieron como con ganas matarme, el chico se asomó a verme y quede impactada era muy guapo bueno a mi parecer, tenía el pelo un poco largo y negro, su piel morena y ojos cafés, me saludo con la mano, yo le devolví el gesto.

Nos llamaron para ir a comer, las chicas iban juntas y el chico iba a mi izquierda, con las manos en los bolsillos, se veía muy guapo, era más alto que yo, en eso me volvió a ver y me encontró in fraganti dándole una pasada a todo su físico, aunque sé que a él le gustan los hombres.

—Hola, ¿Cómo te llamas? —dijo con amabilidad, su contacto visual me hacía sentir un poco nerviosa.

—Me llamo Samay y ¿tú? —respondí con amabilidad, aunque me sintiera nerviosa ya que en algunas ocasiones me molesta el contacto visual.

—Pablo mucho gusto Samay, y ¿que hizo una chica tan linda como tu para llegar a un lugar como este? —preguntó lo que no quería responder mucho antes de que me dijera cuando llegue a este lugar.

—Igualmente Pablo, y pues no es algo que quiera recordar y ¿tú? —no creo que me comente sobre como llegue aquí, ya que yo no hice lo mismo.

—Pues me encontraron con droga en la mochila, pero respeto tu decisión de no contarme, y me caíste bien cualquier cosa que necesites me puedes decir — una sonrisa sincera apareció en su rostro, hace mucho no veía una así de genuina, las personas solo me veían con lastima, recordar eso hace que tenga ganas de golpear algo.

—Muchas gracias lo tomare en cuenta — le devolví la sonrisa y seguimos caminando por el pasillo.

Llegamos al enorme comedor ya había varias personas en las mesas comiendo, las mesas eran de metal al igual bandejas donde está la comida.

Continuamos caminando he hicimos una fila para poder tomar la comida, cuando estaba enfrente de la cocinera le di una sonrisa que ella me devolvió y me dio la bandeja, le respondí con un gracias, siempre hay que tener modales estés donde estés.

Pablo y yo nos sentamos en una mesa, la comida se veía como la misma gloria, no es igual a lo que muestran en las películas que es como una papilla rara y un trozo de pan, esta era un poco de arroz con pure de papa, una ensalada y un vaso de agua.

Estaba comiendo cuando un par de chicos se colocaron al frente de nosotros vi como Pablo estaba con la cabeza baja y podía notar un liguero temblor en sus manos, cuando iba a decir algo uno de los chicos enfrente de nosotros se me adelanto.

—Nos quedaremos aquí, lárguense —dijo un chico bajo moreno y con una prepotencia que no me gusta para nada, Pablo no decía nada entonces yo fui la que dijo algo.

—Pero ¿quién mierdas te crees niño? Si nos da la gana nos quedamos aquí y ustedes son los que tendrán que irse —en mi tono de voz se podía notar la burla, sí puede que en mi primer día tenga un problema, Pablo me volvió a ver y me dijo.

—Oye será mejor que busquemos otra mesa —en su tono de voz se escuchaba la súplica, pero me dio igual no iba a dejarme pisotear por otra persona.

—Mira, pero si es el gay de Pablo, ¿ya recapacitaste sobre tu decisión? —dijo otro chico este era alto, con el cabello rubio y piel blanca con algunos tatuajes.

—No puedo creer lo estúpidos que son, porque no se largan de una vez y dejan de molestar —dije lo más enojada que pude sonar, las demás personas me volvieron a ver con sorpresa yo no entendía porque me veían así, pero lo que si sabía era que me daba igual.

—Cariño, ¿acaso no sabes quién soy? —dijo un tercer chico que estaba en medio de los otros dos este estaba muy guapo, alto, cabello castaños con los ojos cafés y algunos tatuajes.

—No me llames cariño, y no sé quién eres y tampoco me interesa saberlo, así que por qué no mueven sus traseros y se largan de una puta vez —dije ahora levantándome de la silla mientras estaba enfrentando a este tipo que hizo que mi sangre hirviera, Pablo y los demás en todo el comedor veían la escena con sorpresa y terror a la vez.

—Eres nueva verdad, ya sabrás quien soy, adiós cariño —yo solo rodé los ojos y me volví a sentar, iba a meterme un bocado de comida en la boca cuando Pablo me interrumpió.

—Samay, ¡estas loca! —dijo con los ojos tan abiertos que en cualquier momento se saldrían de sus cuentas.

—Am ¿Por qué? —no tenía ni idea de lo que me estaba diciendo.

—¿Acaso no sabes quién es él? —yo negué con la cabeza y el bufo —él es Drac uno de los chicos que controla esta correccional ya que su padre es un sicario muy poderoso, varios de los policías los tiene comprados y prácticamente puede hacer lo que se le antojé.

En realidad, era impresionante lo que el dinero puede lograr, pero no me interesaba mucho lo de que su padre era un sicario, no entiendo, porque debería estar aterrorizada por enfrentarme al hijo de un sicario, pero me estaba dando igual.

—Sinceramente me da igual si su padre es un sicario o el presidente de Estados Unidos, no me interesa saber nada de él, simplemente que no me moleste —él solo me miro sorprendido, pero no dijo nada, ambos comenzamos a comer en silencio mientras sentía las miradas de todo el lugar en mí.

Volvimos a la celda nosotros dos solos, y cuando estábamos por la mitad del camino una chica se paró en medio del pasillo y se dirigió a mí.

—¿Quién eres tú? Para creerte que puedes hablarle a mi novio de esa manera —yo me quede estupefacta no sabía quién era esta chica ni de que me habla.

—Oye no te conozco, ni se dé qué me estás hablando ¿así que por favor podrías dejarnos pasar? —trate de ser amable cosa que ella al parecer no le gusto, no entiendo a las personas de aquí.

—Tras de zorra tonta —dijo en tono burlón, eso hizo que un poco de mi oscuridad me recorriera odio que me digan zorra, eso es como encender un interruptor que dice.

Abran el paso a la oscuridad

—Ay preciosa aquí entre nos la zorra eres tú, desde kilómetros alguien podría oler tus ganas desesperadas de tener sexo —una risa burlona se dibujó en mi rostro ella me veía enojada y fue cuando se me tiro encima a golpearme, ambas caímos al suelo y pude capear algunos de sus golpes, me puse encima de ella y la tome del cuello la estaba estrangulando, fue cuando Pablo me dijo de que iban a venir los policías entonces la deje, me levante la otra chica hizo lo mismo y ahí estaba el tal Drac viendo todo, tenía ¿una sonrisa? en su rostro.

La chica se recuperó y trato de darme un golpe, pero Drac lo detuvo y ella lo vio con sorpresa.

—Amor que haces te estoy defendiendo de esta zorra —y ahí está de nuevo esta vez le di un golpe por el vientre que la dejo sin aire, la tomé nuevamente del cuello con mucha más fuerza y le dije muy cerca de su rostro.

—Niña a como vuelvas a decirme zorra vendré cada noche a golpearte hasta que quedes inconsciente, ¿comprendes? —ella no dijo nada así que aprete más el agarre mientras sus pequeñas manos trataban de soltar las mías —¿Qué acaso estas sordas te he preguntado algo comprendes? —ella se asustó más unas cuantas lagrimas salían de sus ojos, ya se habían agrupado unas pocas personas alrededor nuestro.

-Sí… sí, com… comprendo lo… que dices —dijo tartamudeando, sonreí cínicamente, y la solté —Amor ayúdame por favor —le dijo la chica a Drac este solo le respondió.

—Tú no eres nada mío —sus ojos conectaron con los míos, tomé a Pablo de la muñeca y comencé a caminar a nuestra celda.

—¡Eso estuvo genial! ya veo el por qué estás aquí, dabas miedo Samay —dijo Pablo apenas entramos a la celda.

—No, no sabes por qué estoy aquí, yo pues eso era lo que estaba tratando de hacer, no me molesta lo que digan los demás excepto cuando me dicen zorra es una especie de trauma que me dejo por qué estoy aquí, yo me dormiré hasta mañana— y subí las escaleras del camarote.

—Buenas noches Samay, que descanses —escuche como él también se acomodaba en su cama.


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