El tono sombrío sacó por completo a Juliana de sus pensamientos. Todavía estaba buscando información en línea. Después de todo, pagaron para eliminar la información negativa, y ella no pudo encontrar ni una sola entrada de los datos antiguos, y tampoco entendió cuál era la nueva entrada de aclaració
Juliana se secó las gotas de agua de la cara y, al levantar la vista, el causante ya estaba sonriendo como si nada hubiera pasado, continuando a lavar los platos como si nada.Con esa expresión, no parecía enojado en absoluto. Juliana resopló suavemente y no tuvo ganas de quedarse más en la cocina.
—Gracias. —Juliana se levantó para recibir la leche que él le entregó, agradeciéndole con cortesía.Pero de repente, se dio cuenta de algo extraño.—¿Vas a salir tan tarde?—Sí, hay algunas cosas que debo manejar.El rostro de Santiago no se veía bien, y su tono era serio y formal. Parecía como si a
La razón por la que Juliana conocía este lugar era porque originalmente quería explorar las características culturales locales de Marea para hacer turismo, pero al enterarse de quiénes vivían aquí, canceló sus planes.Ahora, al conducir personalmente hacia allí, Juliana no podía evitar admitir que s
Rafael colocó su largo dedo sobre la foto, inconscientemente tratando de guardarla. Luego se dio cuenta de repente de que este no era su teléfono y sintió que era un poco ridículo.Después de una risa fría, apareció una frialdad en sus ojos detrás de los lentes.La mirada del hombre se dirigió al jo
Juliana, que estaba pensando en cómo elegir sus palabras para que Rafael liberara a su amigo primero y luego negociar con él, vio la foto y empezó a temblar. El teléfono casi se le cae de las manos.¿Cómo es posible? La sangre subió a la cabeza de Juliana, y en ese momento sintió que no podía pensar
[Ya estoy en el edificio que mencionaste, ¿puedes bajar a recogerme? Además, necesito asegurarme de la seguridad de Ellen. Si es posible, quiero verlo irse sano y salvo.]La respuesta llegó rápidamente desde el otro lado.[Espera.]Juliana estaba ansiosa mientras apretaba los labios, mirando el oscu
Rafael frunció el ceño.—Juliana, ¿qué estás haciendo?En la oscuridad no se podía ver exactamente qué estaba haciendo, pero la luz de la luna reveló la afilada hoja de la daga descansando en su delicado cuello, con un leve brillo de sangre. Si alguien estuviera del otro lado con una mirada más agud