La comida fue relajada, con Diego y Javier bromeando y finalmente limpiando la comida de la mesa. Debido a que estaban demasiado llenos, también se sentaron en el restaurante charlando durante mucho tiempo.Juliana ni siquiera se molestó en preguntar sobre la situación en casa. A través de las broma
Javier permaneció en silencio.Sin duda, lo que Diego dijo era la verdad.Anoche, cuando regresó al hotel ya era de madrugada. Originalmente, planeaba levantarse para relevar a Diego durante la noche, evitando que Santiago realmente se llevara a Juliana.Sin embargo, su cuerpo simplemente no pudo ag
Sin embargo, ella, sin darse cuenta, ha roto cualquier barrera y se ha integrado con ellos.Juliana también sabe que esto no se debe solo a alguna extraña conexión de sangre.Si fuera solo por ser hermanos, entonces no habría tantas tragedias familiares en el mundo.Lo único es que olvidó su pasado,
Indudablemente, era como entregar de nuevo al rehén en manos de los secuestradores.Una simple frase fue como una enorme roca que golpeó con fuerza el pecho de Juliana, haciéndola sentir un dolor que le impedía pensar en otra cosa.Guardó silencio por un momento antes de hablar con dificultad: —¿Qu
El viento soplaba por la costa, los insectos y los pájaros en los árboles dejaron de piar.Durante un instante, Juliana escuchó que el hombre frente a ella rio.—¿Quién quieres que sea yo, Julita?A diferencia de su perezosa lentitud anterior, la engatusó con suavidad, paciente.Como diciéndole a Ju
«De hecho, ¿cómo puedo estar segura?»No sabía qué tipo de cosas malas había hecho Santiago en el pasado, pero podía saber cómo era cuando vio a Víctor en el suelo.Entonces, ¿cómo podía estar tan segura de que realmente les dejaría en paz a todos después de que ella se fuera con él?«¿Vale la pena
—Ven conmigo, y les dejaré irse.Dijo Santiago cerca de su oído, con engañosa intimidad.—Esta vez no voy a asustarte ni a mentirte.Juliana no se movió y dejó que Santiago tiraba de su muñeca.De hecho, aunque se negara, no había forma de evitarlo.¿Po qué no apostó a creer en él otra vez?No se sa
—¿Loco?Santiago no se sintió molesto al oír esto.Érase una vez mucha gente que le llamaba loco, demonio, psicópata...Parecía que a los humanos siempre les gustaba poner etiquetas a los demás, cuando la otra persona se comportaba de una manera que no podía entender.Pero no pensaba que estuviera l