—¿Emiliano, eres un pendejo o qué? ¿Por qué no contestas el teléfono? ¿Dónde te has metido? Dime, ¿qué pretendes? ¿Me llevas a comer y luego me dejas solo en el restaurante? No importa que hayas desaparecido, de todos modos, la cuenta se cargará directamente a tu tarjeta, pero ¿qué significa que tu
—¿Quién?— Felipe aún estaba absorto en su teléfono, y solo reaccionó después de hablar, —Ah, hablas de Juliana, ella se fue. Se fue después de recibir la inyección, dijo que si regresabas después de ver a Camila, que te avisara.—¿Se fue?El rostro de Emiliano se oscureció de inmediato.—¿La dejaste
Pero como Juliana aún estaba ahí, se contuvo y dejó de mencionar a Camila, considerando seriamente la propuesta de Juliana.—No es que tenga prisa, solo que es un poco aburrido estar aquí. Llevaré tu coche, pero ¿cómo te devuelvo las llaves esta noche? ¿Cómo te las envío?—No te preocupes, alguien v
—¿Qué foto?— Juliana sintió una mala premonición.—La que acaba de llegar a las tendencias, ¿no lo sabes, senior?— Iván, viendo que Juliana no parecía fingir, sacó su teléfono para mostrarle.En ese momento, la foto estaba en el penúltimo lugar de las tendencias, claramente discutida por la gente, n
—No, ¡yo no estuve con él! Diego, no digas tonterías—Juliana mintió sin cambiar su expresión.—Feliciana— Diego golpeó la mesa con los dedos, mirándola fijamente, —¿Alguien te ha dicho que eres muy mala mintiendo? Me da vergüenza decir que eres mi hermana.En el mundo de los negocios, donde cada uno
Juliana escuchaba a Diego mientras él planificaba con calma lo que seguiría, sabiendo que así debería ser, pero aún se sentía triste. Además, Diego no quería regresar a casa con ella, y la razón tenía que ver con ella misma.Esta simple observación hizo que se sintiera aún más triste. Bajó la cabeza
La atmósfera alrededor de Juliana y Diego se volvió tensa después de sus palabras llenas de rabia.Diego soltó su agarre, sorprendido y enojado: —¿Feliciana, sabes lo que estás diciendo?Juliana lo miró fijamente con los ojos rojos, y luego se dio la vuelta, sin mirar atrás.No sabía por qué había
Diego, con poco entusiasmo, asintió.Como si temiera que Diego se arrepintiera, Juliana repitió:—¿De verdad? ¿No estás mintiéndome para hacerme feliz?—De verdad, no te estoy mintiendo.Diego, temeroso de que la chica frente a él llorara, consintió y dijo con cariño:—Cuando quieras volver, solo es