—¿No entiendes lo que te digo?Diego miró a Luna, que parecía completamente perdida, con una leve sonrisa en sus ojos.—Si vas a manejar, entonces no seré yo quien te lleve.Luna se quedó sin palabras, incapaz de encontrar una respuesta.Diego se comportaba como un gallo arrogante, dijo: —¿Hay algún
Mauricio frunció el ceño.No preguntó de inmediato qué regalo recibió Diego. En su lugar, le dijo con una sonrisa: —¿Llevaste a su empleada a casa? ¿Estás seguro de que no estás usando a la señorita Valdés como chofer, Diego? Juliana dice que perseguir a una chica no se hace de esta manera...—¿Quié
Lamentablemente, los sucesos posteriores dejaron en claro que Juliana estaba equivocada al idealizar a la familia Garza.No pasaron mucho tiempo charlando abajo. Intercambiaron unas palabras y luego cada uno subió a descansar. Tenían pruebas en sus manos y dormían con profunda tranquilidad.Algunos
Juliana escuchó a Sergio decir que no eran muchos quienes sabían sobre esto.Sergio mencionó que temprano en la mañana Emiliano recibió una llamada y se podía escuchar llantos al otro lado de la línea.Sin embargo, en este momento, él hablaba de manera relajada: —Realmente no entiendo por qué Emilia
Al escuchar sus palabras, Juliana se sintió un poco avergonzada.Mientras reflexionaba si debía rechazar o posponer la invitación, Susana interrumpió: —¿Tienes tiempo mañana? Justo mañana es el cumpleaños de su abuelo. Aunque él ya falleció, siempre te tuvo mucho cariño. Vamos a reunirnos en la anti
La preocupación de que Emiliano no estuviera de acuerdo hizo que Susana hablara rápidamente.—Lo de casarte con Camila puede esperar. Pero Julita está sufriendo ahora y necesitamos consolarla. Si ya has decidido divorciarte de Julita, ¡entonces ve y haz los trámites de inmediato! Aunque en este mome
La tarde del día siguiente.Juliana salió temprano del Sazón del Alma porque había quedado de cenar con la señora Torres más tarde.También le avisó a Diego que iba a visitar la antigua mansión para ver a la señora Torres y que volvería tarde en la noche, así que no se preocuparan por ella.Diego no
Emiliano sostenía el plato, con una venda aún envolviendo su palma derecha.Acomodó los platos con cuidado, lanzando una mirada hacia aquí con expresión serena.—Todo está servido, vamos a comer.No se sabía si había escuchado la conversación anterior entre ellas. Pero era evidente que había interru