La información no era algo más, era la dirección de algunas cuentas. Era posible que Emiliano no entendiera otras cosas, pero él conocía el nombre de la cuenta.Una pequeña empresa bajo el nombre de Grupo Torres, lo que significaba que el dinero se ha retirado de aquí. Incluso si no era directamente
— ¿No puedo quedarme aquí? — Camila hizo una expresión inocente.Sergio no quería mirarla ni hablar mucho con ella, planeaba rodearla y marcharse.Camila, sin embargo, lo detuvo con palabras.— Sergio, esta noche hay una cena en mi casa, ¿te gustaría ir con Emiliano?Sergio estaba a punto de rechaza
— Lo de la última vez, yo...— Lo de la última vez ya pasó, no es necesario mencionarlo de nuevo.Emiliano escuchó su voz afligida, lo que antes no le parecía gran cosa ahora le resultaba molesto. — ¿Tienes algo importante al venir hoy? Si no, tengo cosas que hacer.Su deseo de que se fuera era bas
— Si mal no recuerdo, en casa Garza, fue Frida quien entregó la carta de rompimiento —Emiliano no escuchó su explicación, manteniendo la calma como un espectador ajeno.Frunció el ceño con una voz llena de desconcierto. — Frida la echó, y ahora dicen que la extrañan y quieren que regrese. ¿Le han p
— Emiliano, Juliana también ha prometido venir a la cena. Antes de venir a verte, escuché a mi madre llamar a Juliana por teléfono. Ella dijo que vendría esta noche, ¿no fallarás en la cita esta noche, verdad?— ¿Ella prometió? — Emiliano levantó la mirada repentinamente.— Sí, puedes preguntarle
Juliana se quedó paralizada en la puerta, su sonrisa se volvió un poco forzada.Cuando se dio cuenta de que Javier no tenía intenciones de verla, sintió una especie de desconcierto repentino.Se quedó titubeando frente a la puerta, sin saber si debía decir algo más o simplemente irse y esperar a que
—No tienes que preocuparte por ella. Los niños pelean a veces, se resolverá en un rato.Diego rodeó el hombro de Mauricio y siguió a Javier.—Oye, no soy niño...—Ah bueno, no eres niño...Javier no contestó, pero podía sentir la indulgencia de Diego.No obstante, no dijo nada en respuesta.Cuando J
Juliana se quedó sin palabras por un momento.Con sus manos llenas de harina, se quedó parada allí desconcertada.Después de un buen rato, tartamudeó: –En… entonces, ¿qué necesito hacer para que me perdones?Javier guardó silencio, lo que la hizo parecer aún más inocente y encantadora.Luego de un r