—Mauricio......—Juliana sintió sus ojos llenarse de lágrimas.Desde la muerte del abuelo Torres, rara vez alguien le había dirigido esas palabras.¿Cómo había tenido la fortuna y la bendición de encontrar a tantos familiares que realmente la querían, después de perder a un ser querido que le había d
Sergio escribía rápidamente, sus palabras llenaban la pantalla.Sergio: [¿ Emiliano está ciego? Esa mujer es tan fea, cometió un error y ni siquiera se disculpó. Pero él la hizo trabajar horas extras el fin de semana para limpiar su imagen. Ni siquiera trata a su propia madre así de bien.]Sergio: [
Su tono sorprendido estaba mezclado con una pizca de burla. Emiliano lo miró fríamente, y su significado quedó claro sin necesidad de palabras. Era una clara amenaza.Sergio no tenía miedo de las amenazas de Emiliano y respondió: "Su número de teléfono, búscalo tú mismo.Emiliano no se movió y sigui
Cuando Juliana recibió el mensaje de Sergio, se encontraba terminando la última parte de su diseño.El cumpleaños de Diego estaba cerca y planeaba hacer un anillo como regalo.Al ver la notificación en su celular, su pluma se desvió momentáneamente, dejando una marca en el papel blanco y arruinando
Juliana no se apartó, permitiendo que él se acercara.Sergio y ella mantenían una distancia segura, a diferencia de las otras parejas que ya estaban pegadas.Sergio, en contraste con su actitud normal, estaba muy serio y no se quedaba atrás en términos de agresividad en comparación con Emiliano. Sin
Emiliano tenía un tono de voz cargado de enojo reprimido, y su rostro se veía muy desagradable. Lo que empeoró su expresión fue la siguiente acción de Juliana.Ella extendió la mano y agarró la ropa de Sergio, con un tono de voz espeso y embriagado: —Sergio, no quiero verlo, es malo.Su voz dulce y
Pero en el caso de Juliana, el secuestro parecía destinado a acabar con su vida.Después de sufrir torturas inhumanas, sin duda tendría rencor contra alguien.Aunque en su corazón sabía que Emiliano no era el responsable, su mente lógica no podía evitar pensar en él como una amenaza.En su concienci
La sensación de rozar su cuello lo dejó inmóvil, congelando su cuerpo.Juliana, ¡quédate quieta!Apretando los dientes, su mirada se volvió sombría. Con una mano sostenía la delgada cintura de la mujer y la otra la levantó para apartar su frente, intentando alejar su cabeza de sí mismo.Pero no podí