—¡Dices cada tontería!Juliana finalmente recuperó su teléfono móvil y, enojada, regresó al sofá.Ella se culpaba por elegir la Mansión Arroyo en primer lugar, solo por la tranquilidad. Estaba un poco lejos del centro de la ciudad y era inconveniente llamar un taxi.Emiliano no dijo más, solo le lan
Guardó silencio y, tomando su bolso y el traje de Diego, se marchó sin mirar atrás.Emiliano, parado en las escaleras, tenía un semblante cada vez más oscuro.No fue sino hasta que la sombra de Juliana desapareció de su vista que lentamente retiró la mirada.Avanzó un par de pasos, luego, de repente
Carlos López.Desde lejos, Emiliano aún reconocía al hombre abrazado por Juliana.Después de todo, era el actor más galardonado del país, una estrella de renombre conocida por todos, y Emiliano lo reconocía de inmediato.Sin mencionar que Carlos había tenido conflictos con la Corporación Torres hace
—¿Emiliano? ¿Cómo podría él...?Al soltar estas palabras, Juliana apretó el ceño con arrepentimiento.No podía creer que hubiera buscado instintivamente una excusa para Emiliano por su respuesta de esta noche.—¿Si no fue él, entonces quién más podría ser?Diego estaba visiblemente molesto.Después
—No, no me atrevo...Su voz no pudo salir.El hombre apretó su garganta, aumentando gradualmente la presión.Mirando el rostro enrojecido de Camila debido a la asfixia, su sonrisa se hizo aún más despiadada.Ella lo miraba con terror, golpeando con fuerza su brazo y luchando para liberarse, pero sus
Después de reconocer quién era, Emiliano frunció el ceño y dijo: —Pasa.Juliana, una vez obtenido el permiso, entró en la oficina y preguntó: —¿De qué están hablando?Sergio no le prestó atención, se frotó la nariz y miró a Emiliano, diciendo: —Entonces me voy, total, no puedo ayudarte en nada.A él
Juliana ni siquiera levantó la cabeza al escuchar sus palabras, ya que estaba ocupada terminando la presentación de los platos con una expresión de concentración en su rostro.—¿Por qué echar a esas personas? Vinieron aquí para darnos su dinero de buena gana, ¿y tenemos razón para rechazarlo?—dijo J
—¿Hermana?Camila, sentada frente a Emiliano, mostró una mirada de satisfacción en sus ojos.Ella siempre había considerado que la única habilidad de Juliana en el restaurante era llevar platos.Esta mujer, por la noche, lucía espléndida al lado de los hombres, pero cuando la dejaban, caía en hacer