Capítulo 366
Sabrina sonrió educadamente, «¿De verdad Alejandro quiere perseguirme?»

Ella lo rechazó: —Solo acepto las flores de Francisco.

—Es una pena —Alejandro mostró un poco tristeza y preguntó—. Aquel día en el jardín del hotel, ¿lo que dijiste era mentira?

—Sabía que Francisco estaba detrás de mí y se lo dije a propósito.

Alejandro se quedó helado y se rio, «Resultó que era yo el payaso. ¡Qué ridículo!»

—¿Por qué te gusta tanto Francisco? —Alejandro no lo entendía.

Sabrina no quería tomarle el pelo ni responder a su pregunta sin sentido.

Fue directa al grano, —¿No ibas a decirme dónde se compraban los alucinógenos?

Para eso había venido hoy.

Alejandro tiró el ramo de girasoles a un lado y sirvió a Sabrina un café, —Hace poco aprendí a hacer café. Pruébalo.

Sabrina se sentó y bebió, al ver que Alejandro seguía sin decir nada, no pudo evitar impacientarse un poco.

—Alejandro, ¿me haces trampas?

«Si se atreve a engañarme, ¡le daré una lección!»

Alejandro se quedó mirando el anillo
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