Capítulo 319
Se quedaron toda la noche.

Al día siguiente, Sabrina se despertó y encontró a Francisco levantado temprano.

Salió del dormitorio y vio a Francisco friendo huevos en la cocina.

Francisco la vio despierta y se acercó a saludarla, —Buenos días.

Sabrina le rodeaba la cintura con los brazos, —Quiero un huevo poco hecho.

—Bien —Francisco la cogió de la mano—. Está haciendo frío, ve a ponerte un abrigo, estarán preparados pronto.

—Bien. —Sabrina fue obediente.

De pronto recordó que Francisco le había dicho anoche que quería tener un hijo, se sintió tan perdida que le dieron ganas de llorar.

«No puedo darle un hijo al hombre que amo...»

—Sabrina, ven a desayunar. —le llamó Francisco.

Sabrina cambió inmediatamente de humor, —¡Vale!

Sabrina salió sonriendo.

Sabrina desayunaba y elogiaba a Francisco: —Están deliciosos. Tu cocina ha mejorado.

Francisco se alegró al escuchar el cumplido.

Sabrina preguntó de repente: —¿No tienes que ir hoy a la oficina?

—Anoche volví para hablar con A
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