Capítulo 241
Marco reprendió a Mateo: —Cabrón, ¿de qué estás hablando?

Lara también fulminó a su hijo, —Mateo, ¿cómo puedes hablar así?

Mateo dijo desafiante: —Mamá, no puedo creer que sea tan buena curando las piernas del abuelo cuando tantos especialistas nacionales e internacionales no pueden hacerlo. ¿Y si empeora el estado del abuelo?

Sabrina sonrió, —No se preocupe, señorito. El señor y mi abuelo son amigos desde hace años, no le haré daño.

—Sabrina, no le hagas caso, te creo —Marco miró a Sabrina con amabilidad y suspiró—. Pero es cierto que mi problema en las piernas nunca se ha curado. Ya no tengo esperanzas.

—Señor, déjeme echarle un vistazo primero —Sabrina sacó su botiquín—. Mi abuelo me pidió que viniera a ver cómo estaba usted. Mire, he traído el botiquín conmigo.

—Está bien.

Sabrina preguntó por el estado de Marco.

Le habían disparado en ambas piernas cuando era joven y había perdido la mitad de su movilidad después de que le extrajeran las balas porque no le habían tratado a
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