Francisco se puso hosco, «¿Tanta prisa tuvo? A ella le importa Niko.»Francisco preguntó: —¿Todo está listo?Sabrina asintió, —Sí. No vendré aquí mañana.—¿Entonces volvemos a España mañana?—Bien.«Aquí no pasa nada.»—Espera.De repente, a Sabrina se le ocurrió algo y tiró de Francisco por el cuello de la camisa, olfateando cerca de él.Francisco se quedó de piedra, «¿Qué está haciendo?»—Sabrina...Francisco estaba un poco abrumado.—Francisco. ¿Cuál bebiste hoy?Francisco le dijo: —Grand Vin de Chatour Latour.Sabrina asintió, «No me extraña que huela al mismo alcohol que Niko. Qué casualidad que hoy hayan bebido el mismo vino.»Francisco cogió la barbilla de Sabrina y le acarició los labios, —¿Lo hueles?Sabrina lo apartó y dijo: —Acabo de oler este vino en Niko también.Francisco se puso sombrío, de repente, agarró con fuerza los hombros de Sabrina, —¿Sí? ¿También estás tan cerca a él?Sabrina rio, —Francisco. ¿Estás celoso?—Sí. ¡Estoy celoso!«¡Estoy loco de
—Bien. Lo sabía.Entonces Francisco colgó.—Leandro. Vamos.Leandro se quedó paralizado un momento e inmediatamente fue a hacer los preparativos.—¿Qué pasa? —se levantó Sabrina.—Tengo algo que hacer. Descansa bien en el hotel. Mañana te acompararé a Barcelona a ver tu abuelo.Sin esperar a que Sabrina dijera nada, Francisco se marchó a toda prisa.Sabrina miró la espalda de Francisco y de repente sintió que esta escena había ocurrido antes.«Sólo tiene prisa por Steffy. Parece que hay noticia de Steffy de nuevo.»Sabrina salió a hurtadillas tras él.«Me gustaría ver cómo es Steffy que tanto le gusta a Francisco.»Sabrina tomó un taxi y siguió el coche de Francisco.Finalmente llegaron al muelle.En ese momento, había un enorme crucero de lujo atracado en la orilla, y alguien vino respetuosamente a llevar a Francisco a bordo.Sabrina observó de reojo durante un rato y se dio cuenta de que en el crucero parecía haber una recepción privada.Para subir a bordo, se necesita
Y luego se quedó sola en la habitación.Sabrina estaba tumbada en la cama, su consciencia empiezó a desvanecerse.Sabrina se puso triste, «Sé exactamente lo que va a pasar. ¿Por qué me pasa siempre esto? Prefiero que me maten a volver a sufrir eso.»Una vez más, recordó lo que había ocurrido aquella noche hace cinco años.Sabrina temblaba de miedo.«No... no... ¿Quién me ayuda? Francisco. ¿Dónde está Francisco?»En ese momento, en la cubierta del crucero de lujo se celebraba una recepción al aire libre.Un hombre larguirucho se sentó en un sofá rodeado de bellas mujeres.Francisco estaba sentado frente a él.—No habría sabido que estabas en Nevada si el señor Moreno no me lo hubiera dicho. Así no tengo que ir a Madrid a buscarte.El hombre que habló se llamaba Dick, el socio de Francisco.Francisco agitó la copa que tenía en la mano, —¿Dónde está?Dick hizo una señal, —Llévala aquí.Pronto, los hombres de Dick llevaron a una mujer aquí.La mujer estaba delgada, con lo que
—Señor Herrera. Tranquilo. Mañana iré allí primero. Te enviaré una foto para confirmarlo antes de hacerte perder el tiempo. —dijo Dick.Francisco intentaba por todos los medios encontrar a Steffy a lo largo de los años, pero siempre se llevaba una decepción.Francisco asintió.Dick le consoló: —Señor Herrera. No te preocupes. Conozco el campo oscuro. Nadie me mentirá. Le informaré en cuanto sepa algo.—Gracias. —Francisco brindó con él.—De nada. Tomo prestada tu línea de embarque.Aparte de la asociación, Dick también quería ganar la recompensa.Francisco vació su vaso y miró su reloj, —Tengo que irme.«Sabrina está en el hotel. Estoy preocupado por ella.»Francisco se levantó y estaba a punto de marcharse cuando un hombre se acercó con un vaso de vino.—Señor Herrera. Hace mucho tiempo.Brian Smith, el presidente del Grupo Smith. Se conocieron en una recepción hace unos meses.Francisco no iba a tener una conversación con él.—Señor Herrera. ¿Se va? ¿Por qué no se queda
«Si está divorciado, ¿por qué le vuelve a gustar?»Dick se quedó de piedra, —Señor Herrera. ¿Me pierdo muchas cosas?—Te los presentaré cuando pueda.Dick asintió y no volvió a preguntar, —Siento curiosidad por tu ex mujer.Francisco subió al coche, —Me voy. Vas a identificar a esa mujer en Sudamérica tan pronto como puedas.—Bien —Dick agitó la tarjeta de la habitación—. Bueno, seguiré disfrutándome.Entonces Dick se dirigió a la zona de camarotes del crucero.En la puerta de la suite presidencial más lujosa del crucero, Dick dijo a sus hombres que esperaran fuera y entró solo.Nada más entrar, pudo oler una fragancia de rosas, y la habitación llena de pétalos de rosa y aromaterapia creó un ambiente extremadamente ambiguo.Dick rio, «Brian sabe mucho.»Se quitó la chaqueta y vio a una mujer estaba tumbada en una cama grande, con las manos atadas y unas largas piernas blancas muy seductoras.Se acercó y vio la cara de la mujer, «Hijo de puta. ¡Qué hermosa!»Dick hizo una fo
Por el camino, Francisco se preguntaba qué regalos necesitaba para preparar su visita de mañana al abuelo de Sabrina en Barcelona.«Su abuelo me odiaría si supiera que traté así a Sabrina. Tengo que prepararme.»Francisco envió un mensaje a Hernán para que le ayudara a averiguar qué le gustaba al abuelo de Sabrina.Hernán: [Francisco, eres genial. Sabrina te llevará a casa. Parece que se volverán a casar pronto.]Francisco no volvió a responder a Hernán.Supo que volver a casarse con Sabrina era difícil.Francisco creía que tenía una oportunidad aunque a Sabrina le gustaba Niko.Todo lo que Francisco quería ahora era que Sabrina no se resistara a su amor por ella, y eso le satisfaría.Francisco suspiró y dejó de pensar en ello.—Ding.Francisco recibió un mensaje de Dick: [¡Qué hermasa! ¡Vale la pena morir por esta noche!]El mensaje iba acompañado de una foto.Francisco intentaba ignorar el mensaje, pero accidentalmente vio la foto.Francisco reconoció al instante a la mu
Dick reaccionó de repente, —¿Es Sabrina?Leandro borró rápidamente la foto y le devolvió el teléfono.—No la tocas, ¿verdad?Dick entró en pánico, —¡No, no!«¡Qué mala suerte! Ella es Sabrina. Acabo de enviarle un mensaje así al señor Herrera. Hijo de puta. Voy a morir.»—¡Voy a matar a Brian! ¡Hijo de puta! —Dick ordenó a sus hombres de inmediato—. ¡Vayan a atrapar a Brian!Francisco vislumbró a Sabrina acurrucada en un rincón.Tenía los ojos cerrados y temblaba, el pelo mojado contra la cara y la piel enrojecida.Llevaba un trozo de cristal en la mano, que se había cortado, y la sangre goteaba sobre la cama.Francisco se acercó rápidamente a ella para intentar calmarla, pero la oyó gruñir roncamente, —¡No te acerques!Sabrina se agarró con fuerza a ese trozo de cristal, intentando defenderse.«Prefiero morir a volver a pasar por el dolor que pasé hace cinco años.»—Sabrina... —Francisco susurró su nombre.Sabrina se mofó, «¿Es una alucinación? Me parece oír la voz de Fra
Sabrina enterró la cara en los brazos de Francisco, respirando agitadamente.El miedo extremo había enmascarado antes todas las demás sensaciones, y ahora que estaba relajada notaba la diferencia en su cuerpo.—Sabrina.Francisco se dio cuenta entonces de que su temperatura no era normal.«¡Maldito! ¿Cómo se atreven a drogarla con oxicodona?»Miró a Francisco en actitud orante, —Francisco. No quiero...Por mucho que le gustara Francisco, no quería acostarse con él así.No quería recordar esa escena de cinco años.Francisco acarició el pelo de Sabrina, —No te preocupes. Te llevaré al baño para que te des una ducha fría. Así se sentirá más cómoda.Sabrina asintió débilmente, luchando contra las lágrimas.Francisco llenó la bañera de agua y metió a Sabrina dentro.Francisco envolvió la mano herida de Sabrina en una toalla para que no tocara el agua.—Voy a por el botiquín. Vuelvo enseguida.Sabrina asintió con los ojos cerrados.Francisco salió del baño.Leandro y dos docto