El sol que ilumina el Nuevo Amanecer brilla con gran intensidad, pero aún no hace el calor tan abrumador que caracteriza a esa zona de la región. Para los pobladores que no se percatan de los secuestros de las jóvenes siguen sin importarle lo que pasa en sus alrededores, pero para las jóvenes secuestradas solo es sufrimiento y desolación sin saber lo que realmente lo que les va a suceder a cada una de ellas.
Los ojos de Susana se abren con cierta dificultad debido al brillo que entra por la pequeña ventanilla de la habitación. Deja salir un largo suspiro.
Ella se despereza y sonríe al recordar una terrible pesadilla.
—¡Que sueño tan horrible! — exclamó aun adormilada en medio de la pequeña habitación.
Sus ojos recorrieron aquella habitación que no conocía y fue cuando comprendió que aquel sueño era sólo su triste realidad. Trago el nudo de lágrimas que se le formó en su garganta y se negó a llorar.
—Con llorar no saco nada— se dijo en voz alta para consolarse.
Su lengua lamió sus labios que están resecos y tiene un sabor amargo en la boca por causa de la dosis de la droga que la puso a dormir. Suspiro y con dificultad trató de sentarse en la cama y al intentar levantarse se lastimó la mano que estaba sujeta a una esposa y está en la barra de la cama. Ella trata de encontrar algún recuerdo de cómo llegó a esa cama.
Mira, pero no lograba ver nada por la posición incómoda en la que se encuentra, su mano sujeta en un barra sobre un borde de cama, le impide incorporarse. El dolor le atusa el brazo por el nuevo intento de levantarse.
— ¡Oye! — un grito alto y fuerte llamar la atención de Leo— ¡Oye secuestrador de pacotilla! — grita aún con más fuerza— imbécil — no pasa nada.
Ella se concentra en agudizar el oído para ver si puede escuchar algo, pero todo es silencio, un silencio que le causa escalofríos.
Ella deja caer la cabeza y suspira.
—Tengo que ser fuerte— se dice.
Los sonidos a lo lejos de la brisa meciendo los árboles es tranquilizador, sus nervios están al borde del colapso. El cantar de muchas aves, le indicaba que estaban en un lugar abierto, muy posible en el campo.
—«Tengo que escapar»— piensa la joven mirando el techo de la casa rodante.
Susana con la idea fija de escapar, mira el lugar donde yacía acostada. Sus ojos miel recorren las paredes y la estancia de la casa rodante y que además es algo vieja y desgastada. A uno de los lados tiene una ventana y debajo de ella algo que parecía una cocina, no podía ver bien desde donde ella se halla.
Mientras miraba el techo ideó un plan para escapar haría hasta lo imposible de salir de ese tremendo lío en el que se había metido.
— «¡No me podrán detener!»– pensaba convencida que eso era lo que ella debía hacer.
Un ruido la alertó y se quedó inmóvil expectante.
Leo llegó y la vio que estaba despierta. La contempló en silencio, pero no dijo nada. Se acercó a ella y le quitó las esposas y sin maltratarla la levantó de la cama y la llevó a las afueras del vehículo y volvió a esposarla, a una cadena que estaba en un árbol. A un lado también había un pequeño taburete de lona.
Ella miraba concentrada las esposas y la cadena y comenzó a jalonear y buscar alguna debilidad para poder escapar.
Él la miraba en silencio y veía como ella trataba de soltarse. Sonrió al ver el espíritu combativo de la mujer.
— ¡Te vas a lastimar! — la sacó de sus pensamientos.
Ella se sobresaltó al oírlo y lo miró con furia.
—Si no quiere que me lastime, entonces suéltame— lo miro con cara suplicante y humilde – no soy un animal para que me mantengas amarrada.
Él dejó salir el aire de los pulmones. No le gustaba cuando las cosas se le complicaron y este era uno de esos asuntos.
Complicado.
—Ya te dije que no puedo— rezongo de mala gana.
Ella lo desafió con la mirada.
— ¡Si puedes, tú eres el jefe! — le grito, porque recordó como lastimó al compañero e impartía órdenes y ellos le obedecían hasta con miedo. Ella vio el terror en los ojos del regordete hombre llamado P**e.
Él escondió una sonrisa al ver la seguridad de la mujercilla, no se le veían rastros de temor. Ella verdaderamente era muy valiente, era toda una guerrera.
—Ten calma— suspiró acomodándose él en una silla que estaba cerca al casa rodante — pronto todo terminara.
Ella meditaba las palabras que él le decía y esto la llenaba de más temor.
—Terminará para ti— lo miro desafiante — porque te deshaces de la mercancía — dijo de manera irónica.
Él se molestó al oírla.
— ¡Ah! — se levantó con malhumor y caminó hacia ella — ¡Cállate! No sabes lo que está pasando — terminó de hablar se giró y se fue a la casa rodante.
Ella apretó la boca e ideó un plan de escape.
—Ay, ay, ay— dijo con el rostro marcado por el dolor — su mano se tornó morada— me duele mucho, voy a perder la mano y no vas a tener la mercancía en buen estado.
Él la miró y frunció el ceño. La mujer era exasperante y estaba dispuesta a darle problemas.
—Ay, ay, ay, — volvió a lloriquear. En sus mejillas rodaron las lágrimas — ayúdame, me duele mucho.
Él la observó con seriedad y vio su mano, ladeó la cabeza como si sacaras conclusiones y dedujo que la chica lo estaba engañando. Así que vería hasta donde ella sería capaz de desafiarlo.
—Te voy a soltar, para que descanses — sus ojos marrones la miraron fijamente, y puso su mano en la pistola que tenía en el cinto— pero si tratas de escapar, ya sabes que te mato— la amenazó.
Ella lo miró con los ojos llorosos y fingió lo mejor que pudo.
Él con cuidado soltó las esposas y estaba atento a cualquier movimiento de ella.
Ella se masajeó su mano con cuidado sin dejar de llorar. Como si el destino estuviera de su parte se escuchó un sonido que llamó la atención de él y rápidamente se viró para buscar el sonido. Ella aprovechó aquel descuido de parte de él y rápidamente se agachó y tomó un puñado de tierra y se lo arrojó a los ojos y comenzó a correr.
— ¡Maldición! — exclamó el hombre y se llevó las manos a la cara y comenzó a limpiar la suciedad que lastimaba sus ojos.
Ella al verlo ciego no perdió tiempo y comenzó a correr y abría paso por aquel espeso bosque, sus ojos no lograban ver nada. Sus pasos eran torpes, aun con el somnífero en su torrente sanguíneo, la hacía lenta.
— ¡Maldición! ¡Me la vas a pagar pequeñeja cuando te atrape! — Volvió a mascullar furioso mientras que sus manos limpiaban su cara.
Ella en medio de su huida alcanzó a escucharlo, pero eso no le importó pues se abría paso entre los matorrales sin importarle que las púas de las ramas la hieran. El pantalón se convirtió en su mayor enemigo, por ser tan grande se le caía enredándose en las piernas y quitándole velocidad y agilidad. Ella con una mano lo sostenía por un lado y con la otra abría camino.
Jadeando y con la garganta seca llegó a una pendiente y se detuvo por unos instantes.
— ¡Lo puedo lograr! — murmuró con un atisbo de esperanza.
Leo analizaba a la joven que lloraba delante de él por el dolor en sus manos. Sus ojos cayeron sobre las manos atadas a la cadena y estaba algo amoratada.- «Si la suelto lo más seguro que tratara de escapar»- meditaba mientras miraba las manos de la joven - «Este pequeño monstruo tiene mucho brío y hará hasta lo imposible para escapar»- Leo no dejaba de mirar aquella mujer que lloraba como una niñita.—Te voy a soltar, para que descanses un poco tus manos — sus ojos marrones la miraron fijamente, y puso su mano en la pistola que tenía en el cinto, sabía de antemano que se iba a arrepentir por tomar la decisión que de soltarla — pero si tratas de escapar, ya sabes que te mato— la amenazó.Él la soltó, pero en esos momento escucho un ruido y por estar alerta se distrajo por unos segundos, lo que aprovechó la joven cautiv
Después del altercado con el delincuente llamado Leo la joven se mantuvo calmada, debía darle a entender a él que ella había desistido de su huida. Estuvo analizando los movimientos del hombre y cayó en cuenta que el auto solo se movía durante la noche. Tal vez para no llamar la atención de ningún policía.Susana solo pensaba en como escapar. Y sus pensamientos estaban dirigidos a la preocupación de sus padres. La tristeza y la desazón de que ellos debería estar buscándola por todas partes o que estaría escondida con alguna amiga, pero nunca se imaginaron que ella sería vendida en las próximas horas como una prostituta o tal vez algo peor.Ahora arrepentida por su desfachatez y rebeldía que solo logro fue dañarse a sí misma— «¿Que estaría pensando su novio Richard?»— se preguntaba mientr
Un hombre taciturno y concentrado va en su auto viajando. Él se ha forjado en la dureza de la vida y esta lo ha llenado de golpe. Golpes que lo han hecho fuerte y muy decidido. Sus ojos no se apartan de la carretera que va saliendo de Nuevo horizonte hacia el lugar donde él la cual le gusta y que tiene días que no ha podido estar.Leo manejo durante horas, es necesario mantener el bajo perfil y evitar sospechas o cuestionamiento Entre menos sepa de él es mejor.El campamento donde escondía a Susana estaba a más de tres horas de camino al lugar donde él se dirigía. Manejo en un total silencio, porque sus pensamientos están en la mujer que dejó al cuidado de cómplice Pepe.Él es desconfiado por naturaleza, y no le gustaba dejar su trabajo tirado ni a medias es demasiado responsable, pero el asunto que tiene pendiente lo obligaba a salir de su escondite y tal vez ponerse en riesgo d
Marcos observaba con detenimiento la mujer que tenía frente a él. Ella no era cualquier mujer ni cualquier policía. era una mujer que tenía muy desarrollada sus capacidades tenía una perseverancia daban frutos en su carrera, lo que la hacía sagaz para entender situaciones entre líneas.Su mirada fría y calculadora se convertía en esos momentos en un escáner, tratando de leer las extrañas reacciones que él en esos momentos había realizado por perder el control.así que se acercó con una enorme sonrisa en el rostro a ella que lo analizaba en silencio.— ¡Solo es una expresión, amor! — dijo besándola.Él comprendió su error monumental delante la policía. Ella lo podría descubrir y entonces estaría perdido. Por eso disimuló besándola de manera apasionada.Ella sus
La mañana llegó y el trinar de los pájaros llenó el lugar dándole la bienvenida al nuevo día. Dentro de la casa rodante que está ubicada en un pequeño claro todo está en total silencio.Desde muy temprano Leo se levantó preocupado y preparó café y espera con paciencia que la joven que está aún dormida despierte para poder atender aquel golpe que tiene en la cara. Un rostro que no debía ser mancillado ni maltratado, algo que les va a salir muy caro a ambos delincuentes. Esa banda se caracteriza por buscar jóvenes hermosas y exóticas para hacer diferentes negocios en el mercado negro.Los ojos de aquel hombre viran para ver aquel cuerpo que yace aun dormido.Dejó escapar un suspiro de frustración.En la cama Susana aun con el somnífero circulando en el torrente sanguíneo va despertando muy lento. El medicamento l
Ambos se encontraban sentados en un claro en medio de un frondoso bosque, rodeado de la espesura de árboles y matorrales. El silencio del lugar era interrumpido por el cantar de los pájaros y el brillo del sol iluminaba de manera esplendorosa todo el lugar. La belleza del lugar en otras circunstancias sería un paraíso, hermoso, romántico y maravilloso.Él ahí parecía tan tranquilo en medio de la nada.Susana lo miraba detenidamente. Físicamente, él era un hombre muy atractivo su cabello rizado negro, en rollitos caían sin ningún orden sobre sus hombros. Su piel bastante morena, sus ojos cafés bordeados por unas largas pestañas y su rostro tenía una barba en forma de candado. No se cansaba de mirarlo y de desearlo.Ella suspiró bajando la mirada con tristeza, él en ese momento se acercó y se puso delante
Ambos se encontraban sentados en un claro en medio de un frondoso bosque, rodeado de la espesura de árboles y matorrales. El silencio del lugar era interrumpido por el cantar de los pájaros y el brillo del sol iluminaba de manera esplendorosa todo el lugar. La belleza del lugar en otras circunstancias sería un paraíso, hermoso, romántico y maravilloso. Él ahí parecía tan tranquilo en medio de la nada. Susana lo miraba detenidamente. Físicamente, él era un hombre muy atractivo su cabello rizado negro, en rollitos caían sin ningún orden sobre sus hombros. Su piel bastante morena, sus ojos cafés bordeados por unas largas pestañas y su rostro tenía una barba en forma de candado. No se cansaba de mirarlo y de desearlo. Ella suspiró bajando la mirada con tristeza, él en ese momento se acercó y se puso delante de ella. Con su mirada recorría su cuerpo que ahora lo tenía muy cerca, pudo ver sus piernas que se podían ver atr
Ambos se encontraban sentados en un claro en medio de un frondoso bosque, rodeado de la espesura de árboles y matorrales. El silencio del lugar era interrumpido por el cantar de los pájaros y el brillo del sol iluminaba de manera esplendorosa todo el lugar. La belleza del lugar en otras circunstancias sería un paraíso, hermoso, romántico y maravilloso.Él ahí parecía tan tranquilo en medio de la nada.Susana lo miraba detenidamente. Físicamente, él era un hombre muy atractivo su cabello rizado negro, en rollitos caían sin ningún orden sobre sus hombros. Su piel bastante morena, sus ojos cafés bordeados por unas largas pestañas y su rostro tenía una barba en forma de candado. No se cansaba de mirarlo y de desearlo.Ella suspiró bajando la mirada con tristeza, él en ese momento se acercó y se puso delante