Capítulo 810
Una vez regresó apresurado al barco de guerra, Clara estaba ardiendo de fiebre, su cuerpo claramente abrasador, pero murmuraba en voz baja que sentía frío.

El médico militar estaba nervioso. —Comandante, ya he medicado a la señorita Suárez, pero ella es muy especial. Si la fiebre persiste, es peligroso.

Afortunadamente, los recursos médicos en el barco de guerra eran abundantes. Diego se quedó a su lado, esperando a que su fiebre disminuyera.

Aún no amanecía, el exterior estaba gris y el rugido del mar resonaba claramente.

Diego se acurrucó junto a Clara, mirándola con ternura en los ojos.

Durante este tiempo, aunque habían estado juntos día y noche, siempre tenía que fingir ser otra persona, incluso evitaba mirarla directamente, lo que había despertado las sospechas de Clara en varias ocasiones.

Afortunadamente, tenía una gran resistencia mental, lo que le permitía engañar a todos.

Con suavidad, extendió los dedos y acarició el tranquilo rostro de Clara. Su piel seguía siendo suave, p
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