Capítulo 241
Sorprendentemente, Diego no estalló en furia, sino que arrojó el cigarrillo que sostenía en su mano.

Clara se dispuso a marcharse, y él no la detuvo. Su voz sonó suave y melancólica: —Clara, mejor no me engañes.

Él la observó fijamente mientras se alejaba, pensando que regresaría. Pero Clara ni siquiera volvió la cabeza.

El viento sopló y se llevó la última chispa del cigarrillo, mientras que Clara ya se había desvanecido en el tejado.

Diego alzó la vista hacia el cielo estrellado, oculto tras capas de nubes, apenas podía distinguir una o dos estrellas.

¿Cuál podría ser el propósito oculto de Clara?

Recordó las palabras de ese día: ¿Si Violeta no fue asesinada por Quirino, quién pudo ser?

—Jefe López, la señora ha estado ausente un rato. —Fernando, como una sombra, apareció en la oscuridad.

Diego suspiró profundamente: —Fernando, quiero investigar nuevamente el caso de Violeta.

—¿Es por la señora? —Fernando no entendía, ya que el asunto estaba claramente resuelto, especialmente porque
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