Clara asintió con la cabeza. —Sí, en este momento tampoco tengo ninguna evidencia, es solo que esa persona es demasiado astuta. Solo quiero recordarte que no dejes pasar ninguna posibilidad y saques a Natalia lo antes posible, así todo se resolverá.

—Doctora, lo tendré en cuenta.

Suriel miró sus propias piernas. —¿Cuándo podremos hacer la cirugía?

En estos días, Clara le hacía acupuntura y le daba medicamentos a diario, y él sentía que se estaba convirtiendo en un frasco de medicinas.

Clara, al ver que estaba muy ansioso, dijo: —Bueno, originalmente quería esperar hasta que tu cuerpo estuviera en la mejor condición posible para hacer la cirugía, pero ya que estás tan impaciente, haré la cirugía antes. Así, incluso si surgen problemas en el futuro, tendrás la capacidad de defenderte.

—¿De verdad? ¿Doctora, puedo ponerme en pie?

—Sí, hace tiempo que le pedí a Simón que preparara el quirófano. Esta cirugía debe mantenerse en secreto, incluso de tío Leal.

—¡Está bien! Haré todo lo que diga