Capítulo 1349
En ese momento, Isolda la miró como si estuviera viendo a un extraño, incluso a un enemigo.

¿Cómo era posible que su madre, quien la amaba tanto, la mirara con tanta frialdad?

Mónica habló incrédula: —Mamá, ¿qué estás diciendo?

Isolda, sin molestarse en responder, se disponía a irse. Mónica, al ver que se iba, rápidamente dijo: —Mamá, tengo mucha hambre.

—Una persona tan malvada como tú, mereces morir de hambre.

Isolda se fue apresuradamente con el plato, no volvió a su habitación ni fue al estudio de Alfonso. ¿Para quién había preparado esa comida?

Mónica comenzó a entrar en pánico y trató de salir. Había más personas afuera y, con las órdenes de Eduardo, nadie la mimaría como antes.

—Señorita, lo siento, no puede salir en este momento.

Al ver la nieve afuera, Mónica sintió que algo estaba cambiando y se puso muy nerviosa.

Isolda llevó el plato humeante de arroz con mariscos frente a Pera y dijo: —Come mientras está caliente. A partir de ahora, mamá se encargará de tus comidas. Mamá t
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